Roberta Pinotti durante su entrevista al “Corriere della Sera”

El mismo día que terminaba Trident Juncture 2015 –uno de los ejercicios más grandes realizado por la OTAN en Italia, España y Portugal del 3 de octubre al 6 de noviembre– la ministra italiana de Defensa Roberta Pinotti exteriorizó, en una entrevista concedida al Corriere della Sera, lo que piensa el gobierno del primer ministro Matteo Renzi sobre el uso de la fuerza militar [1].

Trident Juncture –que contó con la participación de 230 unidades terrestres, aéreas, navales y de fuerzas especiales de 28 países miembros de la OTAN y de 7 países asociados (entre los que se halla Ucrania), con 36 000 hombres, más de 60 navíos y 160 aviones de guerra– constituye, según palabras del secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, «un claro mensaje a cualquier potencia adversaria de que la OTAN no busca el enfrentamiento, pero que estamos listos a defender a todos los aliados».

Trident Juncture, el mayor de los más de 300 ejercicios de 2015, fue un evidente ensayo de guerra contra Rusia, país al que la OTAN, invirtiendo la realidad de los hechos, atribuye la responsabilidad de haber creado «una situación potencialmente más peligrosa que la de la guerra fría». También ha sido un ensayo general de lo que la OTAN llama su «Fuerza de Reacción» (40 000 hombres), y sobre todo de su «Fuerza de Vanguardia de Muy Alta Rapidez Operativa», capaz de proyectarse hacia el este y el sur (Medio Oriente y norte de África) en sólo 48 horas. Un papel particular corresponde a las fuerzas especiales que, según explica la OTAN, «operan sin ser vistas».

Trident Juncture fue también un laboratorio «in vivo» para las importantes industrias de guerra estadounidenses y europeas, que fueron «invitadas a participar para encontrar soluciones tecnológicas que aceleren la innovación militar». Innovación en la que Italia se halla en primera fila, siendo el único país del mundo –después de Gran Bretaña– que recibirá de Estados Unidos misiles y bombas para armar los Predator MQ-9 Reaper “made in USA”, ya comprados, en lo que constituye un gasto de cientos de millones de euros que se suman al gasto militar italiano, de unos 80 millones de euros diarios, sustraídos a los gastos sociales.

El drone estadounidense «Predator MQ-9 Reaper» puede llevar 14 misiles Hellfire y 2 bombas guiadas por laser o vía satélite. Después identificar el «blanco», los operadores que lo controlan, sentados ante una consola a miles de kilómetros de distancia, lanzan misiles y bombas con su joystick. Los «daños colaterales» son inevitables, como ha quedado demostrado con el uso de los drones estadounidenses en Afganistán, Pakistán, Irak, Yemen y Somalia, entre otros países.

Para abatir un presunto enemigo, los drones asesinos a menudo destruyen toda una casa, matando al mismo tiempo mujeres y niños con sus misiles Hellfire (Fuego del infierno) dotados de una ojiva termobárica o de fragmentación. La ojiva termobárica, mediante la creación de una nube de aerosol, provoca una onda de presión extremadamente alta y una ola de calor que absorben el aire de los pulmones y queman todo organismo vivo que caiga en su radio de acción. La ojiva de fragmentación proyecta fragmentos metálicos puntiagudos que laceran todo lo que se halle al aire libre y que son capaces de penetrar muros lacerando todo lo que encuentran en su trayectoria. Ese es el tipo de arma que Italia está adquiriendo.

En su entrevista publicada en el Corriere della Sera, la ministra Pinotti confirma que nada impide el uso de ese tipo de armamento. Cuando se le pregunta «¿Cuándo vendrá la decisión italiana de bombardear Irak?», la señora Pinotti responde: «Italia ya ha efectuado bombardeos en el pasado. Lo hizo en los Balcanes, lo hizo en Libia»

En 1999, 54 aviones italianos participaron en los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia, efectuando 1 378 misiones contra objetivos identificados por el gobierno de Estados Unidos. «En cantidad de aviones fuimos segundos en relación con Estados Unidos. Italia es un gran país y nadie debe sorprenderse de la implicación demostrada en esa guerra», declaraba el entonces primer ministro Massimo D’Alema.

En 2011, durante los bombardeos contra Libia, los aviones italianos efectuaron 1 100 misiones. «La misión en Libia entra en nuestra Constitución ya que el artículo 11 repudia la guerra pero no el uso de la fuerza por razones de justicia», afirmaba entonces el secretario del Pd (Partito democratico) Pier Luigi Bersani. Y el presidente Giorgio Napolitano aseguraba que «no hemos entrado en guerra».

Siguiendo la misma línea, la ministra Pinotti declara ahora, en nombre del gobierno de Matteo Renzi, que la realización de bombardeos aéreos «no debe ser un tabú. Sería incluso hipócrita pensar que podemos hacerlo todo sin llegar a ese punto».

Así que también volarán dentro de poco los drones asesinos italianos con sus misiles Hellfire. Ya ha quedado claro que pisotear el Artículo 11 de la Constitución, donde se repudia la guerra, no es un tabú para los dirigentes de un partido, que se define como a sí mismo como «democrático».

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio.

[1«Iraq, Isis: l’Italia farà la sua parte», entrevista de Roberta Pinotti concedida a Paolo Salom, Corriere della Sera, 5 de noviembre de 2015.