La Conferencia Anual sobre la Seguridad de Israel comenzó en Herzliya el 14 de junio de 2016. El encuentro se desarrolló en medio de discursos manidos –como los de los franceses Jean-Francois Coppé y Bernard-Henri Levy.

Pero las paredes temblaron durante la clausura, cuando el ex primer ministro israelí Ehud Barak, ya retirado de la vida política, acusó al gobierno de Benyamin Netanyahu de «fascismo», por supuesto, no en el sentido de los años 1930 y 1940, según precisó el propio Ehud Barak.

El ex primer ministro lanzó una completa advertencia contra una política que conduce Israel a la ruina e incluso describió detalladamente el plan de Netanyahu:
 1. Israel prevé controlar para siempre los territorios conquistados en 1967.
 2. Israel no está interesado en la solución de los 2 Estados y se opone a la creación de un Estado palestino en su frontera.
 3. Israel espera que el resto del mundo acepte esa realidad y se adapte a ella. También espera que otras crisis –como los ataques terroristas en Europa, la situación en Siria, etc.– sigan desviando la atención de los demás Estados.
 4. Israel acepta la autonomía para los palestinos, pero sin derecho a la formación de un Estado.
 5. Israel construye pacientemente colonias para crear poco a poco una situación irreversible en el terreno.

La aplicación de ese programa –explicó Ehud Barack, entre nutridos aplausos– transformará Israel en «un Estado de apartheid». Y precisó que «en las capitales del mundo entero –en Londres y Washington, en Berlín y París, en Moscú y Pekín– no hay ya ningún dirigente que crea ni una palabra salida de la boca de Netanyahu o de su gobierno».

Ehud Barak concluyó que la situación de Israel es comparable a la del antiguo régimen de Johannesburgo.