El Tiempo y la Historia están estrechamente ligados, pero la gente no rememora el Tiempo. Lo que rememoran es la Historia. Y el Tiempo se transforma en Historia cuando los grandes cambios del mundo así lo deciden.

Por eso hablamos de antes y después del nacimiento del Señor Issa [Jesús], de antes y después que la Revelación llegara a nuestro profeta el Mensajero de Dios [Mahoma]; porque la Historia posterior a esos acontecimientos ya no es lo que había sido antes de ellos.

Lo mismo sucede cuando hablamos de la situación política mundial anterior o posterior al derrumbe de la Unión Soviética o a las dos Guerras Mundiales.

Yo creo que, con la liberación de Alepo, diremos que hay «un antes y un después de Alepo» y que el Tiempo se ha transformado en Historia, no sólo para Siria y la región, sino para el mundo.

Es aquí donde el Tiempo se transforma en Historia. Es Alepo lo que transforma el Tiempo en Historia.

El pueblo de Alepo, con su resistencia; el Ejército Árabe Sirio, con su coraje y sacrificios; cada ciudadano sirio que se mantuvo del lado de Alepo, de su país, de su Patria y de lo justo, son quienes ahora están haciendo Historia.

Y esto es mucho más grande que la palabra «mabruk» [“felicidades” en árabe]. Todos se felicitan unos a otros repitiendo esa palabra de “felicitación”, en persona o a través de las redes sociales.

Yo no quiero repetir esa palabra sino más bien afirmar que lo que hoy sucede es la Historia que está escribiendo cada ciudadano sirio, la que comenzó hace alrededor de 6 años, al principio de la crisis y de la guerra contra Siria.