Bajo la inspiración y formación en los órganos de la seguridad del Estado de la extinta Unión Soviética, los servicios de Inteligencia de Cuba lograron mantener al gobierno de Fidel Castro a flote durante 52 años, enfrentando operaciones militares, paramilitares, guerra sicológica, sabotajes, embargo del gobierno de Estados Unidos, así como a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y las organizaciones de exiliados radicadas en ese país.

Desde las medidas de supresión del abastecimiento de petróleo y la cuota azucarera; la invasión militar de Playa Girón; la promoción y apoyo a grupos paramilitares; la guerra propagandística de Tv y Radio Martí, todo el esfuerzo desarrollado por el gobierno más poderoso de la tierra se ha estrellado contra el escudo de la Inteligencia y Contrainteligencia cubanas.

Aníbal Riera Escalante, con 25 años forjado como oficial de la Dirección de Inteligencia (DI) de Cuba participó en las operaciones de penetración y reclutamiento de agentes de la Agencia Central de Inteligencia estadunidense (CIA, por su sigla en inglés) en las ciudades de Madrid, Luanda, Maputo, Georgetown, Lima, Montevideo, Río de Janeiro, La Paz, Managua, Tokio y México.

De las operaciones de la Estación de la CIA en México durante la Guerra Sucia, el exespía da a conocer los nombres y seudónimos de los agentes de la CIA cooptados por la Inteligencia cubana y de los topos infiltrados en la Agencia entre 1973 y 1993.

Riera se inició en 1973 en Cuba como oficial analista de las actividades de la CIA en México, en el Buró de Información y Análisis del entonces Departamento de Contrainteligencia Exterior de la Dirección General de Inteligencia (DGI), que en 1989 se llamó Dirección de Inteligencia. “Toda la información que obtenía la DGI sobre la CIA en México llegaba a mis manos, así como la información que enviaban las inteligencias amigas: la KGB [Comité para la Seguridad del Estado ruso], la checa y la alemana”, recuerda.

Señala que entre 1974 y 1975 analizó en los archivos de las inteligencias amigas la información sobre las operaciones en los países donde trabajó Phillip Agee y específicamente en México. Agee, exoficial de la CIA y agente de la Dirección de Inteligencia de Cuba, fallecido en 2008, escribió el libro Inside the company, diary of CIA (Dentro de la compañía: diario de la CIA), en el que aportó información invaluable sobre la estructura y funcionamiento de la CIA en México.

Con la información obtenida, dice, actualizaba periódicamente la Estación de la CIA en México, principalmente su estructura, funciones y personal que componía cada uno de los grupos de trabajo, así como sus medios y métodos, los oficiales y la distribución de las oficinas del quinto piso de la embajada estadunidense, donde se ubicaba la Estación CIA México.

A fines de 1973 disminuyó la presión de la CIA contra la embajada y el Centro de Inteligencia cubana en México, compuesto por seis oficiales y un clavista (encargado de cifrar los mensajes), pero 3 años después el trabajo contra la CIA en México tuvo la máxima prioridad por la Inteligencia cubana, a través de su Centro Legal.

“Entre 1976 y 1977 realicé la evaluación del primer agente de juego operativo en México, con seudónimo Aquiles II, como parte de la elaboración de la metodología del programa de penetración y reclutamiento de agentes de la CIA, denominado Juegos Operativos (agentes dobles). En 1978 laboré como oficial operativo y después como jefe del Grupo CIA México contra la Estación y la embajada de Estados Unidos hasta 1993. Durante los últimos 8 años (1985-1993) fui jefe del Grupo CIA México.

La Estación CIA era una de las mayores del mundo, dice el exagente, actualmente exiliado en España desde 2011. Detecté a 53 elementos que operaban en México, entre oficiales operativos, oficiales de informes, secretarias y personal de comunicaciones, sin incluir a los oficiales bajo cubierta no oficial, denominados en el argot de la agencia: NOC (Non Oficial Cover). Su presupuesto llegaba a varios millones de dólares.

Por la misma fecha, agrega, la Estación de la CIA en México había desarrollado una gran penetración y control sobre la Dirección Federal de Seguridad (DFS), al mismo tiempo, su propio operativo de vigilancia y chequeo visual sobre sus objetivos, básicamente exoficiales de los servicios de seguridad mexicanos.

En contrapartida, el Centro Legal de Cuba desarrolló la penetración a la Embajada de Estados Unidos mediante el control, la identificación, el estudio y las operaciones de reclutamiento a los oficiales de la CIA asignados a México.

Aspectos principales de este control eran la fotografía de todos los pasajeros que viajaban a Cuba; la vigilancia visual, penetración técnica y chequeo telefónico sobre la Embajada. Ya en 1973, el control sobre los pasajeros hacia y desde Cuba no se hacía tan abierto tomándoles fotos, pero continuaba a través de las operaciones de coordinación de la Estación de la CIA con la DFS, y mediante sus propios agentes que les suministraban los listados de viajeros.

Desde su posición en la Dirección de Inteligencia en La Habana en la década de 1970, Aníbal supo años que Fernando Gutiérrez Barrios jugó un papel determinante en la liberación de Fidel Castro cuando fue detenido en México en 1956 durante su entrenamiento militar para partir en la expedición del yate Granma. “Hace unos años conocí los detalles de esa operación de Gutiérrez Barrios y del inicio de su relación como informante de Fidel Castro. Así se revela en un libro editado por la Oficina del Consejo de Estado de Cuba, [publicado] después de su muerte, en octubre de 2000”, afirma.

En 1956, siendo el jefe de la sección de la DFS encargada de perseguir a Fidel Castro, Gutiérrez Barrios cambió su posición de perseguidor por la de informante, siendo reclutado por Fidel Castro como un valioso agente.

Durante los últimos meses de vida de Fernando Gutiérrez Barrios, siendo senador por Veracruz, salieron a la luz pública las revelaciones del exespía cubano Jorge Masetti, quien recuerda que “el sabueso del sistema” protegió y avaló las operaciones clandestinas de Cuba en México y cerró los ojos a cuanta acción realizaban durante el gobierno de Luis Echeverría.

En otra de sus facetas, los exguerrilleros sudamericanos recuerdan a Gutiérrez Barrios con cariño, porque evitó que los escuadrones de la muerte de las dictaduras del Cono Sur concretaran planes de ejecución contra varios de ellos. Y, en otros casos, intervino para evitar que fueran a la cárcel.

Durante años, continúa, Gutiérrez Barrios fue uno de los contactos principales de la Estación de la CIA en México, amigo de los jefes de la agencia desde la década de 1970; protector de otros, como Edward Palmer, quien al retirarse de México fundó una agencia de protección de personalidades en el Continente; y socio de otros, como Lawrence Sternfield, con quien creó una empresa de agronegocios.

El escritor cubano Luis Báez, vertió en su libro El mérito es vivir declaraciones del oficial de la CIA John Mac Meckples Spiritto, quien estuvo después infiltrado en el Ejército Rebelde y, al triunfo de la Revolución en 1959, participó en la oposición armada; fue detenido por la seguridad, cumplió 20 años de cárcel, se casó y se estableció en Cuba. Posteriormente regresó a Estados Unidos a finales de la década de 1980.

Mac Meckples, nacido en Los Angeles y de padres sicilianos, relató a Báez que durante su seguimiento a Fidel Castro en México, la CIA mantuvo “amplia y estrecha colaboración” con el coronel Leandro Castillo Villegas, director de la Federal de Seguridad (1952-1958); con el subdirector Gilberto Suárez Torres, y con los jefes de grupo Luis Bazet Marín y Fausto Morales Suárez.

Mac Meckples, políglota enrolado en la CIA desde 1946, dijo que la fuga de Castro y su grupo de México “es algo que nunca nos pudimos explicar”. Interrogado por Báez sobre la reacción de sus jefes señaló: “‘Me imagino que se encabronaron. Según esta versión, Gutiérrez Barrios estaba actuando a espaldas de sus jefes y de la CIA. ¿A quién respondía, si no a su acuerdo con el coronel Leandro Castillo Villegas, titular de la DFS?, cuestiona Riera Escalante.

La CIA utilizaba básicamente el reclutamiento sobre la base económica con algunos elementos de compromiso afectivo, utilizando relaciones familiares en Estados Unidos, pero la base fundamental era el reclutamiento económico.

La Inteligencia tiene dos aspectos: la inteligencia humana y la técnica. El defecto básico de la CIA está en la primera, es decir, el reclutamiento de relaciones, es decir, la formación de los oficiales y su capacidad para interpretar y conocer la idiosincrasia, las características y las costumbres de un país determinado.

En el caso del 11 de septiembre de 2001, la CIA reveló su ineficacia al no penetrar a los grupos terroristas para impedir un hecho de esa magnitud, y eso constituye una deficiencia fundamental en un servicio de Inteligencia, que ocasionó la reestructuración total de la Agencia y el despido de su jefe de Contrainteligencia.

“A través del reclutamiento de agentes dobles, es decir, de agentes de la Inteligencia cubana que estaban en contacto con la CIA, conocíamos qué planes tenían, y a veces nos enterábamos de a quiénes iban a reclutar. Nos adelantábamos en reclutarlos antes que ellos, sobre todo a mexicanos en las diferentes esferas e instituciones del gobierno para obtener la información que sirviera a los fines de la política exterior y la protección del gobierno de Cuba.

“El reclutamiento de agentes en México se facilitaba porque en el marco legal la figura del espionaje no está claramente delimitada. Un delito de espionaje en México prácticamente no se puede configurar. El peligro de una condena alta por espionaje prácticamente no existe. Lo que puede disuadir a alguien para trabajar para un servicio de Inteligencia extranjero es la sanción que conlleve.

“Existe también la figura de oficiales ilegales, similares a los cinco oficiales encarcelados en los Estados Unidos pertenecientes a la red Avispa [recién liberados por los acuerdos tomados entre Cuba y Estados Unidos], de los que seguramente había varios ubicados en México, pero yo no los había atendido ni los conocía.

“Los oficiales ilegales se denominan así porque actúan con una falsa identidad, generalmente no son de nacionalidad cubana, sino de países latinoamericanos; son entrenados cuidadosamente para que interpreten su nuevo papel: dominar su falsa biografía, su vida o fachada, para esconder su personalidad real.”

La CIA y el movimiento estudiantil de 1968

—¿Cuáles fueron las operaciones de la CIA en el movimiento de 1968 en México?

—La CIA operaba a través del programa denominado Litempo 14, cuando Luis Echeverría Álvarez era “agente de confianza” y no “contacto de enlace” de la Estación, según la información secreta entregada por Agee que no fue publicada en su libro. Tuve la tarea de discutir con Agee el cambio de categoría de Echeverría de agente a “contacto de enlace”, disminuyéndole su grado de relación operativa y subordinación a la Estación, lo cual fue ordenado por el entonces presidente Fidel Castro a través del exencargado de relaciones exteriores Carlos Rafael Rodríguez, para evitar problemas con Echeverría, quien había comenzado a mejorar sus relaciones con Cuba a mediados de la década de 1970.

“Tuve que vencer la resistencia de Agee, que sabía de la implicación y grave responsabilidad del presidente Echeverría y de la CIA en la matanza de los estudiantes en 1968, ya que se negaba a atenuar el grado de subordinación del entonces secretario de Gobernación con la Estación.

“Philip Agee estuvo asignado a la Estación en México poco antes de las Olimpiadas de 1968 con la fachada de Agregado Olímpico, y tuvo conocimiento del trabajo de la CIA con relación a las manifestaciones estudiantiles y las actividades represivas desarrolladas por el gobierno mexicano apoyadas por la Estación, parte de las cuales están contenidas en el libro del exoficial de la CIA y agente de la Dirección de Inteligencia de Cuba, fallecido en 2008, Inside the company, diary of CIA [Dentro de la compañía: diario de la CIA].

“El programa Litempo era atendido directamente por Winston Scott, jefe de la Estación de la CIA desde 1956, con la ayuda de Annie Goodpasture, oficial de caso. Incluía la atención como contactos y agentes a altas figuras del gobierno mexicano, como el presidente Gustavo Díaz Ordaz; el secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez; Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la Dirección Federal de Seguridad y Luis de la Barreda Moreno, entre otros.

“Dentro de las Operaciones de Enlace, el programa incluía actividades de apoyo operativo a las Fuerzas de seguridad civil mexicanas para fines de intercambio de inteligencia; operaciones conjuntas y mejoramiento de las funciones de recolección de inteligencia y de seguridad pública. En las operaciones conjuntas con las Fuerzas de seguridad mexicanas se incluían el control de viajes, escuchas telefónicas y la acción represiva.”

—¿A qué se refiere con la colaboración la “acción represiva” como parte de las operaciones conjuntas con los agentes mexicanos?

—El objetivo de la CIA con la penetración de los servicios de seguridad y policiales y simultáneamente las operaciones de Liaison (Enlace) es obtener información sobre los partidos y movimientos de izquierda para neutralizarlos e impedir que se conviertan en una alternativa de gobierno. Esto se concretaba en el suministro de información recolectada por sus agentes de penetración para apoyar a los servicios locales de seguridad en la persecución y encarcelamiento de los opositores al gobierno. De esta manera aumentaban la eficacia de la policía local en la represión. Además, el asesoramiento en interrogatorios y torturas.

“Los recientes informes de la Comisión de Inteligencia del Senado, sobre las torturas en las cárceles de Irak y en otros países, como dato de interés, debo destacar que uno de los objetivos de reclutamiento era el oficial Brant Bassett, Violín.

“Como resultado de la Operación Lupa obtuvimos una carta de amor de Bassett a su amigo Dusty Foggo, que llegaría a ser el encargado de la construcción de las cárceles secretas en Europa, después de 2001, para interrogar y torturar a los acusados de terrorismo. Dusty Foggo estuvo involucrado en un caso de corrupción por el que cumplió prisión y hace poco salió en libertad. Llegó a ser el jefe de Operaciones de la CIA.”

—¿Qué oficiales de la CIA México y de la Embajada eran los responsables de operar con los agentes mexicanos infiltrados en el gobierno?

—Winston Scott, primer jefe de Estación que llegó a México en 1956 y se mantuvo un tiempo inusual de 13 años; Winston M Scott, 1968-1969; James B Noland, 1969-1971; John R Horton, 1971-1974; Richard A Sampson, 1974-1975 y de 1975 a 1977; Thomas Polgar, 1977-1978; Lawrence M Sternfield, 1978-1980; Stewart D Burton, 1980-1982; Francis C Mcdonald, 1982-1985; Albert D Wedemeyer, 1985-1987; Thomas A Brunton, 1987-1989; James M Olson, 1989-1993; Morton M Palmer, 1993-1998 y 1998-2001; José A Rodríguez, 2001-2003; los demás no recuerdo sus nombres.

“Además Annie Goodpasture, asistente del jefe de Estación para el Programa Litempo. Robert Feldman quien era el encargado de la Operación Licobra para la penetración del PRI [Partido Revolucionario Institucional] y de la Secretaría de Relaciones Exteriores. También se encargaba de la penetración al Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales. Durante el gobierno de Echeverría puedo mencionar los siguientes: John R Horton, jefe de Estación, y entre los oficiales a Paul V Harwood, segundo jefe de Estación.

“Los oficiales encargados del trabajo contra Cuba en el periodo de 1968 a 2000 eran: Francis Sherry, Joe Piccolo, Daniel Flores, Gerald Jerry Peterson, Lane Nordholm, Richard Santos, Brant Bassett, Clayton L Cowart y Barry Thein.”

—¿Qué funcionarios de la Dirección Federal de Seguridad formaban parte de la CIA?

—Su jefe, Fernando Gutiérrez Barrios, quien se proyectaba amable con el gobierno cubano y hacía gala de su amistad con el presidente Fidel Castro; Miguel Nazar Haro, quien también dirigía a un grupo operativo paralelo, denominado Grupo 32, encargado de la penetración mediante reclutamiento de agentes a la Embajada cubana. Fernando Gutiérrez Barrios fue el perfecto equilibrista para dejar hacer a la CIA y a la DGI en México, sobre todo después de 1969. Fue un represor eficaz que logró frenar los movimientos de izquierda y liquidar los focos de guerrillas. Mantenía buenas relaciones con la CIA y con el gobierno cubano.

—¿Usted tuvo acceso a los archivos de la CIA sobre las organizaciones subversivas de México?

—Tuve conocimiento de prácticamente todas las informaciones brindadas por Philip Agee sobre las organizaciones subversivas de México, en el periodo en que él estuvo ubicado entre 1968 y 1969, como oficial de la Estación CIA, y que tenía acceso por su trabajo a las operaciones contra el Partido Comunista y otros partidos y organizaciones de izquierda, estudiantiles, sindicales.

—¿Qué participación tuvo la CIA en la lucha del régimen contra las organizaciones de izquierda y los grupos guerrilleros?

—La CIA, desde que inició sus operaciones en México y hasta 1993, tuvo un papel muy importante en la lucha para penetrar, controlar y reprimir a todos los objetivos que usted menciona. El papel fundamental de la CIA desde su fundación ha sido el de parar y destruir el ascenso de las organizaciones comunistas, socialistas, de izquierda y revolucionarias en todos sus matices. Asimismo, limitar y obstaculizar la influencia de los países socialistas hasta su desaparición y de la Revolución Cubana.

“El trabajo de la CIA era desarrollado mediante el reclutamiento e infiltración de agentes dentro de las organizaciones; las operaciones de acción política, propaganda y guerra sicológica dirigidas a crear divisiones y problemas para dificultar, dividir, debilitar o destruir a esas organizaciones. Lo realizaba mediante sus operaciones y de acuerdo al estado de sus relaciones con los servicios de seguridad locales, y el gobierno le informaba sobre los objetivos que consideraban debían ser reprimidos o eliminados.

“Dentro de las operaciones de apoyo estaba la operación conjunta de las escuchas telefónicas, denominado Lienvoy, que se realizaba en colaboración con la DFS, con capacidad para 40 líneas. La Estación de la CIA aportaba el equipo, la asistencia técnica, los correos y los transcriptores, mientras que los mexicanos realizaban los intercambios de las conexiones y mantenían los puestos de escucha. Además de controlar las líneas de las misiones diplomáticas comunistas y las de los grupos revolucionarios mexicanos.”

—¿Cómo operaba la CIA contra el Partido Comunista, otros partidos, organizaciones sindicales, estudiantiles? ¿Había agentes en estas organizaciones?

—Estos objetivos en la teoría operativa de la CIA son considerados objetivos enemigos y, por tanto, de trabajo de contrainteligencia. Trabajan de dos formas: penetrando las organizaciones mediante el reclutamiento o infiltración de agentes y a través del traslado de información a los servicios locales de seguridad para que sean perseguidos, detenidos o se realicen acciones de acción clandestina diversas, como campañas de desprestigio y de propaganda en sus modalidades enmarcadas en la denominada guerra sicológica.

“La CIA trabaja también a sus objetivos mediante las llamadas operaciones de apoyo: operaciones de instalación técnica microfónica, telefónica u otras, seguimientos, intercepción de correspondencia; y a partir del surgimiento de internet, como ha trascendido, el mundo está ante un espionaje masivo por parte de la NSA [Agencia de Seguridad Nacional estadunidense] y la CIA, y otros servicios de inteligencia y contrainteligencia.”

—¿Qué relación tuvo la CIA con el Ejército Mexicano en la represión de 1968?

—Winston Scott, entonces jefe de Estación, mantenía una estrecha relación con los servicios de Inteligencia del Ejército Mexicano.

—¿El Ejército y la Marina mexicanos estaban infiltrados por la CIA?

—Probablemente por la Agencia de Inteligencia de la Defensa.

El Grupo 32 de Nazar Haro

En la década de 1970, relata Aníbal en sus memorias, se logró penetrar al denominado Grupo 32 de la CIA, que estaba subordinado a Miguel Nazar Haro, quien después pasaría a ser jefe de la Brigada Blanca, encargada de la represión durante la Guerra Sucia. Este grupo clandestino realizaba diferentes operaciones de interés para la CIA, como vigilancia, chequeo visual, reclutamiento y dirección de agentes contra las embajadas de los países socialistas.

En la Brigada Blanca ingresaría por esos años José Luis Valles, quien después sería jefe de Contrainteligencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), que se encargaría del secuestro de Riera Escalante en México en 2000, “por orden de Fidel Castro, a solicitud de Fernando Gutiérrez Barrios”, para deportarlo a Cuba donde estuvo preso varios años.

—¿Qué papel desempeñó Nazar Haro al frente del Grupo 32?

—La DGI no tenía entre sus objetivos de penetración a la Dirección Federal de Seguridad por orden expresa de Fidel Castro, debido a sus buenas relaciones con Fernando Gutiérrez Barrios. Tampoco tenía como objetivo al Cisen. Por ese motivo la información sobre la DFS era muy limitada.

“Sin embargo, en 1976 la Inteligencia cubana en México reclutó a Robert (su nombre real no lo recuerdo), miembro del llamado Grupo 32, cuyo expediente se lo pasamos a Pavel Yatzcov, asesor del Departamento de Contrainteligencia de la KGB en el Departamento Q-1 de la DGI Cuba, ya que ellos estaban muy interesados en trabajarlo.

“El agente Robert fue reclutado sobre la base de pagos en efectivo. Aportó información sobre el modus operandi, los objetivos y los integrantes del Grupo 32. Incluso en su expediente yo vi una foto de dicho grupo encabezado por Nazar Haro.

“De uno de sus integrantes, de apellido Espadas, comprobamos que tenía relación de trabajo con el oficial de la CIA Donal Paton, quien llevaba muchos años en México, encargado de las operaciones de apoyo Liaison de la Estación con la DFS y otros servicios policiales. En 1978, que fue cuando tuve acceso al expediente, no se encontraba activo y se le trasladó al asesor soviético coronel Pavel Yatzcov, de la KGB, quienes lo trabajarían; no sé qué pasó después.

“El Grupo 32 tenía otro agente que vivía desde hacía varios años en la colonia Roma del Distrito Federal, un médico cubano que estaba dirigido a los médicos cubanos que viajaban a México para estudiarlos con vistas a su reclutamiento. Fue identificado como Efraín Taché Jalak (X-2). Se decidió realizar su ‘falso reclutamiento’ para desarrollar un doble juego, es decir, hacerle creer que confiábamos en él, cuando el propósito real era comprobar su condición de agente enemigo.

“A principios de 1978 me hice cargo del caso. Durante 6 años lo contactamos mediante el oficial encargado del trabajo contra la CIA, el cónsul Ciro Mantilla. Se comprobó que Taché tenía estructurado un sistema que cada vez que un médico cubano viajaba a México él lo atendía, le hacía regalos y lo estudiaba. Se acordó que debía entregarnos los informes de estas relaciones. Taché no fue enjuiciado por espionaje, se le dejó regresar a México y se le impuso la obligación de informar una vez al mes de cualquier contacto con cubanos y se le prohibió viajar a Cuba por 2 años. En 1986, estando yo de cónsul en México, se le autorizó a seguir viajando a Cuba y cesó la exigencia de informar sobre sus relaciones.”

—¿A qué agentes mexicanos reclutó usted para infiltrar a la Estación CIA México?

—Entre los agentes mexicanos y de otros países que recluté figuran:

“Juan Aldama Muciño, seudónimo Buzo. Propuse su reclutamiento siendo jefe del Grupo CIA México, se desarrolló exitosamente y lo atendí como juego operativo [agente doble]. Fue reclutado por la oficial de la CIA, Lane Nordholm y contra ella dirigimos una operación para su reclutamiento, entre 1986 y 1987.

“Linda Vrom, Laura, ciudadana estadunidense. La introdujimos dentro de la Embajada como profesora de aerobics, dirigida como agente de acceso contra oficiales CIA y en especial en la caracterización de las oficiales CIA Brooke Brummitt y Kathleen Blevins.

“Arturo Durán, Duarte, empleado de Mail Room de la Embajada de Estados Unidos. A través de él desarrollamos la Operación Lupa. Extrajo cerca de 2 mil cartas de oficiales de la CIA. Su papel fue vital para comprobar la información para intentar el reclutamiento del oficial de la CIA Brant Bassett, Violín, y Brooke Brummitt, secretaria de Richard Kitchen, el segundo jefe de la Estación CIA que atendía el trabajo contra Cuba.

“Librado Luna, seudónimo Baconao, empleado de la Oficina de Servicios Generales.

“Rodimiro Camacho Bárcenas, F-246, empleado de la Oficina de Seguridad. Había sido reclutado con anterioridad, lo contacté en 1986 pero se negó. Era empleado mexicano de la Oficina de Seguridad de la Embajada, encargado del procesamiento del personal mexicano que se contrataba, así como de las investigaciones en coordinación con las diferentes policías y servicios de seguridad mexicanos. Fue reclutado a fines de la década de 1970. Proporcionó información sobre el funcionamiento de la Oficina de Seguridad de la Embajada y sus vínculos con la seguridad mexicana. Después se interrumpió el contacto. A mi llegada a México en 1986 realicé un nuevo acercamiento pero él se negó. Según supe después, por información de Barry Thein, oficial de la CIA con el que estuve en contacto en México, en 2000 fue despedido de la Embajada al comprobarse sus vínculos con la Inteligencia cubana; lo cual consta en una resolución del Congreso de la Unión que aprueba las altas y bajas de empleados mexicanos en las embajadas.

“Evangelina Mendizábal, ministra consejera de la Embajada de Guatemala, con quien establecí una relación de confianza. Ella era lo que en los términos de la DI se denomina Relación de Confianza, una persona que por razones ideológicas coopera con brindar la información política que le solicitamos sobre su país. Era el periodo en que gobernaba Vinicio Cerezo [en Guatemala], la información que nos proporcionaba era respecto a la situación del gobierno respecto a la URNG [Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca]. En ausencia del embajador ella se quedaba al frente por tener el rango de ministra consejera.

“El embajador Roberto Rodríguez Hernández, actual cónsul general de México en Phoenix, Arizona. Fue secretario particular del subsecretario de Relaciones Exteriores, lo atendía como Relación de Confianza. Proporcionaba información interna de la Secretaría sobre el personal de la Embajada de Estados Unidos que no aparecía en el directorio diplomático. Durante su estancia anterior en Budapest proporcionó información sobre el oficial de la CIA Brant Bassett.

“Julio Rochón Siri, Sirio, residente uruguayo en México. Lo recluté para dirigirlo en el acercamiento amoroso a la oficial analista de la Estación CIA, Berta, Kathlen Blevins en 1990 sobre base ideológica. Había sido miembro de la Juventud Comunista de Uruguay y había emigrado a México. Había tenido relaciones con Linda Vrom, agente Laura, de nacionalidad estadunidense.

“Fue dirigido a establecer relaciones amorosas con la oficial analista de alta categoría en la Estación CIA en México, Kathleen Blevins, Berta, a quien conocíamos desde 1972, cuando la identificó Philip Agee, P-103. Después se le puso el seudónimo Pont, cuando estaba ubicada en la Estación de la CIA en Chile, donde también era analista y elaboraba informes en los que se recopilaba lo obtenido a través de las diversas fuentes cuando se desarrollaban las operaciones para el derrocamiento del entonces presidente de Unidad Popular, Salvador Allende.

“El acercamiento a Kathleen lo realizamos en un conocido Bar de la Zona Rosa en la Ciudad México, donde acudían habitualmente mujeres y hombres solos a establecer relaciones. Coordinamos el ‘encuentro casual’, con Linda, para que llevara a Kathleen, de quien se había hecho amiga, por ser su profesora de aerobic en la Embajada. Sobre Kathleen conocíamos amplia información a través de Linda, incluso recuerdo que grabamos varias conversaciones de ella con Linda, en su apartamento. La información sobre la situación personal la comprobamos y ampliamos a través de sus cartas personales que obtuvimos a través de la Operación Lupa.

“Berta se enamoró de Sirio, quien en 1991 regresó a cumplir una nueva asignación en el Cuartel General de la CIA y mantuvo la relación con ella por correspondencia. La relación de Berta con Sirio, era una contravención de las reglas de la CIA por tener él la condición de comunista.

“José de Jesús Gutiérrez Mercado, L-107. Durante 8 años fue agente dentro de la oficina consular y de seguridad de la Embajada de Estados Unidos, de la cual fue separado y lo dirigimos a penetrar al Cisen a nivel de base. Lo dirigí en el reclutamiento de Arturo Durán a nombre del Cisen, es decir bajo tercera bandera, combinado con pago en efectivo. Después de iniciar su reclutamiento, lo concluí interpretando el papel de jefe de José en el Cisen.

“Sergio Renato Pineda Muñoz, Persa, jefe de la oficina de Prensa Latina en México en 1982-1983. Murió en 1994 en Perú en circunstancias sospechosas. El Centro tenía una opinión negativa de él, influida por información del oficial de la DGI Elías Sarraff (padre de Rolando Sarraff, el oficial de la DI reclutado por la CIA que fue liberado y enviado a Estados Unidos en diciembre pasado). Fue reclutado por la CIA cumpliendo la misión que le dimos desarrollándola exitosamente. Continuó después como jefe de PRELA en Brasil y Perú. No se descarta que la CIA lo haya descubierto como agente de la DI y lo haya eliminado, es una hipótesis que se debe investigar.

“Marta Solís Campos, Amalia, costarricense-mexicana, esposa del oficial de la DGI de apellido Sinobas. Periodista de la revista Siempre. Una magnífica y eficaz agente de juego operativo, su papel fue clave en el desarrollo de las operaciones de reclutamiento de los oficiales CIA Gerald J Peterson y Lane Nordholm, los cuales no se concluyeron exitosamente por otros motivos. Fue quemada por el mayor de la DGI Florentino Azpillaga, quien desertó en Viena a mediados de 1987.

“Pedro Monzón Barata, Aquiles II. Fue el primer juego operativo que se desarrolló en México, duró poco, fue mal preparado y dirigido; fue detectado por la CIA y se interrumpió la relación con él en 1975. Fue embajador de Cuba en Malasia y Australia. Es hermano de Mario Monzón Barata, Aquiles, oficial de la DGI expulsado de la misión en la Organización de las Naciones Unidas en 1982 por violar leyes del embargo, y quien murió de un ataque al corazón.

“Iván Puri, Caney, consejero comercial de la Embajada de Cuba en México entre 1980-1983. Era un agente de juego operativo, es decir, trabajaba para la CIA cumpliendo órdenes de la DGI. Obtuvo información de gran valor sobre los intereses informativos de la CIA. Fue atendido en el Centro Principal en La Habana por Florentino Azpillaga, oficial de la DGI que desertó en 1987. Fue dirigido a la caracterización del oficial de la CIA que lo atendía, con seudónimo Dante, su identidad real era Daniel Flores, de origen mexicano. A través de él obteníamos los intereses informativos de la Estación sobre la actividad comercial de Cuba en México, lo cual era una línea permanente de la CIA, así como los intereses de caracterización de los oficiales de la DGI.

“Jesús Somohano, Voluntario, mexicano, casado con Serafina Naranjo, también reclutada como agente. Fue utilizado en función del estudio de los oficiales Peterson y Nordholm. La CIA cesó las relaciones con él. Lane Nordholm lo utilizó para caracterizar al vicecónsul y oficial de la DGI Alfonso Santos.”

(Continuará…)

Fuente
Contralínea (México)