Las nuevas bombas atómicas estadounidenses B61-12 están a punto de llegar a Italia, como reemplazo de las B61. La Federación de Científicos Estadounidenses (FAS) lo confirma desde Washington, con pruebas debidamente documentadas. El científico nuclear Hans Kristensen, director del Nuclear Information Project de la FAS, escribe que precisamente para recibir esos artefactos atómicas se ha emprendido la modernización de la base de la US Air Force en Aviano (en la región de Pordenone) y la de Ghedi Torre (en Brescia), situadas ambas cerca de las fronteras nororientales de Italia. Prueba de ello es una foto satelital que muestra la edificación, en Aviano, de una doble barrera alrededor de 12 búnkeres con techo en forma de cúpula, donde se hallan los F-16C/Ds de la 31ª Fighter Wing estadounidense, listos para despegar portando las bombas nucleares.

Similares preparativos se desarrollan actualmente en la base aérea alemana de Buchel, donde se están rehaciendo las pistas, dotándolas de nuevo equipamiento. Documentos del Pentágono, citados por la televisión pública alemana ZDF, muestran que esa base también está a punto de recibir [de Estados Unidos] las nuevas bombas nucleares B61-12.

Lo mismo sucede –según los documentos que presenta la FAS– en la base aérea de Incirlik, en Turquía, donde también se está trabajando para reforzar «el área OTAN» dotada de 21 búnkeres, que acogerán las nuevas bombas atómicas [estadounidenses]. También se están reforzando las bases nucleares en Bélgica y en los Países Bajos, donde igualmente se espera la llegada de las bombas nucleares [estadounidenses] B61-12, modelo puesto a prueba en julio pasado en el polígono de Tonopah, en el Estado de Nevada. Allí se realizarán también, en lo que queda de año, los 2 otros ensayos necesarios para perfeccionar esa bomba atómica.

Se desconoce cuántas bombas [nucleares estadounidenses] del tipo B61-12 serán desplegadas en Europa y en Turquía. Según los últimos estimados de la Federación de Científicos Estadounidenses, Estados Unidos almacena actualmente 70 bombas atómicas B61 en Italia (50 en Aviano y 20 en Ghedi), otras 50 en Turquía, 20 en Alemania, 20 en Bélgica y otras en los Países Bajos, o sea un total de 180.

Pero nadie sabe exactamente cuántas son. Por ejemplo, en Aviano hay 18 búnkeres capaces de acoger más de 70 bombas atómicas. También se desconoce cuántas bombas nucleares hay a bordo de los portaviones estadounidenses que se hallan en los puertos y las aguas territoriales de Europa. El programa del Pentágono prevé la fabricación de 400 o 500 bombas B61-12, que costarán entre 8 000 y 12 000 millones de dólares. Pero lo más importante no es la cantidad.

En entrevista concedida a la televisión alemana ZDF, el científico estadounidense Hans Kristensen confirma lo que venimos escribiendo desde hace años: la nueva bomba atómica estadounidense que llegará próximamente a Italia y otros países de Europa no es una simple versión modernizada de las B61-3, B61-4, B61-7 y B61-10 que actualmente existen en arsenal nuclear de Estados Unidos. La B61-12, cuya potencia media se eleva a 50 kilotones –casi 4 veces la bomba utilizada contra la ciudad japonesa de Hiroshima– realizará también la función de varias bombas, incluyendo las bombas capaces de atravesar los muros de los búnkeres para «decapitar» el país enemigo, destruyendo con un primer golpe nuclear los puestos de mando y otras estructuras protegidas en instalaciones subterráneas.

Además, contrariamente a la bomba B61 –una bomba clásica que se deja caer verticalmente sobre el objetivo–, la B61-12 se dispara a gran distancia del blanco (unos 100 kilómetros) y lo alcanzan gracias a un sistema satelital de direccionamiento, lo cual borra la diferencia que hasta ahora existía entre el armamento estratégico de gran alcance y táctico de corto alcance.

En su entrevista a ZDF, el director del Nuclear Information Project de la Federación de Científicos Estadounidenses declara que los aliados europeos de Estados Unidos aprobaron el despliegue en Europa de las bombas nucleares estadounidenses B61-12. Es interesante resaltar que Alemania aceptó el despliegue a pesar de que el Parlamento alemán había decidido en 2009 que Estados Unidos tenía que retirar todo su armamento nuclear del territorio alemán. El ex subsecretario de Estado alemán Willy Wimmer –miembro del mismo partido político que la canciller Angela Merkel, quien simplemente ignoró la decisión del parlamento alemán– declaró que el despliegue de las nuevas bombas atómicas estadounidenses en Alemania constituye
«una provocación deliberada contra nuestro vecino ruso».

Así que no hay de qué sorprenderse cuando Rusia toma sus contramedidas.

Alexander Neu, diputado del partido Die Linke, denunció la presencia del arsenal atómico estadounidense en Alemania como una violación del Tratado de No Proliferación del armamento nuclear. Lo mismo puede decirse en el caso de Italia. Estados Unidos, como potencia nuclear está en la obligación –conforme al Tratado de No Proliferación– de abstenerse de poner ese tipo de armamento en manos de otros países (Artículo 1 de Tratado de No Proliferación).

Como Estados no nucleares, Italia, Alemania, Bélgica, los Países Bajos y Turquía tienen por su parte la obligación –igualmente en virtud del Tratado de No Proliferación– de abstenerse de recibir armamento nuclear (Artículo 2). Sin embargo, en 1999, los aliados europeos firmaron un acuerdo (que el entonces primer ministro italiano D’Alema suscribió sin someterlo previamente a la aprobación del Parlamento) sobre la «planificación nuclear colectiva», que estipula que «la alianza [atlántica] mantendrá fuerzas nucleares apropiadas en Europa».

Hans Kristensen confirma además que en la región italiana de Ghedi Torre se almacenan bombas atómicas estadounidenses «para los [aviones] Tornado italianos». Al igual que los de otros países que también almacenan esas bombas, pilotos italianos se entrenan para realizar bombardeos nucleares bajo las órdenes de Estados Unidos. No por casualidad el ejercicio de la OTAN de guerra nuclear Steadfast Noon se hizo en Aviano, en 2013, y en Ghedi Torre, en 2014. En este último participaron también varios cazabombarderos polacos.

Y como Estados Unidos se encarga de poner las bombas nucleares, los países donde almacenan esos artefactos corren con los gastos de mantenimiento y modernización de las bases asumiéndolos totalmente o al menos en dos tercios.

Así pagamos [los europeos], incluso en el plano económico, la «seguridad» que Estados Unidos nos garantiza al desplegar en Europa sus armas atómicas.

El polvorín nuclear en Europa

Además de los dos centenares de bombas atómicas estadounidenses almacenadas en Italia, Alemania, Bélgica, los Países Bajos y Turquía –quizás en cantidad muy superior al estimado– y también además del armamento nuclear que se halla a bordo de las unidades navales estadounidenses desplegadas en los puertos y aguas territoriales de Europa –y cuyo número se desconoce–, la OTAN dispone en Europa, según los estimados de la Federación de Científicos Estadounidenses, de 300 ojivas nucleares francesas –290 de ellas listas para el lanzamiento– y de 215 ojivas nucleares británicas –de las cuales 150 están listas para ser lanzadas. Según los mismos estimados, Estados Unidos dispone en total de 4 700 ojivas nucleares, 1 900 de ellas desplegadas y listas para el lanzamiento. Rusia posee 4 500, con 1 780 desplegadas. Eso significa que, ante las 1 780 ojivas rusas, la OTAN mantiene 2 340 ojivas nucleares lista para el lanzamiento.

La ventaja del despliegue Estados Unidos-OTAN reside en que cientos de ojivas (más de 600) están desplegadas en suelo europeo, justo a las puertas de la Rusia europea. Es como si Rusia desplegara en México cientos de ojivas nucleares apuntando hacia Estados Unidos. Al ser desplegadas cerca de su objetivo, las armas nucleares tácticas –como la bomba atómica B61 que será reemplazada por la B61-12 adquieren el mismo valor que las armas nucleares estratégicas. Y no hay que olvidar que, si bien un misil balístico lanzado desde Estados Unidos necesita al menos media hora de vuelo antes de alcanzar un blanco en Rusia, los misiles balísticos franceses y británicos pueden alcanzar objetivos en territorio ruso sólo pocos minutos después de su lanzamiento. Es por eso que Rusia despliega en su territorio europeo armamento táctico como el misil Iskander, capaz de portar tanto ojivas convencionales como ojivas nucleares y con un alcance de 400 km.

Hasta el uso de sólo una parte de ese arsenal borraría Europa de la faz de la tierra. Basta con saber que una bomba atómica de un solo megatón es capaz de reducir a polvo personas y objetos, de derretir el acero y el cristal y de hacer estallar el cemento. En un radio de 3 kilómetros, a partir del punto de impacto, todas las personas morirían instantáneamente y la destrucción sería total. A 7 kilómetros, el calor derretiría el asfalto de carreteras y calles e incendiaría bosques y tejidos dentro de las habitaciones, todas las personas que se hallen en campo abierto sufrirían quemaduras mortales, muchas quedarían ciegas y perderían el sentido del oído por ruptura de los tímpanos. En alrededor de 14 kilómetros a la redonda el calor sería todavía tan fuerte que provocaría quemaduras de tercer grado. Pero el mayor número de víctimas es el que provocaría la nube radioactiva, que abarcaría un área de 10 000 kilómetros cuadrados. Según el grado de exposición, la radiación mata en cuestión de días, meses o años e incluso afecta a las siguientes generaciones.

Fuente
Il Manifesto (Italia)