A la abundante lista de agravios habrá que sumar el cometido en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) por el titular de la Junta Local Ejecutiva del INE en el Distrito Federal, Josué Cervantes Martínez, y del que tuvieron conocimiento tanto el consejero presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), Mario Velázquez Miranda; el propio Lorenzo Córdova; y su interlocutor favorito en las célebres filtraciones, Edmundo Jacobo Molina, secretario ejecutivo del INE, según consta en el oficio enviado a nuestras oficinas sindicales y fechado el 30 de mayo pasado.

Pero antes de entrar a detalle, repasemos de manera breve algo de la historia inmediata para dar contexto al extravío que priva en el seno del organismo encargado de instrumentar las elecciones en el país:

El pasado 7 de junio, cuando apenas empezaban a asomar las cifras en el entumecido Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), un acicalado presidente del INE salió a dar en cadena nacional los resultados de las elecciones federales en el país. Sin cuidar las formas ni mostrar el mínimo respeto al voto de millones de mexicanos –pero eso sí, echando mano a supuestos estudios estadísticos de expertos en la materia–, Córdova habló de números y porcentajes que días más tarde mostrarían resultados distintos a la verdad absoluta pregonada por el que debería ser el árbitro imparcial de los comicios, y que terminó perdonando todos y cada uno de los excesos y violaciones a las leyes electorales cometidos por el Partido Verde Ecologista de México, temeroso de que los poderes fácticos que han alentado a esta aberración política lo pasaran nuevamente al confesionario de las filtraciones.

De acuerdo con el millonario despliegue publicitario del INE y de lo expresado por su consejero presidente, se buscó por todos los medios motivar y facilitar el derecho al sufragio que todos los mexicanos tenemos como un derecho constitucional; pero como ya es costumbre en el órgano electoral, y de última hora, se emitió el acuerdo INE/CG300/2015, aprobado por su Consejo General, el pasado 20 de mayo, pues sucedió que al Gran Jefe Cara Pálida, Lorenzo Córdova, se le estaba pasando dar vista a una petición de un representante del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para que el Instituto emitiera un exhorto dirigido a las empresas del sector público, privado y turístico, así como a todas las asociaciones patronales y sindicales involucradas directa o indirectamente en áreas productivas o de servicios, con el fin de que brindaran todas las facilidades a sus trabajadores y agremiados que iban a laborar el domingo 7 de junio para que pudieran ejercer su derecho al voto.

En las consideraciones valoradas en la aprobación de los consejeros, se estableció que por ser el domingo uno de los días más activos para la prestación de servicios turísticos, y dado que además un gran número de trabajadores del ramo hotelero y de servicios han dado testimonio de que las empresas para las que laboran no les han otorgado las facilidades necesarias para ejercer su derecho al voto, ahora la autoridad federal concretaba un llamado a las representaciones patronales y sindicales de la industria turística y demás áreas productivas para adquirir un compromiso a favor de promover y facilitar el sufragio de sus trabajadores.

Transcurrieron 10 días desde la aprobación del acuerdo para que los involucrados en alentar, permitir y respetar el derecho al sufragio de los trabajadores tuvieran en sus manos el pedimento oficial del INE, es decir, Córdova y sus consejeros pensaron que con sólo 1 semana de anticipación los empresarios podrían modificar sus roles de trabajo para hacer realidad lo mandatado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, referente al derecho a votar, y que, por cierto y como lo establecen los oficios girados por el INE al sector sindical y empresarial de todo el país, en el párrafo segundo de su artículo 22, ordena al pie de la letra: “El día en que deban celebrarse las elecciones federales ordinarias será considerado como no laborable en todo el territorio nacional”.

Entonces cabe preguntarse: ¿por qué el árbitro electoral no exigió el cumplimiento de lo que establece la ley en la materia habiendo declarado día inhábil el pasado 7 de junio, en vez de mandar oficios de última hora que ya nadie tomó en cuenta?

Las juntas locales ejecutivas del INE basaron el pedimento de colaboración, contenido en sus misivas, en dos puntos:

“Primero: con el propósito de promover la máxima participación de los ciudadanos mexicanos el día de la jornada electoral, se exhorta a todas las empresas del sector público, privado, turístico y en general a las demás asociaciones patronales y sindicales, involucradas directa e indirectamente en áreas productivas o de servicios, brinden todas las facilidades a sus trabajadores que laboren el domingo 7 de junio, para que puedan ejercer su derecho al voto.

“Segundo: se exhorta a todas empresas del sector público, privado, turístico y en general a las demás asociaciones patronales y sindicales involucradas directa e indirectamente en áreas productivas o de servicios, se abstengan de realizar actos que inhiban el derecho al voto de sus trabajadores o presionen por determinada preferencia al ejercer el voto.”

Con todos sus desatinos legales y atemporales, la intención hubiera pasado por bien intencionada de no haber contenido una encubierta carga de irresponsabilidad, ignorancia y doloroso sarcasmo, pues no puede ser posible que tanto los consejeros del INE como el vocal ejecutivo que firmó el oficio enviado al SME, Josué Cervantes, y hasta el mismo Lorenzo Córdova, desconozcan la cesantía laboral que enfrentamos los electricistas que hace 5 años y 6 meses fuimos despedidos injustamente de nuestros empleos.

Sin embargo, no debe causar asombro a los mexicanos que con el mismo grado de desconocimiento que mostraron los consejeros al proceso de la lucha de resistencia del SME, de la misma forma y ciegamente, llevaron a cabo unas elecciones que aún distaron mucho de ser lo imparciales y transparentes que pregonó Córdova. Y a quien desde esta tribuna exigimos una disculpa pública para todos los miembros de nuestra organización por la broma de pésimo gusto contenida en el oficio enviado a nuestra sede sindical.

Fuente
Contralínea (México)