El 13 de abril de 2016, la justicia rusa prohibió el «Parlamento tártaro», organización separatista de Crimea respaldada por Turquía y Ucrania. Según el acta de acusación, como ya habíamos anunciado en este sitio, esta asociación organizó el bloqueo de camiones provenientes de Ucrania y voló en pleno invierno las líneas eléctricas de alta tensión, dejando así la península de Crimea en la oscuridad y el frío.

La justicia rusa consideró que, habida cuenta de sus actividades terroristas, el «Parlamento tártaro» no puede beneficiarse del derecho de asociación reconocido en las leyes de la Federación Rusa.

Contrariamente a lo que su nombre parece indicar, el «Parlamento tártaro» no es un órgano representativo sino un buró de 33 personas electo por los 220 miembros de la asociación política Qurultay.

El «Parlamento tártaro» se halla bajo la presidencia de Refat Chubarov (en turco, Cubarov) y su líder es el diputado ucraniano y agente de la CIA Mustafa Yemilev (en turco, Cemiloglu). Estos dos individuos son además los fundadores de la «Brigada Islámica Internacional» y del «Gobierno de Crimea en el exilio», dos organizaciones con base en Jerson [Ucrania] desde donde se dedican a organizar acciones de sabotaje contra la base militar rusa de Crimea [1].

La mayoría de los miembros de esas organizaciones también pertenecen al Hizb ut-Tahrir, una escisión de la Hermandad Musulmana presente fundamentalmente en Londres y en Asia Central. La Organización de Cooperación de Shanghai fue creada inicialmente para luchar contra esa cofradía.

El 21 de abril, el vocero del Departamento de Estado, John Kirby, acusó a Rusia de haber actuado sin base legal y de violar el derecho de expresión de los tártaros.

Desde que se concretó la reunificación de Crimea y Rusia, Moscú proclamó el reconocimiento de la lengua tártara, rehabilitó a los 180 000 tártaros deportados colectivamente por Stalin y asignó 10 000 millones de rublos para mejorar sus condiciones de vida. La mayoría de los tártaros de Crimea –unos 250 000– acogió calurosamente la reunificación. Pero una minoría –unos 20 000, o sea sólo el 8%– optó por retomar la lucha contra Moscú, iniciada durante la Segunda Guerra Mundial y proseguida posteriormente en el marco de la guerra fría.

En un esfuerzo por propagandizar el tema tártaro, Ucrania decidió de enviar a la cantante Jamala, originaria de Crimea, al concurso de Eurovisión, que tendrá lugar el 14 de mayo en Estocolmo. Jamala presentará allí una canción dedicada a la deportación colectiva de los tártaros, en 1944, pero sin mencionar la colaboración de los jefes tártaros con los nazis, cuyos herederos ocupan actualmente el poder en Kiev.

[1«Ucrania y Turquía han creado una brigada internacional islámica contra Rusia», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 15 de agosto de 2015.