Caborca, Sonora. El poblado Ejido Desierto de Sonora ahora sí hace honor a su nombre: la muerte lo dejó desierto. Pobladores del lugar –contiguo a Sonoyta, la ciudad cabecera del municipio Plutarco Elías Calles– hartos de la violencia que inició con una ola de homicidios, levantones y enfrentamientos casi diarios entre matones y también contra autoridades, decidieron abandonarlo en busca de paz y tranquilidad y de esa seguridad que, dice el gobernador Guillermo Padrés Elías, se goza en todo Sonora. Es el “más seguro” de los estados fronterizos de México, ha llegado a asegurar el funcionario.

Primero salieron algunas familias hace más de 2 meses, cuando ocurrieron varios enfrentamientos entre grupos antagónicos que operan en la región para dominar y obtener el control del paso de droga y armas por ese sector de la línea fronteriza con Estados Unidos.

Ejido Desierto de Sonora

A principios de marzo se reportaron balaceras por el rumbo de la Sierra del Humo, el Cubabi y la sierra (o cerro) conocida como La Lezna, en la región del plomo, ejido La Nariz, y otros lugares aledaños. Incluso los delincuentes se dieron el lujo de enfrentar a fuerzas militares en, al menos, dos ocasiones, sin que se sepa a qué grupo o cártel pertenecían los sicarios. El saldo de la primera refriega fue de dos militares heridos. El de la segunda, dos efectivos castrenses muertos. Los militares perdieron la vida cuando acudían en busca de los cuerpos de sicarios muertos durante un enfrentamiento. Fueron recibidos a balazos con armas de grueso calibre. Un militar murió en el lugar de los hechos y otro –herido de extrema gravedad– falleció en el Hospital Naval de Puerto Peñasco –a 100 kilómetros de Sonoyta– adonde había sido trasladado vía aérea.

A partir de ahí, los enfrentamientos suceden casi a diario con bajas para todos los grupos. El pasado 1 de mayo, la violencia se hizo más visible, aunque los medios de comunicación estatales poco o nada informaron para no “molestar” al gobernador Guillermo Padrés Elías con casos que afecten la imagen de un estado “seguro y tranquilo”.

Y es que el gobierno del estado mantiene una política de comunicación social para posicionar a la entidad como la más segura de las fronterizas. Lo cierto es que la violencia en las regiones de la entidad se da todos los días: casos de asesinados, levantados y desaparecidos se suscitan desde Navojoa hasta San Luis Río Colorado. A pesar de esto, las autoridades insisten en que no pasa nada y que los hechos son “atípicos”, “raros” y “excepcionales”.

Si los medios locales sólo reproducen las declaraciones oficiales y los medios nacionales se vuelven para otro lado, las redes sociales se han convertido en una manera de conocer lo que realmente ocurre en las regiones de Sonora.

El ejido Desierto de Sonora, con una población que apenas rebasa los 1 mil 188 habitantes según datos del último Censo de Población en 2010 –información que consta en el portal de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), en el apartado Catálogo de localidades–, hoy está desierto. Los habitantes dejaron sus casas, terrenos y propiedades. La comunidad ahora sólo es visitada por grupos de sicarios bien armados a bordo de lujosos vehículos o por elementos de las diferentes corporaciones que tienen el control durante los fugaces operativos que realizan.

Las fuerzas policiacas y armadas tienen enfrente a comandos de sicarios con armas de clase y calidad; con gran capacidad de fuego y parque, y con hombres decididos a morir por defender el que consideran “su territorio” y el honor de morir por sus jefes, aunque el pago sea sólo su dosis de droga… y la promesa de un sepelio con música de banda si caen defendiendo al “señor” o jefe.

Autoridades niegan abandono del poblado

Las autoridades del ayuntamiento ubicadas en Sonoyta no respondieron a las solicitudes de entrevista para que confirmaran o desmintieran el abandono del Ejido Desierto de Sonora.

Los criminales se enfrentaron el 1 de mayo durante todo el día y toda la noche. Las refriegas ocurrieron tanto en el casco urbano como en el valle y por la carretera internacional que conduce hacia Caborca, lugar de donde se dice provenían los contrarios del grupo conocido como Los Memos, que dominan y tienen –al parecer– el control de la plaza con el apoyo de autoridades policiacas y civiles, según mantas colgadas en puentes y “comunicados” difundidos por internet del grupo contrario conocido como Los Salazar. En su mensaje más reciente, escrito en una manta colocada en la calle principal del municipio vecino Puerto Peñasco, este grupo delictivo amenaza con seguir la “guerra” y “exterminar” a los llamados Memos y autoridades que los “apoyan”.

A pesar del discurso oficial de que en el estado “no pasa nada” y es el “más seguro” en la frontera Norte, las fiestas de mayo, tradicionales y de gran fama por esta región, conocidas como la Feria de las Flores, fueron canceladas. Según un anuncio del presidente municipal Julio César Ramírez Vásquez, las fiestas no se realizarán.

El grupo Los Salazar ha acusado a dicho presidente municipal de “proteger” a Los Memos. Incluso, mediante una manta colocada bajo un puente peatonal de Puerto Peñasco, lo han amenazado de muerte.

La advertencia en Facebook

En este contexto de violencia, personas que aseguran pertenecer al Cártel de Los Salazar –principalmente dos, uno de nombre Juan Salazar– han estado emitiendo “comunicados” en redes sociales como Facebook en perfiles o en grupos dedicados a evidenciar la violencia y alertar a la población cuando se dan hechos delictivos y que emiten alertas de enfrentamientos.

En uno de los mensajes, que fue publicado en un grupo que se llama Frontera Sonoyta Comunidad, se lee lo siguiente:

“No quiero que me vuelvan a decir mis muchachos que están en un enfrentamiento con Adelmo y que Adelmo tenga apoyo del gobierno ya sean federales, soldados o lo que sea da lo mismo. Si vuelve a suceder eso temo decirles que la primera cabeza que volará será la del señor presidente, Julio César Ramírez Vázquez [sic].

“Por estar apoyando a la gente del Memo, la gente Salazar viene con todo, traemos la barredora y se va llevar a todo aquel que ande cagando la verga [sic].

“(En Badiraguato, Sinaloa, con Joel Salazar Vega). Así es, primo, porque ya estuvo bueno de que mucha gente inocente muera a manos de ese perro. Y la guerra continuará hasta que se muera ese cobarde. Ya hemos estado a punto de reventarle la cabeza pero sale corriendo. Si tiene tantos huevos que se enfrente con mis muchachos, frente a frente. Y de todo ese pinche gobierno que lo apoya también volarán varias cabezas. Al igual que de políticos y disque periodistas, por mitoteros. Y aquí le mandamos un recado al señor presidente Julio César Ramírez Vásquez: que si sigue apoyando al señor Memo, su cabeza será la primera que saldrá en las noticias y no la del Memo, sobre aviso no hay engaño. Así que políticos, gobierno y la gente del señor Memo, ya saben a lo que venimos, al cruzar esa línea y al romperse el acuerdo que tenía el señor Memo con nuestra gente, ya saben lo que pasará [sic].”

Ayuda a desplazados

Hasta ahora se desconocen cifras totales de cuántas familias y número de pobladores salieron de su lugar de residencia. Algunas fuentes consultadas vía telefónica reportaron el desplazamiento de la totalidad de los habitantes, que hasta el último censo del 2010 eran 1 mil 186 pobladores.

Aunque no hay cifras totales, al momento de consultar a la directora del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (Dif) municipal, Karla Arias, envió, por medio de correo electrónico, los siguientes datos:

“Relación de las familias del Desierto de Sonora que estamos apoyando: tenemos hasta el día de hoy un padrón de 70 familias, que son alrededor de 200 personas. Se les albergó en iglesias, casas y cuarterías. La ayuda consiste en brindarles despensa, leche para bebé, agua embotellada, cobijas, colchonetas, artículos de aseo personal. Esto es hasta el día de hoy.”
Los actos de violencia imparables, pese a operativos conjuntos

Pese a la gravedad de los hechos, las autoridades de todos los niveles de gobierno se muestran incapaces de contener la ola de violencia y proteger a los ciudadanos de Sonoyta. Tan es así que, pese al anuncio del secretario ejecutivo de Seguridad Pública, Ernesto Munro, de que se habían enviado 30 elementos de la Policía Estatal adicionales a los que están ya destacamentados en esa base operativa, los delincuentes siguen su guerra fuera del casco urbano, en el monte y entre los cerros que rodean a esta población a lo largo del cerco que delimita a los dos países.

Las autoridades actúan sólo como recogecadáveres. El Departamento de Comunicación Social de la Policía Estatal Investigadora y la Procuraduría Estatal informan en un boletín del 5 de mayo:

“Agentes de la Policía Estatal Investigadora indagan sobre los hechos donde perdieron la vida tres personas del sexo masculino, cuyos cuerpos fueron encontrados en la sierra de El Cubabi el día de ayer, alrededor de las 14:30 horas.

“Las víctimas fueron identificadas como Eleazar García Borquez, de 22 años de edad, originario de Sinaloa; Alfonso Silvas Bustillo, de 40 años de edad, originario de Chihuahua; y Fredy Salas Olguín, de 23 años de edad, originario de Sinaloa.

“Las tres personas fallecidas vestían ropa camuflajeada tipo militar, fueron encontradas en estado de descomposición y a simple vista presentaban heridas producidas por proyectiles de arma de fuego” (sic).

Enfrentamientos detienen tráfico vehicular

Otro comunicado similar informa del hallazgo de dos personas ejecutadas, al parecer producto de un enfrentamiento. Esto, más al Sur de Sonoyta, por el rumbo de Nogales, en el municipio de Imuris, donde además se encontraron vehículos incendiados, armas y chalecos tácticos, entre otras cosas, crímenes, al parecer, relacionados con la lucha que se libra en Sonoyta.

Hasta el momento, y de manera extraoficial, se contabilizan 12 muertes de forma violenta, además de las armas, vehículos y drogas que han dejado abandonadas los grupos después de los enfrentamientos.

Pero los muertos, heridos y desaparecidos suman decenas desde que empezó esta guerra y que se tornó abierta y sin cuartel a finales de febrero.

Por esas fechas fue acribillado en Puerto Peñasco un sobrino de Adán Salazar, quien al parecer era el encargado de los negocios de la familia en la región. Se le conocía más por su apodo: el R-3. Eso influyó también en el recrudecimiento de esta guerra, quien fue acribillado cuando recogía a uno de sus hijos en una escuela del Puerto.

Por lo pronto el presidente municipal se encargó de un desmentido a las afirmaciones optimistas de funcionarios estatales y el gobernador, aunque no de manera directa, pero si en los hechos, al declarar a un medio estatal que había solicitado más presencia y elementos policiacos para poder contener la ola de violencia que vive el municipio y que no tiene visos de terminar.

Efectivos de la Armada, el Ejército, las policías federal, estatal y municipal realizan operativos por tierra y aire con resultados nulos, pues los combatientes tienen sistemas de vigilancia como halcones, puntos y tecnología de comunicación moderna que les permiten evadir los retenes, o moverse al notar presencia de todo tipo de autoridad.

Los protagonistas de la guerra

Los Memos deben su nombre a Adelmo Nieblas Ramírez, el Memo o el Señor. Este grupo es el que tiene más presencia, armas e integrantes. Nieblas Ramírez es operador del Cártel de Sinaloa en la región, según fuentes oficiales e instituciones extranjeras, como la Agencia Antidrogas estadunidense.

El Señor o el Memo es un narcotraficante oriundo de Durango, de la región serrana colindante con Sinaloa; se dice que llegó a Sonoyta hace unos 20 años, donde inició su carrera fuera de la ley pasando pollos (traficando personas) hacia Estados Unidos, país de donde después de ser detenido y cumplido condena por tráfico de personas fue deportado. Una vez en México, reinició su carrera dentro del crimen organizado, siendo detenido por primera vez en 2002 y encerrado en el Centro de Readaptación Social de Nogales, Sonora, de donde salió muy pronto.

Por esas fechas conoció a uno de sus primeros contactos para diversificar su giro, y además de pollos contrabandear drogas y armas. Ese contacto con relaciones y control en las altas esferas del crimen organizado fue Mario Aguirre, más conocido como el 9-9, quien murió en un enfrentamiento con el Ejército.

En 2009, el Memo fue nuevamente detenido y enviado a un penal de Durango, de donde poco después salió bajo caución pese a ser detenido con armas y drogas; había sido acusado también de asociación delictuosa, entre otros delitos.

Volvió una vez más a Sonoyta, donde según la DEA escaló puestos hasta a llegar a ser el principal operador del Chapo Guzmán en esta región, y junto con Gonzalo Insunza, más conocido como el Macho Prieto, llegaron a controlar férreamente el paso de droga, armas y personas por esta región.

Al aprehenderlo en 2012, la entonces Secretaría de Seguridad Pública federal informó que el detenido era responsable del trasiego de mariguana, metanfetaminas y heroína, de los municipios de Puerto Peñasco, General Plutarco Elías Calles y San Luis Río Colorado, a los condados de Maricopa y Casa Grande, en Phoenix, Arizona.

Por su parte, el Macho Prieto, se dice, fue abatido por la Marina, aunque su cuerpo nunca fue presentado, pues existe la versión de que fue robado por pistoleros de su grupo, por lo que Adelmo Nieblas quedó como el jefe absoluto de esta región.

Adelmo Nieblas fue detenido una vez más en septiembre de 2012, en un operativo coordinado por el Ejército en Culiacán, Sinaloa. Entonces fue recluido en el penal de esa ciudad. Su estancia fue breve: escapó 1 año más tarde en compañía de otros dos conocidos narcotraficantes del Cártel de Sinaloa.

Desde entonces, se dice, volvió a esta región, donde se escondía, al parecer, en uno de tantos ranchos que posee en el valle de Sonoyta, guardado por decenas de pistoleros que controlaban el paso por brechas y caminos, donde nadie sale y nadie entra si no es con permiso del Señor y sus secuaces.

También se dice que frecuentemente era visto en carreras de caballos organizadas en el municipio, donde corrían sus caballos y apostaba grandes sumas de dinero, eso pese a que era buscado por autoridades federales para recluirlo en prisión de nuevo, pero extrañamente, pese a presencia policial en este tipo de eventos, nunca lo vieron.

En su favor, se dice que es visto por pobladores de ejidos y la cabecera como un benefactor y que siempre ayuda a quien se lo pide, sea por enfermedad o cualquier otra necesidad.

Por su parte, Los Salazar deben su nombre a Jesús Alfredo Salazar, el último jefe conocido del clan Salazar, hoy en prisión y extraditado o en proceso de extradición.

El grupo era encabezado hasta su detención por don Adán Salazar. Y, por acuerdos dentro del cártel, junto con los Paredes Machado, en Agua Prieta, controlaban un corredor que va de esa ciudad, pasa por Nogales e incluye los municipios de Imuris, Magdalena, Santa Ana, Benjamín Hill y algunas regiones de Caborca, Puerto Peñasco y también Sonoyta, pero siempre bajo acuerdo con el grupo de Los Memos y el Macho Prieto.

Sin embargo, algún desacuerdo ocurrió entre ellos y comenzaron una lucha encarnizada; y puede ser que haya sido la detención del Chapo el detonante, pues los dos grupos trabajan para él y sus cabecillas, gente de toda su confianza, como el Mayo Zambada, las cabezas visibles del Cártel de Sinaloa.

Aunque originaria de Chihuahua, la familia Salazar –cuyos lazos con el Cártel de Sinaloa los estableció el patriarca, Adán Salazar Zamorano– es considerada por la gente de Agua Prieta como la responsable del ambiente de tranquilidad y libertad que privaba en esta ciudad hasta la detención del “pariente incómodo”.

Adán, detenido por la Policía Federal el 15 de febrero de 2011 en Querétaro, era representante del Chapo en Sonora y encargado de garantizar el cruce fronterizo y la entrega de drogas en Arizona. Tras su detención, los hijos de Adán, Jesús Alfredo y Adán Salazar Ramírez, se hicieron cargo de las operaciones del Cártel de Sinaloa en el estado (fragmento de un reportaje de la revista www.riodoce.com.mx).

Los Salazar contra Los Memos

Actualmente, Los Salazar estarían siendo encabezados por uno de los hijos del fundador de la dinastía y apoyados por sicarios traídos de Sinaloa y otros enviados en su apoyo por quienes controlan la plaza de Caborca, pues la última incursión terminó en el enfrentamiento donde cinco sicarios resultaron muertos. Fuentes que solicitan no revelar su identidad aseguran que el convoy de más de 20 vehículos salió de esta ciudad y, como siempre, nadie los vio, ni tampoco las autoridades tuvieron conocimiento de esto hasta que los puntos en el camino alertaron a Los Memos, quienes los esperaron en su trayecto por brechas que llegan hasta el Ejido Desierto de Sonora a las puertas de Sonoyta y la carretera internacional, donde las corporaciones actuaron a su favor, deteniendo a parte del convoy que iba en apoyo de Los Salazar para exterminar a la gente de Los Memos, según publicó uno de los integrantes del clan en las redes sociales. “Traemos la barredora –dijo– y vamos por todo para exterminar a esas lacras la gente del Memo y no pararemos hasta correrlos”.

La guerra apenas inicia y no tiene visos de terminar. Las autoridades de todos los niveles se han visto rebasadas por estos grupos. En redes sociales presumen granadas, cuernos de chivo, rifles Barrett y aseguran que cuentan con abastecimiento suficiente de parque y armas para seguir hasta que quede uno solo de ellos.

La realidad desmiente al gobernador Padrés Elías

Las aseveraciones optimistas del gobernador Padrés Elías publicadas por medios locales contrastan con otro hecho: 11 jóvenes jornaleros, oriundos del municipio de Choix, Sinaloa, desaparecieron, al parecer en territorio sonorense, cuando se dirigían a laborar en campos de uva en la región de Pesqueira, a unos 30 kilómetros de la capital del estado. Hasta el cierre de edición, autoridades de los dos estados no habían podido dar con su paradero; sus familias claman porque sean encontrados “como sea”, tal y como declaró la madre de uno de ellos.

Choix es otro de los municipios en el país asolado por la violencia, del cual Contralínea ha dado cuenta. Son varios los pueblos fantasmas en su geografía, producto de la violencia generada por el narcotráfico, que ha forzado a sus pobladores a dejar todo tras de sí: casas, tierra, ganado y arraigo para convertirse en parias dentro de su tierra y mano de obra barata fuera de su residencia en su mismo estado o en otros.

Como es el caso de estos 11 jóvenes, quienes buscando cómo mantener a sus familias se apalabraron con un contratista para laborar en esos campos, pero jamás llegaron a su destino. Desaparecieron en el camino, y la zozobra por su paradero invade a familiares y amigos que los vieron partir llenos de ilusiones al haber encontrado una fuente de ingresos, mientras podían volver a su trabajo habitual en el vaso de la presa Huites, donde para sobrevivir y mantener a sus familias se dedicaban a la pesca de tilapia, bagre y lobina.

La mayoría, nueve de ellos, residentes del poblado Mezquite, caído a las orillas del vaso de la presa Huites, y dos más de Las Colmenas en Choix, Sinaloa, con lazos familiares entre sí.

Se trata de otro caso de violencia extrema ocurrido en Sonora, estado al que su gobernador considera el “más seguro de la frontera”.

Fuente
Contralínea (México)