El Banco Central de Grecia sorprendió a propios y extraños con la publicación de su informe de política monetaria 2014-2015. Es que además de revelar las consecuencias de la «asfixia económica» impuesta por Bruselas, concluyó que en caso de no alcanzar un acuerdo con sus socios europeos a la brevedad, se detonaría una crisis de enormes proporciones.

«Una crisis de deuda manejable, como la que estamos actualmente abordando con la ayuda de nuestros socios, se convertiría en una crisis incontrolable, con grandes riesgos para el sistema bancario y para la estabilidad financiera», sentenció [1]. Fue la primera vez que la institución contemplaba seriamente la salida de Grecia de la zona euro.

De manera inmediata, los medios de comunicación dominantes recalcaron que la mayoría de la población se resiste a abandonar la Unión Monetaria, aproximadamente 70% de acuerdo con una encuesta reciente publicada por GPO. Como para mantener la «moneda común» hay que adoptar las normas del Tratado de Maastricht, la prensa occidental concluye que el pueblo griego sí está dispuesto a aceptar los condicionamientos de las autoridades europeas: la austeridad es el costo que conlleva la membresía a la zona euro.

Sin embargo, los emporios mediáticos omiten mencionar que esa misma mayoría se opone a las medidas que la Troika (conformada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) pretende imponer. Es más, esa misma mayoría actualmente está convencida de que el programa de rescate original por 245 000 millones de euros sólo ha implicado penurias económicas. El aumento de la desigualdad y la pobreza, la falta de vivienda, las enfermedades mentales y los suicidios, son muestra de la «crisis humanitaria» que los griegos sufren a diario [2].

Es urgente un cambio de ruta en materia económica. En ese sentido, el Gobierno griego ha insistido más en resolver las necesidades inmediatas (impulso a la inversión, creación de empleo, mayor distribución del ingreso, etcétera) y menos en cuestionar los términos de la deuda. A pesar de eso, Bruselas ha bloqueado todo acuerdo que ponga por delante la recuperación; los reembolsos de la deuda son la máxima prioridad [3].

El primer ministro Alexis Tsipras, prácticamente se encuentra «atado de manos» para implementar una política económica alternativa, situación que contrariamente a su voluntad, disminuye poco a poco la confianza puesta en su partido político, Syriza.

En la víspera de la reunión con el Eurogrupo, las descalificaciones entre el Gobierno griego y la Troika, no se hicieron esperar. Frente a su grupo parlamentario, Tsipras denunció que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tenía «responsabilidad criminal» en la crisis. Asimismo, reiteró que su gobierno no claudicaría ante las presiones de la Troika, cuya propuesta según sus palabras, tiene por objetivo «humillar al pueblo griego». Ahí se comprometió a que los «planes de ajuste» serían rechazados en todo momento [4].

Bajo esa misma línea de argumentación se pronunció el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, negándose a presentar propuestas ante el Eurogrupo que incluyeran finalmente, una lista de compromisos «creíbles» para los acreedores: elevar el «superávit primario», aumentos adicionales de impuestos (IVA), desmantelar el sistema de pensiones, etcétera [5].

En consecuencia, las negociaciones se volvieron a estancar el día de ayer [18 de junio de 2015, Nota del editor]. La Troika mantiene su intransigencia de imponer su batería de «reformas estructurales» a como dé lugar mientras que Tsipras se niega a traicionar las exigencias del pueblo griego. Por lo tanto la disputa se ha vuelto a postergar, una vez más.

El Gobierno griego tiene un plazo de 10 días para liquidar los 4 vencimientos mensuales con el FMI (1 540 millones de euros) y abrir un nuevo plan de financiamiento para 5 200 millones de euros. Para el próximo mes de julio, Atenas deberá pagar 3 500 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE), 465 millones de euros al FMI y 2 000 millones de euros a acreedores adicionales.

Deuda y más austeridad, terminan por imponer más deuda, situación que coloca a Grecia en una «espiral depresiva» que parece no tener fin ¿Cómo se hará llegar entonces de los recursos suficientes para cumplir con sus compromisos?

Es indudable que si Tsipras se decide por abandonar el euro, las consecuencias serán dramáticas, tanto para la economía griega, como para el resto de las economías de la región [6], incluyendo por supuesto, Alemania y Francia. Berlín teme un contagio en una escala masiva. Si Grecia se desploma, los especuladores apostarán en contra de los países con mayores fragilidades financieras: Finlandia, España, Italia, Países Bajos, Portugal, etcétera.

Muy disminuida por la debilidad en el crecimiento económico y la deflación (caída de precios), la zona euro perdería aún más la confianza de los inversionistas internacionales. La creciente «aversión al riesgo» por la salida de Grecia provocaría aumentos en los rendimientos de los bonos soberanos (actualmente en niveles mínimos). Ante situaciones de pánico, las tasas de interés se dispararían, contrayendo severamente la liquidez entre países.

La incertidumbre aumentaría y los flujos de capitales serían víctimas de un «efecto mariposa»: leves incrementos en la volatilidad de los mercados de deuda soberana, ligeras caídas de las bolsas de valores o algún cambio en la política monetaria, serían suficientes para detonar enormes turbulencias en los circuitos de crédito.

Pese a todo, la Troika parece decidida a echar abajo el programa económico de la izquierda. Syriza inauguró las derrotas electorales del neoliberalismo en Europa y por ello, se ha convertido en la presa favorita de los prestamistas, dispuestos a imponer su voluntad a cualquier precio. No obstante, los griegos deben confiar en sí mismos, establecer alianzas más allá de sus fronteras continentales y apostar por la utopía.

La democracia nació en la Antigua Grecia y en ella también deberán construirse los cimientos de una Europa libre de la «dictadura de los acreedores», sí hay alternativa…

Fuente
Russia Today (Rusia)

[1«Report on Monetary Policy 2014-2015», The Bank of Greece, June 17, 2015.

[2«Los griegos se alistan para nuevas penurias», Nektaria Stamouli & Marcus Walker, The Wall Street Journal, 16 de junio de 2015.

[3«The Looming Austerity Package», Costas Lapavitsas, Jacobin, June 12, 2015.

[4«Greek exit real prospect as eurozone hardens towards belligerent Athens», Larry Elliott, Ian Traynor & Helena Smith, The Guardian, June 16, 2015.

[5«Greece will not present new reform proposals at Eurogroup: Bild», Michael Nienaber, Reuters, June 16, 2015.

[6«Greek crisis: why policy makers in emerging markets should worry», Alan Beattie, The Financial Times, June 18, 2015.