Días atrás se presentó en RPP la presidente de OSITRAN, Patricia Benavente Donayre, quien se mostró compungida por, supuestamente, ser ella y la institución a su cargo, víctimas de una campaña maliciosa y que únicamente buscaba desprestigiarlas. Sin embargo, no señaló culpable alguno y sí más bien buscó responsabilizar a terceros, fundamentalmente del Ejecutivo, de la paralización de obras en las concesiones a su cargo, como la Línea 2 del Metro de Lima y el Aeropuerto Jorge Chávez.
¿Creerá que somos olvidadizos?
La señorita Benavente confía en que el cambio de gobierno nos haya hecho olvidar la conferencia de prensa dada por ella misma el 18 de mayo del 2016 en la que dijo sobre la Línea 2 del Metro: "en determinados casos, dependiendo de la solución técnica que plantee el concesionario en el estudio de ingeniería definitivo, podría eventualmente haber alguna estación que tenga un ancho de muro de pantalla de 80 centímetros".
O, cuando señala refiriéndose a la reducción de los estándares antisísmicos de las estructuras: "Algunas personas han opinado que debe ser de 1.5 y eso ha servido para que se hable inexactamente que se está bajando de 1.5 a 1.3. El contrato dice factor 1, pero la norma de nuestro Ministerio de Vivienda dice 1.3, entonces el ajuste es hacia arriba para dar más seguridad, no hacia abajo. Entonces, eso es importante aclararlo, y ¿por qué no hacia 1.5 y sí hacia 1.3?, por la diferencia entre lo que es una edificación "importante" y "esencial" sólo se refiere a la continuidad del servicio". Fue ella autora de estas expresiones. ¿De qué campaña habla?
“Culpa de atrasos”
Olvidándose que le debe el cargo al gobierno de Ollanta Humala, en el que estuvo vinculada a Nadine Heredia, según Hildebrandt en sus Trece, lo responsabilizó del atraso de las obras en la Línea 2 del Metro de Lima, e incluso insinuó que PROINVERSIÓN, debería tener autonomía técnica para decir NO, quizás aludiendo al Tramo 1 de dicha obra, que según el informe de Contraloría se adelantó para ser inaugurada antes el término del mandato de Humala.
La pregunta entonces se cae de madura: ¿Qué dijo el regulador a su cargo, cuando el contrato ya estaba firmado, y se planteó esa adenda? Que sepamos, nada.
Pasando franela
Subiéndose al coche del actual gobierno (o, por lo menos, tratando de hacerlo) dijo algo así, como que ahora sí se podía coordinar con el Ejecutivo e incluso la Contraloría, para lograr destrabar los proyectos.
No es ningún secreto que la señorita Benavente goza de una enorme fama de obstruccionista en los sectores público y privado.
Amor por el cargo
No es ningún descubrimiento el hecho que la gestión de Benavente es la peor en 20 años del regulador y que el equipo de calichines del que se rodeó, es una de las causas de ello.
Entonces, ¿por qué, si la fecha de vencimiento de su mandato es, legalmente hablando, febrero 2017, insiste en permanecer más tiempo en la presidencia del regulador?
Mar de fondo
Quizás la explicación la encontremos en su persistente insistencia en que le sea aprobado su proyecto de adquisición de una sede propia para el regulador. Proyecto que le habría sido rebotado hasta en cuatro oportunidades. La última de ellas, el reciente 21 de septiembre. Es decir, ya en este gobierno.
Probablemente, Benavente espera que en la PCM den el visto bueno a su proyecto de compra de inmueble, si muestra ferviente apoyo a las prácticas de la actual gestión.
Cumplimos con alertar entonces al primer ministro, Fernando Zavala, de lo que podría ser el trasfondo de la equivocada pretensión de permanecer en el cargo, por parte de Benavente. Así como antes denunciáramos que había por lo menos 2 de tres aspirantes a directores de OSITRAN que tenían claro conflicto de intereses.
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