Las organizaciones son: Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW) y la Unión Estadounidense para la Defensa de las Libertades Civiles (ACLU, siglas en inglés). Solicitan al presidente Barak Obama el perdón para Edward Snowden, el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, siglas en inglés) que filtró información sobre los programas secretos de vigilancia del gobierno de Estados Unidos, entre ellos el denominado PRISM, que no dejaba fuera a nadie: estaban incluidos políticos extranjeros de países considerados aliados. Muchos críticos resaltaron que la actividad de la NSA violaba los derechos humanos. Lo que está claro es que violaba la privacidad, incluso la de políticos “amigos”. Aquella revelación provocó dolores de cabeza a los diplomáticos de todo el mundo. Para Estados Unidos, después del ataque a las Torres Gemelas, todos son sospechosos.

La paradoja es que The Washington Post es el único periódico que está en contra de que se otorgue el perdón. Dejó en claro su posición con un editorial publicado el 17 de septiembre pasado, en el que el periódico recomienda al presidente Obama decir… No.

Resulta aún más paradójica esta posición del diario cuando se recuerda que ganó el premio Pullitzer en 2014 gracias a la información que Snowden entregó a un pequeño y reducido grupo de periódicos que realizaron reportajes con ella. En ese tiempo los reportajes de este periódico, así como los de los otros medios que participaron en la investigación, revitalizaron el concepto de periodismo. Una vez más los lectores esperaban para saber cuál sería la siguiente información, organizada, verificada y analizada de forma periodística, distinto a los blogs que se habían hecho de las visitas de las mayorías.

El continuo avance tecnológico ha logrado mejoras en el campo de la medicina, la administración y, sobre todo, en el espionaje, sin embargo toda ventaja representa un riesgo. La miniaturización permitió que Snowden extrajera miles de documentos que hasta antes de la digitalización hubiera sido imposible. Su intención fue noble: dar a conocer a sus compatriotas y a los ciudadanos del mundo que eran observados; además, fuera de la ley. Sin embargo, el juicio se centró en él. El mensaje es que los Estados pueden violar la ley, pero una persona que viola la ley para beneficio de otros sigue siendo un criminal. Un hecho bueno que viola la ley no genera derechos de protección. Un tema legal aparte.

Otra ley que se rompe es la de la confianza de las fuentes con respecto de los medios de comunicación. La protección a la fuente es un básico. Hay muchos ejemplos de periodistas dispuestos a ir a la cárcel por negarse a decir quién es su fuente. Esas personas que están dispuestas a dar información confidencial que es de interés público, pero que entregarla pone en riesgo su vida, lo pensarán dos veces al ver como The Washington Post le da la espalda a Edward Snowden.

El reclamo de los reporteros a la directiva de este periódico también está presente: la decisión del medio se tomó sin consultar a la redacción, reclamó Margaret Sullivan, reportera del mismo periódico. Advierte que no es el tipo de legado que Obama querrá dejar. Snowden es una fuente y un patriota.

También Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Estadounidense para la Defensa de las Libertades Civiles, dijo que gracias a Snowden Estados Unidos tiene una mejor democracia.

Edward Snowden se apoyó en quien confiaba, eligió los periódicos, evitó ser él quien decidiera lo que se daba a conocer al público en general, confiando la información secreta a un grupo de periodistas de varios medios para que ellos realizaran esa función de decidir qué información era la más importante y qué datos debían publicarse sin poner en riesgo la vida de otras personas. Quiso evitar que lo enjuiciaran como a Julian Assange de Wikileaks, quien tiene otra visión a la hora de hacer pública la información, sin filtros y sin intermediarios. The Washington Post parece que quiere ser el traidor en la historia.

En contexto

¿Qué es el programa PRISM?
Ese programa inició en 2014 y analizaba los correos electrónicos, llamadas de voz, fotografías, videos, contraseñas, la actividad de los usuarios de las redes sociales, así como información que empresas brindaban cuando se les solicitaba. Entre los servicios estaban: Facebook; YouTube, de Google; Skype, de Microsoft; Yahoo, America On Line, y Apple.

Incluía también la entrega puntual de información sobre llamadas, incluyendo metadatos (números telefónicos, número de serie del dispositivo, duración y hora de las llamadas).

Hackeaban los principales routers o distribuidores en internet, con lo que podían espiar miles de computadoras al mismo tiempo y no preocuparse por realizar un procedimiento a cada una de ellas.

Snowden mostró al mundo que la “libertad” y la “democracia” de Estados Unidos se sustentan sobre las mismas acciones cuestionables que realizan los dictadores a los que tanto critican. Y vive en el exilio por ello.

Fuente
Contralínea (México)