Muy esperado en la sede la OTAN, el nuevo secretario de Defensa de la administración Trump subrayó la intención de Washington de apoyarse en la alianza atlántica, en vez de limitarse a lograr que sus miembros aprueben sus declaraciones de guerra. Esto debería implicar tanto un aumento de los gastos militares –con los peligros de guerra que ello implica– como un reequilibrio de las fuerzas políticas en el seno de la OTAN. Sin embargo, el Pentágono no piensa renunciar su posición de preeminencia en relación con sus aliados.
La ministra de Defensa de Italia, Roberta Pinotti, y los demás ministros europeos de Defensa respiraron aliviados en la reunión del Consejo del Atlántico Norte, iniciada el 15 de febrero en Bruselas: la OTAN no está «obsoleta», como había dicho el presidente Trump. En su primera intervención oficial en Bruselas, el nuevo secretario de Defensa, James Mattis, aseguró que para Estados Unidos la OTAN sigue siendo «fundamental».
Es «la alianza militar más exitosa de la Historia», dijo Mattis a los periodistas en el avión que lo llevaba a Bruselas, y como prueba del compromiso estadounidense con la alianza atlántica mencionó el hecho que el único mando de la OTAN con cuartel general en Estados Unidos es el Comandante Supremo Aliado para la Transformación (SACT, siglas en inglés), cargo que el propio Mattis ocupó en su momento. El SACT, responsable del Comité Militar –la más alta autoridad militar de la OTAN–, «promueve y controla la transformación continua de las fuerzas y capacidades de la alianza».
Mattis subrayó que la OTAN se ha transformado en los últimos 20 años –en efecto, incorporó a todos los países del extinto Pacto de Varsovia, así como 3 Repúblicas de la desaparecida URSS y otras 3 de la ex Yugoslavia. Pero, agregó, «debe seguir transformándose para adaptarse a lo que sucedió en 2014, año del viraje en el que nuestras esperanzas de alguna forma de asociación con Rusia resultaron infructuosas». Y para eso hay que «estar seguros de que el vínculo transatlántico se mantenga fuerte».
Para demostrar esto último, el secretario general de la OTAN, Stoltenberg, confirmó en su declaración conjunta con el secretario Mattis que «tropas y equipamiento estadounidenses están llegando a Polonia y los países bálticos, mostrando claramente la determinación de Estados Unidos a mantenerse junto a Europa en este periodo tormentoso».
Bajo el mando de Estados Unidos –país al que pertenece el cargo de Comandante Supremo de las fuerzas aliadas en Europa–, la OTAN sigue extendiéndose hacia el este y reforzando su despliegue en el frente oriental con visos anti-rusos, a pesar de las intenciones declaradas por el presidente Trump de abrir una negociación con Moscú. Al mismo tiempo, la OTAN refuerza también el frente sur con nuevos dispositivos militares.
«Hoy decidiremos conformar un nuevo polo para el sur en nuestro Mando Conjunto en Nápoles», anunció Stoltenberg, subrayando que «eso nos permitirá evaluar y enfrentar las amenazas provenientes de la región, como complemento del trabajo realizado por nuestra nueva división de Inteligencia, conformada aquí en el cuartel general de la OTAN».
Para la mayor satisfacción de la ministra Pinotti, la importancia de Italia aumenta en el sentido de lo que Stoltenberg definió en la apertura del Consejo del Atlántico Norte como «proyección de estabilidad más allá de nuestras fronteras». El nuevo «Hub para el sur» que se instalará en Nápoles, servirá de base operativa para la proyección de fuerzas terrestres, aéreas y navales hacia una «región» de contornos indefinidos, que abarca el norte de África y el Medio Oriente así como áreas más allá de esas regiones geográficas. Para ese tipo de operaciones está disponible la «Fuerza de Respuesta» de la OTAN, con un incremento de 40 000 efectivos, principalmente su «Fuerza de Avanzada de Muy Alta Rapidez Operativa», que puede proyectarse en 48 horas «hacia cualquier lugar y en cualquier momento».
El nuevo «Hub para el sur», dependiente del Mando de la Fuerza Conjunta Aliada –cuyo cuartel general está en Lago Patria, Nápoles–, estará bajo las órdenes de la aguerrida almirante estadounidense Michelle Howard, quien, además de estar a la cabeza de Mando de la OTAN, es también comandante de las fuerzas navales de Estados Unidos en Europa y en África. O sea, el nuevo «Hub para el sur» también será parte de la cadena de mando del Pentágono.
Y todo eso cuesta dinero. Mattis recordó el pedido perentorio a todos los aliados europeos para que eleven el gasto destinado a la «defensa» hasta al menos un 2% de su PIB. Hasta ahora, sólo 5 países han alcanzado o sobrepasado ese nivel: Estados Unidos (3,6%), Grecia, Gran Bretaña, Estonia y Polonia. Italia está detrás con «a penas» un 1,1% de su PIB… pero está mejorando: según los datos oficiales de la OTAN, en 2015-2016 el gasto de Italia en la «defensa» aumentó en 17 642 millones de euros a 19 980 millones, lo cual representa un promedio de 55 millones de euros gastados cada día en el sector militar.
De hecho, los gastos militares de Italia están muy por encima de esa cifra ya que el balance de la «defensa» no incluye las misiones militares en el exterior –costeadas por un fondo aparte del ministerio de Economía y Finanzas–, ni el costo de importantes armamentos que se pagan a través de la Ley de Estabilidad.
Pero Stoltenberg anuncia muy feliz que la OTAN «ha pasado una página» en 2015-2016 al aumentar el gasto militar en un 3,8% en términos reales, o sea en unos 10 000 millones de dólares. La ministra Pinotti confía en que Italia alcance el famoso 2% del PIB, o sea en el país llegue a gastar 100 millones de euros diarios en el sector de la «defensa».
Y crecerá el desempleo, pero tendremos la satisfacción de tener en Nápoles el nuevo «Hub para el sur»
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio.
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