Los teléfonos inteligentes se han impuesto en todo el mundo. Las personas buscan siempre el modelo más nuevo, aunque no haya grandes diferencias con el modelo anterior. Pero muchos de los teléfonos que han dejado de ser los más nuevos mantienen una muy buena capacidad de funcionamiento.
Su función primordial de realizar llamadas telefónicas no ha mejorado mucho la experiencia: fallan, se escucha mal, muchas veces la potencia no permite recibir la señal, etcétera.
Lo que sí ha cambiado es el mundo de las aplicaciones que funcionan en el aparato. Por ello, muchas veces se ironiza enumerando las características del aparato y al final se menciona que también sirve para hacer llamadas. El negocio de las aplicaciones o apps tiene un público meta de millones de personas. Con ellas se pueden incrementar las funciones del dispositivo para facilitar muchas tareas, muchas de ellas gratuitas y otras que requieren de un pago para activar funciones más avanzadas. Y a pesar de que en la lista de las más descargadas se encuentran aquellas diseñadas para tomarse selfies (autofotos), existen muchas otras aplicaciones que sí cambian totalmente la función del dispositivo.
Algunos desarrollos son impactantes, superan lo que hace unos 10 años se consideraba ciencia ficción. Antes era casi nula la posibilidad de que alguna persona común pudiera ver en un momento de su vida una imagen satelital. Hoy casi cualquier usuario con un smartphone lo ha hecho. Y todos lo que utilizaron por primera vez Google Earth se sorprendieron (la mayoría buscó su casa como primera opción) con esa capacidad de ver el planeta como lo ven los satélites. La posibilidad de ver la Torre Eiffel, las pirámides de Egipto y la muralla China el mismo día, quizá en únicamente 10 minutos, es algo que pocos imaginaron. También se puede ver la Luna y hasta Marte y, todo, desde un teléfono. Buscar un destino en el mapa del teléfono y recibir ayuda GPS (por geoposicionador satelital) es algo habitual.
De forma más local encontramos aplicaciones que nos guían en el transporte público –la red del Sistema de Transporte Colectivo Metro o del Metrobús–, que pudiera ser todo un reto para los habitantes y visitantes de una gran ciudad. Para el caso de la Ciudad de México tenemos muchas aplicaciones, entre ellas podemos mencionar Metro y Metrobus de Mexico y Red Transporte DF. Para incluso conocer las rutas y estaciones del Pumabus, Tren Ligero y del Metro de las ciudades de Monterrey, Nuevo León, y Guadalajara, Jalisco.
Este tipo de aplicaciones cambian radicalmente el uso del teléfono. Por ejemplo, ahora puede convertirse en un escáner. La aplicación PDF Scanner cuenta, entre sus funciones, con la de capturar el texto de una imagen.
Antes había mucho trabajo como capturista de datos, una actividad muy tediosa pero que alguien debía hacer. Hace unos años las aplicaciones OCR o de reconocimiento de caracteres en las computadoras fallaban miserablemente, pero hoy hasta los teléfonos son capaces de realizar un buen trabajo, ahorrando muchas horas reconociendo las letras y convirtiéndolas en un archivo digital editable. Lo malo de esto es que muchos estudiantes seguidores de la tendencia del “copia y pega” seguirán autosaboteando su educación.
Es posible escanear un documento con muy buena calidad. También, convertir una foto en un archivo PDF, o un PDF en una imagen JPG. Los archivos se guardan en la memoria SD impidiendo que se sature la memoria principal y trabaja con la nube. Es compatible con servicios como Dropbox, Drive, Evernote y Google Drive, Whatsapp o envío a correo electrónico.
Hay aplicaciones para estudiantes que antes eran impensables, gracias al OCR. Photomath y Automath solucionan problemas matemáticos que han sido la pesadilla de los estudiantes: trigonometría, álgebra, algoritmos, etcétera. Sólo se toma una fotografía del problema y listo, perfectas para verificar los resultados.
Continuando con las herramientas para los estudiantes, y en la dinámica de las redes sociales donde escribimos como podemos, es bueno contar con una herramienta para verificar la escritura, sea para trabajos escolares, para actualizar el estado en Twitter o Facebook. Podemos utilizar la aplicación de la Real Academia Española, que nos ofrece el significado de las palabras así como sus características ortográficas y gramaticales. Hay otras aplicaciones que ofrecen sinónimos y antónimos, diccionarios, y traductores de inglés a español o que pueden traducir de un gran número de idiomas.
En esta sociedad cada vez más relacionada con la tecnología, a pesar del rechazo de muchos, en la que la privacidad es cada vez un bien más preciado, existen aplicaciones que permiten detectar cámaras ocultas. Lo que antes sería descabellado, digno de una película, hoy es algo que cualquier persona puede hacer. También puede utilizarse el teléfono para localizar cámaras ocultas. Hidden camera detector lo hace detectando campo magnético. Hay que mover el aparato por los muros y, en caso de detección, se emite una alerta sonora y visual en la pantalla. Es posible practicar con la cámara de otro teléfono para conocer la zona que funciona mejor para ubicar la zona que emite la señal a detectar. La aplicación también cuenta con otro tipo de detección que busca los rayos infrarrojos que emiten las cámaras. Se utiliza viendo la pantalla del teléfono buscando algún punto luminoso en la habitación.
Las aplicaciones son muchísimas y se ofrecen nuevas a diario. Es importante no tomar ninguna como la mejor. Y considerar que muchas de ellas van comenzando. Entre más personas las utilicen, más y mejor información podrán ofrecer.
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