I. Constantine Francois de Chasseboeuf, Conde de Volney (1757-1820), fue un lector-estudioso de la obra de Immanuel Kant; se forma en la Ilustración y militó en los albores de la Revolución de 1789, como representante de los Estados Generales. Viajero incansable, es célebre por su ensayo histórico-literario: Las ruinas de Palmira (ahora vigente por la destrucción de sus templos, esculturas y testimonios de esa cultura oriental), dejando en sus Viajes más testimonios de su asombro ante el mundo que descubrió yendo a Egipto, Siria, Palestina y otros pueblos de aquella geopolítica oriental que fascinó a tantos escritores y pensadores de la época, para enriquecer a la cultura occidental, siendo el constructor de esos vasos comunicantes de la humanidad. Volney analiza las irrupciones religiosas, virus de intolerancia y polémicas por querer ser, una de ellas, poseedora de la verdad absoluta y así buscar guerras interminables. “¡Oh, ruinas! Yo tornaré a escuchar vuestras lecciones; tornaré a la paz de vuestras soledades: y allí, lejos de la dolorosa escena de las pasiones, amaré a los hombres, recordándolos; meditaré en lo que puede hacer su felicidad, y cifraré la mía en la idea de haber acelerado la época de la dicha de los humanos”.

II. En Palmira encuentra “el más pasmoso espectáculo de ruinas: innumerable muchedumbre de soberbias columnas en pie y había entre ellas vastos edificios, enteros unos, otros medio caídos…. sembrada por todas partes la tierra con esos destrozos, cornisas, capiteles, arquitrabes, zócalos y pilastras, todo de mármol blanco y de labor exquisita”. Y el despotismo religioso como corolario del conflicto entre las creencias, que aun a costa de la mutua destrucción quiere imponer a un Dios y a una religión como única, sin que las demás cedan en su lucha irracional. Ahí escenifica el conflicto religioso, creyendo “que no había en el mundo más que ocho o diez sistemas de creencias, y no esperaba reconciliación alguna entre ellas: ahora veo mil sectas distintas, ¿qué esperanza de concordia me quedará?”. E invoca al Tribunal de la Razón para resolver con la tolerancia, un problema que persiste en nuestros días y nos devuelve a este conmovedor ensayo. Autor de: Cronología de Herodoto; El hebreo simplificado, Nuevas investigaciones sobre historia antigua; El alfabeto europeo aplicado a las lenguas asiáticas, etc., en Las ruinas de Palmira propone hipótesis sobre la evolución de las sociedades, las religiones y sus interacciones con lo que éstas tienen de fanatismo y supersticiones, analizadas con las conquistas de la racionalidad embebida de ilustración y desde un punto de vista kantiano.

III. Nacido en París, demostró estar del lado del pueblo, contribuyendo al final del antiguo régimen y el parto de Los derechos del Hombre en 1789, cuando la Revolución derrumbó las monarquías absolutistas. “No basta habernos librado de estafadores y tiranos… es menester impedir que se reproduzcan”. En este tiempo de intolerancias, sus 24 capítulos nos iluminan: “Si entre tantos cultos como seguís, uno sólo ha de ser el preferido… toda esa multitud de estandartes, pueblos y profetas, van a ser condenados a muerte eterna”. Hoy una secta religiosa-política ha devastado lo que quedaba de las ruinas de Palmira. “En la oscuridad de los santuarios, tras el velo de los altares, fingieron que obraban y hablaban los dioses, dictaron oráculos, aparentaron milagros, prescribieron sacrificios, impusieron ofrendas… y fueron atormentados los pueblos por las pasiones del sacerdocio, con títulos de religión y teocracia”.

Ficha bibliográfica:
Autor: Conde de Volney
Título: Las ruinas de Palmira (traducción de Armando Ruiz Gómez)
Editorial: Biblioteca Edaf y Morales, S. A.

Fuente
Contralínea (México)