El Emirato Islámico (Daesh) volvió a ocupar Palmira en un ataque por sorpresa realizado del 9 al 12 de diciembre de 2016.

Desde el extranjero, el «Alto Representante» de la «oposición siria», Riad Hijab, denunció a las fuerzas del «régimen sirio» afirmando que arremeten contra los «civiles desarmados» en Alepo pero que «huyen como ratas ante los yihadistas del Estado Islámico en Palmira».

La realidad es muy diferente.

Una fuerza de 5 000 yihadistas llegó de manera coordinada, simultáneamente desde Raqqa (en Siria) y Mosul (en Irak) en un movimiento de tenaza sobre el millar de soldados sirios que defendían Palmira. El Ejército Árabe Sirio sólo tuvo tiempo de evacuar urgentemente a los civiles y destruir su propio arsenal antes de retirarse ante una fuerza numéricamente muy superior.

En junio de 2014, Estados Unidos empujó el Emirato Islámico a invadir la parte sunnita de Irak, para cortar las vías terrestres de comunicación entre Teherán y Damasco, última etapa de la «ruta de la seda». Después de haber ocupado Mosul, el Emirato Islámico se extendió hacia Palmira (en Siria), en mayo de 2015. En aquel momento, los yihadistas cruzaron la frontera bajo la mirada impasible de las fuerzas estadounidenses, que se abstuvieron de intervenir e incluso de lanzar la alerta. Pero el Ejército Árabe Sirio liberó Palmira en marzo de 2016.

Para que el Emirato Islámico lograra ocupar Palmira nuevamente, las fuerzas estadounidenses, que deberían haber cercado Mosul, le dejaron abierto el camino hacia el desierto sirio y detuvieron los bombardeos que la aviación de la coalición internacional había emprendido sobre la provincia siria de Raqqa.

Al estar concentrado en la liberación de Alepo, el Ejército Árabe Sirio no tuvo tiempo de enviar refuerzos a Palmira, cuya guarnición se vio obligada a retirarse ante la embestida de una fuerza yihadista 5 veces superior en número de hombres.