El Kremlin informó que el jefe del FSB, Alexander Bortnikov, anunció, en una reunión sobre la catástrofe del Airbus 321 ruso ocurrida en el Sinaí el 31 de octubre de 2015, que sus servicios encontraron residuos de un explosivo de fabricación extranjera en los restos del aparato siniestrado [1].

Según los especialistas, la catástrofe fue provocada por la explosión de un artefacto improvisado cuya potencia era equivalente a 1 kilogramo de TNT. La explosión tuvo lugar a bordo del aparato en vuelo y provocó su dislocación. El atentado, ya que finalmente fue esa la causa de la catástrofe, provocó la muerte de 224 personas.

«Buscaremos a los asesinos dondequiera que se escondan», declaró el presidente Putin. «Los encontraremos en cualquier lugar del planeta y serán castigados», agregó, antes de señalar:

«Actuaremos de conformidad con el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, que estipula el derecho de legítima defensa.

Las operaciones de nuestras fuerzas aeroespaciales en Siria no sólo deben proseguir sino que deben ser intensificadas para que los criminales comprendan que el castigo será inevitable.

Quien tratara de prestar asistencia a los criminales debe saber que tendrá que enfrentar la responsabilidad por tales intentos.»

El FSB anunció una recompensa de 50 millones de dólares por toda información sobre personas implicadas en ese acto terrorista [2].

[1“Meeting on investigation into the crash of a Russian airliner over Sinai”, Kremlin, 17 de noviembre de 2015.