Ha regresado con “el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación”. No es que Aristegui se haya retirado, perseguida por MVS-Vargas-Peña-Eduardo Sánchez, ya que estuvo, con su periodismo escrito y oral sin haberse rendido, como una profesional que no ha dejado de serlo. Se ha reintegrado en su clásico horario matutino de las 8 de la mañana de lunes a viernes, para completar la necesaria variedad de ofertas noticiosas y comentarios, para que la escuchen y la vean por radio y televisión abiertas, para continuar siendo “una prensa fastidiosa, una prensa obstinada, una prensa agresiva es algo que debe ser soportado por aquellos que ejercen la autoridad, precisamente con el fin de preservar nuestros mayores valores: la libertad de expresión y el derecho de la gente a estar informada… el libre flujo de información que permite estar al tanto de las acciones (y omisiones) del gobierno. No hay mayor válvula de seguridad ante el descontento y el cinismo con respecto a los gobernantes que la libertad de expresión en cualquiera de sus formas” (Pedro J Ramírez: Prensa y Libertad).

Su noticiario, comentarios y crítica son referencia obligada para tener, en la pluralidad de esas manifestaciones, otro punto de apoyo para la información. Así que su reintegración sistemática al trabajo periodístico, completa el variado panorama que requiere la audiencia individualizada colectivamente. No quita el dedo del renglón a la Emilio Zola, en su modalidad de Yo Informo, a practicar su periodismo de investigación, con la finalidad de hacernos saber los actos y omisiones, más lo que ocultan, sobre todo los funcionarios. Y lo que hacen en público los protagonistas de la vida privada que traspasan esa frontera y que, también sus actos y omisiones, deben ser del conocimiento de la opinión pública.

Periodismo de contrapoder político y económico, para comunicar y exhibir cuantos hechos tienen lugar, mayormente si sus autores quisieran que pasaran desapercibidos, donde casi siempre, hay corrupción para dañar a la sociedad. Robos presentados como peculados, conflictos de intereses que son complicidades y triangulaciones empresariales como pago de favores a cambio de contratos. El ojo avizor de la reportera Carmen Aristegui coordinando a sus reporteros, ha hecho de su trabajo indispensable fuente de conocimientos informativos, para analizar la realidad del país.

Por eso es que saludamos el empeño de la periodista en ejercer, a voz en cuello, la búsqueda del secretismo e impunidad y abortarlo con todos los riesgos del autoritarismo, que ha dado más de un manotazo a la periodista. Pero, ésta se ha mantenido impecable e implacable. De eso debe tratarse el oficio y Aristegui ha sabido, pues, mantener a toda asta las libertades para buscar y dar información, sustentada en hechos y sus fronteras señaladas en el Artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es así como ha retornado la periodista, sus reporteros y demás trabajadores de su empresa noticiosa. En el concierto de las opciones orales, Aristegui ha conquistado su audiencia, con los derechos de ésta y sus obligaciones para con ella. Y frente a los gobernantes que abusan del poder para censurar y llegar hasta cancelar su actividad, como le sucedió a Carmen Aristegui, sólo quedan los recursos legales y la lucha pacífica para rescatar lo arrebatado violentamente, para salir adelante escudándose en sus derechos y garantías.

El principio de publicidad, ahora llamado de información, para dar a conocer a los ciudadanos cuanto hacen los gobernantes y funcionarios de la administración pública, como de todos aquellos que entran a la escena de lo público, es el factor común de los derechos humanos. La prensa, en todas sus manifestaciones hasta los nuevos medios de comunicación digital, tiene en el principio: publicidad-información, su centro de gravedad para atraer y difundir esos actos y omisiones, para conocimiento de las individualidades de la opinión pública. Y Carmen Aristegui toma eso como condición fundamental de su periodismo.

Fuente
Contralínea (México)