La Independencia traicionada I

Con estos artículos, intentamos abrir un debate que esclarezca lo que los indígenas peruanos podemos juzgar como la conmemoración de los Doscientos años de la Traición Criolla y el apoderamiento y monopolio del Estado y la gobernabilidad de la endeble y falsa democracia estamental y racista que existe desde 1821 en el Virreinato del Perú “independizado”.

Todo esto ha creado un país en donde un grupo minoritario criollo, con su sociedad, cultura, economía y demás recursos “civilizatorios”, manipula “democráticamente” a una inmensa mayoría de mestizos, indígenas y descendientes de migrantes forzados, imponiendo una suerte de “consenso de Lima”, o centralismo mendaz (patrañero) con el que dominan y manejan monopólicamente, con un magistral y singular despotismo político y una economía mercantilista-extractivista despiadada, un país de mayorías pasivas e inconscientes que se han convenido y se han ido ”acomodando” a vivir en la marginalidad, cuando no en una condición de pobreza y subalternidad, astutamente administrada por dichas minorías racistas y “solapas”, que fungen de invisibles y que se sirven de esta aparente “normalidad democrática” estructural y sistémica con apariencia de formalidad legal.

Son muchos los temas a esclarecer en este “país consuetudinariamente frustrado”, castrado históricamente para ser saqueado, o en los términos más optimistas (a lo Basadre): país que no dejará de ser siempre una “promesa peruana”. (Criollamente, prometer es “mecer”).

Pero comenzaremos por el principio, cuáles son los temas históricos, de cómo estas “minorías” organizadas en “logias liberales” y “románticas” logran excluir a los pueblos indígenas, quechuas, aimaras y amazónicos (tildados de salvajes, bárbaros, etc.) de sus innegables derechos de participar en el Estado peruano “independiente”, hasta el día de hoy; derechos que aquí y en todo el planeta, están amparados por los valores irrenunciablemente humanos de la Teoría Constitucional, la Democracia Representativa, la Libre Determinación, la Soberanía de los Pueblos y el Derecho a la Insurgencia contra el Despotismo Político Dictatorial.

¡La lucha por la independencia continúa!

Logias criollas crean la supra-colonización encubierta en la “independencia”

El libertador José de San Martín, era conocido como el “hermano Inaco” nombre de combate, entre los cófrades de la Logia Lautaro. Los integrantes de las logias usaban seudónimos porque la lucha era a muerte, altamente riesgosa, muchos “hermanos” habían caído en manos de la Santa Inquisición o de los custodios de la monarquía y por ello habían sufrido torturas y en el peor de los casos la muerte en la hoguera.

El historiador Jorge Paredes M. nos dice que: No debemos pasar por alto que en las otras regiones del continente donde nacen las corrientes libertadoras del sur y del norte hubo el factor trascendental que fue el restablecimiento del absolutismo de Fernando VII (1814-1819) en España y que por esta razón tanto los patriotas hispanoamericanos como los liberales europeos se sintieron igual “víctimas” del nuevo estado absolutista y que es por eso mismo que se establecen relaciones de colaboración entre ellos a través de las llamadas “logias”.

José Torrubia, sacerdote católico, infiltra la hermandad masónica, logra detectar e investigar a la organización clandestina y sus integrantes. Como producto de esto es que la masonería determina un riguroso secreto y también un sistema de seudónimos para sus integrantes. Desde allí las logias no llevaban libros escritos, ni intercambiaban correspondencia, que pueda ser plagiada y descubierta por las autoridades.

En España, el 15 de febrero de 1728, se fundó la “Logia Matritense” y que fue reconocida algún tiempo después por la “Gran Logia de Inglaterra” con la Carta Constitutiva N° 50. Aunque la influencia de la masonería inglesa fue de origen, fueron la masonería francesa y alemana la que les nutrió el “perfil y el talante” (características principales) de los cófrades ibéricos, lo mismo sucede con los portugueses y esta influencia fue la que caracterizó a la masonería latina. En especial fue el iluminismo revolucionario alemán, el enciclopedismo europeo y la reforma masónica promovida por Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832) lo que influye y le da a la corriente y sección “latina” de la masonería sus características principales.

Pasaron 12 años de actividad de la orden masónica en España, para que el Papa Felipe V dispusiera su disolución amparándose en la bula papal de Clemente XIII. Pero lejos de erradicar a las logias, éstas aumentaron por la fuerza del liberalismo hispano.

Los masones llegan a Río de la Plata a fines del siglo XVIII impulsados por las logias hispanas más que por las de Inglaterra. Ya antes del desembarco de San Martín, Alvear y los otros “patriotas” separatistas argentinos en el puerto de Buenos Aires, la masonería estaba en desarrollo, así pues, el rousseanismo, la ilustración, el iluminismo francés y el liberalismo anglo-norteamericano, además del liberalismo hispano, fueron el corpus de la doctrina “romántica” que fermentaron a las logias sudamericanas.

Las logias “lautarianas” fueron creadas por las dos logias matrices: la de Londres y posteriormente la de Cádiz; y no hubo una sola logia Lautaro, sino que fueron varias, en Buenos Aires, en Mendoza, en Córdoba, en Santiago de Chile y en el ejército de los Andes de la expedición que desde Chile libera al Perú. Estas logias “lautarianas” que fueron “operativas” (es decir estaban creadas para objetivos muy precisos… una vez conseguidos los objetivos la logia quedaba inoperante) y no “simbólicas”, tuvieron la estrategia general de “liberar” Sud América del dominio monárquico, en especial y desde Argentina, “independizar” a Chile y Perú, con una “expedición libertadora”, cuyo ejecutor sería San Martín. De todos estos patriotas, Mariano Moreno fue el más inspirado para escribir un compendio de estrategia que pudiera darles un horizonte político y objetivos claros, este fue el texto titulado “Plan de Operaciones”, verdadero libro doctrinario o compendio estratégico revolucionario.

En la naciente patria Argentina, la participación masónica es importante e influyente; tanto en la gubernatura porteña de Juan Manuel de Rosas (1793-1877), como en la presidencia de Rivadavia (1826-27). Posteriormente, el “unionismo” y el “federalismo” eran motivo de disputas entre los cófrades, igualmente los centros de poder de Londres, Madrid, París y Lisboa enviaban y copaban de agentes, los nuevos Estados latinoamericanos, pues en estos momentos álgidos de la guerra separatista, estaba en juego la disputa por nuevos mercados y la expansión del capitalismo mercantil. De la combinación de estos intereses surgían las simpatías por una u otra estrategia unionista o federalista. Bernardino Rivadavia ejerce el primer período presidencial argentino (1826-27) con su partido “unitario” de los comerciantes porteños que eran enemigos políticos declarados de San Martín pues temían su fuerte influencia en las logias.

Los masones participaban de las tendencias y militaban en una y otra propuesta porque tenían los mismos apetitos de poder y personalismos, además que desarrollaban las contradicciones económicas y políticas de una coyuntura histórica de guerras y revoluciones. Como dice Emilio Corbiére: “Pero aun con esas contradicciones, brindaron esfuerzos de unidad para superar las divergencias cruentas y los antagonismo…”. El cónclave de Punchauca que se produce años después en Lima es también muy ilustrativo de este tema, donde se reúnen tres cabezas de logias masónicas para acordar sobre el destino del Perú. Igualmente puede decirse del cónclave de Guayaquil, donde estuvieron reunidos -prácticamente- también tres jefes masónicos: San Martín, Bolívar y un gran maestre: “general Antonio Valero, (Grado 33 miembro del Supremo Consejo Neogranadino del Rito Escocés Antiguo y Aceptado), es con esta política de “esclarecer contradicciones y establecer acuerdos”, como se construye en sus aspectos más generales y gracias a los masones, la “Argentina moderna” de Sarmiento, Mitre y Roca, tres destacados cófrades, que entre otras políticas de gobierno, usan la “limpieza étnica” de las pampas, como su política más común e importante. A la par, el desarrollo de la constitucionalización y el establecimiento de las instituciones republicanas, como también del liberalismo económico político y filosófico “cercano a la filosofía de Benedetto Croce y de Karl Christian Friedrich Krause (acaso ¿el gran Rosentkraus?).

Su lema era “Gobernar es poblar”; y claro, para la mentalidad de esta segunda colonización, se trataba de “poblar” con ciudadanos criollos o europeos y sobre territorios “limpios” étnicamente hablando, con esta máxima de Juan B. Alberdi , podemos sintetizar el pensamiento masónico racista radical que dominaba el pensamiento “liberal” de los independentistas criollos de aquel entonces, entre los que lo común era el “libre-pensamiento” que tenía como principio: “mejorar la raza” lo cual significaba imponer la raza blanca por exterminio o violación de las indígenas. Entre los masones de aquella época habían oligarcas, militares, hacendados, comerciantes, industriales, sacerdotes, científicos, intelectuales, periodistas, pero también, sindicalistas, radicales, socialistas, anarquistas, internacionalistas; es decir, las logias masónicas estuvieron también en la fundación y creación de los principales gremios del sindicalismo… argentino, entre otras la Sociedad Rural Argentina, la Fraternidad Ferroviaria, y la Sociedad Tipográfica Bonaerense y la Unión de Tranviarios Automotor, que van a ser determinantes en el futuro sindicalismo peronista. Sin embargo, Montevideo era el centro y la fábrica ideológica de la masonería rioplatense. Allí destacó Julián Baltazar Álvarez, ex–cura que había sido ganado por el racionalismo y filosofía del ginebrino J. J. Rousseau, fue iniciado en la logia “Independencia” en 1875 dedicándose a la jurisprudencia y el periodismo, integró la “sociedad patriótica” y escribía en el diario “La Gaceta”, alentado por Mariano Moreno. Posteriormente entra en conflicto con el partido rivadaviano y debe radicar en Montevideo donde hace alianza con el “artigüismo” que también era rousseauneano, allí actuaban bajo la logia “Asilo de la Virtud”.

Hago esta presentación de Álvarez porque en su logia porteña, San Martín, Alvear y Zapiola eligieron a los “hermanos” que fundaron la primitiva “Logia Lautaro” de Buenos Aires. Por eso es importante el “cura morenista” J.B. Álvarez, y su logia como el antecedente más importante e inmediato al desembarco de estos próceres el 9 de marzo de 1812. Él también forma parte de “La Sociedad de los Siete” que era el “brazo público” de la “Logia Independencia”, junto con Matías Irigoyen, J. J. Castelli, Bernardo de Monteagudo y Manuel Belgrano, entre otros. Patriotas separatistas criollos que soñaban con seguir engatusando a los indígenas del sub-continente o por lo menos en el cono sur, agrupando sus proyectos de repúblicas, en “La banda Oriental” (Uruguay), Argentina, Paraguay, Chile, Alto Perú (Bolivia), Perú y Guayas (Ecuador), con “una monarquía” constitucional, con un “rey inca” títere de los criollos, a la cabeza. Tema y estrategia singular que merece otro artículo.

Otro antecedente importante de la Logia Lautaro, es la existencia de la logia “San Juan de Jerusalén de la Felicidad de esta parte de América”, fundada por el portugués Juan de Silva Cordeiro, con carta constitutiva de la gran logia de Maryland. Sin embargo para 1810 esta logia había sido cesada, Silva Cordeiro murió ese mismo año.

Otras logias se habrían formado por la incursión (como sembrando “esporas”) de los soldados ingleses en las invasiones de Inglaterra en la Argentina en 1806 y 1807. Se formaron dos logias “Los Hijos de Hiram” y “Estrella del Sur”, que tenían carta constitutiva de Irlanda.

De esta forma, la primera Logia Lautaro en Sud América, fue la fundada por San Martín, Matías Zapiola y Carlos María de Alvear, en 1812, poco después de su llegada desde Cádiz a bordo del buque George Canning; sin embargo esta logia se diluye poco después por las disputas entre San Martín y Alvear, este último instrumentaliza la logia para sus propios intereses, hasta que cae golpeado víctima del motín de Fontezuelas (abril de 1815), luego del cual la logia Lautaro se diluye. En 1816, San Martín reorganiza esta logia, sin Alvear, el cual desde Montevideo forma otra logia “alvearista” que se constituye en enemiga de la de Buenos Aires, a la que se unirá tiempo después José Miguel Carrera.

Parte II: El plan maestro para la supra-colonización del continente andino, “América”