José de San Martín-Carlos María de Alvear

La división de la Logia Lautaro original que reunía a San Martín y a Carlos María de Alvear, fue reorganizada en Buenos Aires sin este último; el generalísimo funda posteriormente filiales subalternas en Mendoza y en Santiago, recibiendo gran apoyo y la participación distinguida de Juan Martín de Pueyrredón. De esta forma la logia filial de Mendoza, y la gubernatura de Cuyo, le posibilitan a San Martín la forja del Ejercito de los Andes.

En 1817, Bernardo O’Higgins forma la Logia Lautaro de Chile, con gran apoyo de la Logia de Buenos Aires, pese a la fuerte oposición de J.M. Carrera que desarrolla una gran rivalidad contra el oficial inglés Bernardo O’Higgins, comisario político de Inglaterra, por el control del poder en Chile. En todas estas rivalidades, estaba de base la diferencia que había entre los partidarios de un proyecto republicano y uno monarquista de tendencia absolutista, de la que era promotor el “anglófilo” y presunto “agente inglés” Don José de San Martín. Y más aún dentro de la tendencia republicana hubo facciones “unionistas” y otras “federalistas”.

Estas facciones que reflejaban diferencias ideológicas y de los intereses de los grupos económicos de aquel entonces, en algunos casos tuvieron finales cruentos como el fusilamiento -por orden de San Martín- de los hermanos Juan José y Luis Carrera en Mendoza, el 8 de abril de 1818, y posteriormente el del tercer hermano José Luis; además del asesinato del mestizo guerrillero Manuel Rodríguez vinculado a los rebeldes pueblos Mapuche, en Tiltil el 26 de mayo de 1818. Y como parte de estos “ajustes de cuentas”, también el asesinato de Bernardo de Monteagudo en Lima, el 28 de enero de 1825.

Algunos autores como Jorge L. Castro Olivas , ponen en duda la filiación masónica de las logias lautarianas, con múltiples argumentos y apoyándose en citas de autores varios; debate que nos parece carece de importancia puesto que para el efecto de la independencia americana, los resultados son los que interesan. A la par que lo que nunca nadie niega, es la participación dentro de las logias lautarinas, de célebres personajes masónicos, como Francisco de Miranda, San Martín, Bolívar, Monteagudo, Castelli, O’Higgins etc., que fueron no solamente partícipes de los sucesos más importantes de la epopeya de la independencia criolla de América, sino sus protagonistas. Finalmente Castro Olivas, concluye que las logias lautarianas, en realidad fueron “grupos políticos”. Esto último, hace más insulso el debate sobre si fueron o no formalmente logias masónicas, pues lo que resulta evidente es que fueron herramientas políticas o brazos instrumentales de la corriente doctrinaria de los masones –o del romanticismo- para implementar la “independencia” de América.

La Logia Lautaro Norte había sido fundada en Cádiz por el cura Servando Teresa de Mier, el que en 1816 partió a México en compañía de hermanos como Francisco Javier Mina con el fin de apoyar la lucha independentista. El biógrafo Christopher Domingo Michael, de Fray Servando, afirma que éste no era masón, sino para-masón, por su cercanía con muchos masones, que al parecer éste fue el caso de muchos clérigos en toda América que sin ser propiamente masones, actuaron en franca colusión, o confabulados con ellos. La Logia Lautaro Sur, había sido fundada en Buenos Aires en 1812 y tuvo una re-fundación en 1815-1816 en Mendoza por San Martín.

Esta Logia Lautaro Sur, fue la que crea primero una filial en Mendoza, luego otra en Santiago y finalmente otra en Lima, en 1820. Esta última, la integraron todos los cófrades de Chile, salvo B. O’Higgins que se quedó en Santiago. Sin embargo las seis constituciones de Chile que se conocen, fueron escritas de puño y letra por este general. Fabián Onsari, nos informa que la Logia de Buenos Aires tenía 55 miembros, cuatro fundadores (San Martín, Alvear, Ancharis y Zapiola) y 7 logistas que formaron parte de las logias de Cádiz y Londres.

Otro dato que nos parece muy importante, es la cita que hace Castro Olivas, del estudio de Aníbal A. Rottjer, en donde menciona que fue el padre Arizpe, miembro de la logia de Cádiz, el que enrola o “traba amistad con San Martín y lo decide a entrar en la logia y abandonar las filas del ejército español”. San Martín fue iniciado cófrade en la “Logia Integridad” de Cádiz y fue un asiduo lector de J.J. Rousseau, Montesquieu y Voltaire, autores que figuran en los libros de la biblioteca de campaña que trajo al Perú en la expedición libertadora, libros que donó posteriormente a la biblioteca de Lima. Se afilió después a la “Logia Caballeros Racionales N° 3” donde recibió el tercer grado de la masonería simbólica el 6 de mayo de 1808. Participando después junto a José de Alvear de la fundación de la “Logia Caballeros Racionales N° 7” de Londres que lejos de estar bajo la dependencia de Inglaterra, recibió mucho el influjo del iluminismo francés y del liberalismo español.

La Logia Lautaro pues, queda constituida con un acta del 24 de mayo de 1814, siendo el primer venerable maestro Carlos María de Alvear, y siendo los miembros fundadores Julián B. Álvarez, Chilavert, Zapiola, Holmberg u otros, siendo Álvarez su venerable Maestro. Además, apenas San Martín recibe la designación de general en jefe del Ejército de Los Andes, funda el 1° de agosto de 1816 la “Logia Ejército de los Andes” de la cual él mismo queda como su venerable maestro.

El gran maestro y gran comendador del grado 33, Emilio Gauchón (1860-1912), en su trabajo sobre “La Organización Masónica en la Independencia Americana”, nos relata que la Lautaro era una logia operativa y no simbólica o especulativa, con objetivos de estudio y formación personal. En cambio, las operativas son logias sujetas a un objetivo dentro de un período de tiempo determinado, luego del cual su accionar cesa completamente. En estas logias los integrantes tenían diversos grados según su avance en el compromiso para con la logia, comenzando con el de disponer de su vida y sus bienes y a luchar por la independencia americana, jurando que no reconocerían gobierno legítimo de las Américas sino aquél que fuese elegido por la libre y espontánea voluntad de los pueblos y de trabajar por el establecimiento de un sistema republicano. Así sucesivamente, los grados inferiores no conocían a los miembros de los superiores, siendo en las acciones sus nombres confiados a la memoria, y los mensajes transmitidos verbalmente, cuidando de no dejar constancia escrita, para prevenir delaciones que comprometerían hasta la vida o la libertad de los cófrades, en cuyas reuniones o “tenidas”, los asistentes no pasaban de siete, cambiando de lugar de reunión para no despertar sospechas.

Es así que el teniente coronel de caballería José de San Martín, el alférez de carabineros Carlos María de Alvear Blabastro, el capitán de caballería Francisco de Vera, el alférez de navío Matías Zapiola, el capitán de milicia Francisco Chilavert, el subteniente de infantería Antonio Orellano y el teniente de guardias Walonas barón de Holmberg, todos militares profesionales y fogueados en las guerra napoleónicas, juraron luchar por la “independencia” de América. Con la estrategia de que las acciones deberían ser orientadas por un núcleo dirigente, reducido en número, pero con gran experiencia militar y política, que bajo el nombre de un príncipe indígena del Arauco héroe de la resistencia a la dominación española: Lautaro.

En realidad lo que los fundadores estaban indicando bajo este nombre, era la voluntad y el compromiso de todos para marchar cruzando Los Andes hacia “la liberación” de Chile y el Perú.

En Argentina la logia mantenía a tres agentes para las relaciones con los españoles republicanos de Cádiz: Juan Lagosta, Andrés Arguibel y Tomás Antonio Lezica. Mientras que se había establecido una filial en Lima, con los cófrades José de la Riva Agüero, Francisco de Paula Quiroz y Fernández López Aldana y Brígida Silva. Esta Logia ya venía funcionando clandestinamente como “Logia de Lima” y al tomar contacto con la Logia Lautaro de San Martín, unieron las dos para formar una sola: “Logia de Paz y Perpetua Unión”.

El Libertador entró a Lima el 10 de julio de 1821, el 28 declaró la independencia y el 2 de agosto fue proclamado Protector del Perú. Este mismo año fundó la logia “Paz y Perpetua Unión” de Lima.

Por el año de 1817, ya los “hermanos” en forma clandestina trabajaban en Lima, bajo la denominación de Logia de Lima cuyo “venerable maestre” era José de la Riva Agüero. Lograron tener comunicación con los hermanos de la nueva logia y acordaron la unión de ambas, bajo la denominación de: “Paz y Perfecta Unión”, juramentando como sus miembros fundadores de esta primigenia logia los hermanos: José de la Riva Agüero Marqués de Goyeneche, Márquez de San Miguel; José de Torre Tagle, Vizconde de San Donás, Juan de Beringoaga; José Baquijano y Carrillo, conde de Vista Florida; José Matías Vásquez de Acuña, conde de la Vega del Ren.

Cuando don José de San Martín, ingresa a Lima, al tener comunicación con los cófrades masones: “Se incorpora a la Logia: “Paz y Perpetua Unión”, con los patriotas que vinculados a la Log:. Lautaro, trabajaban por la independencia americana: Mariano José de Arce, Martín George Guisse, Hipólito Unánue, Francisco de Zela, León La Chica, Francisco López Aldana, Miguel Tafur, José de la Mar, Francisco de Paula Quiroz, Francisco Javier de Luna Pizarro, Toribio Rodríguez de Mendoza, Bartolomé de las Heras, José Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Mariátegui y Tellería, Bernardo Monteagudo, Mariscal Juan Miller, Manuel Pérez de Tudela, José Joaquín Olmedo, Cecilio Tagle. ”

Lo que cabe destacar aquí, es que formaba parte de esta lista el cura seglar Francisco Javier de Luna Pizarro, quien después fue el Presidente de las tres primeras Asambleas Constituyentes, de la flamante “república unitaria del Perú”.

(IV PARTE: El expansionismo criollo los halcones chilenos y la doctrina Portales IV)