París ha publicado un informe de la inteligencia francesa que expone la apreciación de su país sobre el presunto uso de armamento químico cerca de la ciudad de Khan Cheikhun, en la provincia siria de Idlib. Se trata ya de la tercera investigación realizada por un miembro de la comunidad internacional, después de las de Turquía y el Reino Unido. Parece que esos Estados no tienen confianza en la OPAQ [Organización para la Prohibición de las Armas Químicas] o que están tratando de influir en el trabajo de esta en el sentido que ellos desean.
Un primer análisis del documento francés, de 5 páginas da lugar a numerosas interrogantes, sobre todo sobre cómo obtuvo la parte francesa las muestras que –según afirma el documento– fueron recogidas directamente en los lugares de los hechos. Si la inteligencia francesa las recogió ella misma, eso significa que tiene acceso a la zona controlada por grupos de la oposición armada siria vinculados a al-Qaeda. Si las muestras fueron obtenidas en otro lugar, como en un país vecino de Siria, la veracidad del análisis realizado queda inmediatamente en duda.
Cabe recordar que, a la luz de las reglas internacionales, las muestras analizadas deben mantenerse intactas a lo largo de todo el trayecto entre el lugar de los hechos y el laboratorio.
Para demostrar que el gas sarín supuestamente utilizado en Khan Cheikhun fue producido por Siria, los autores del informe indican que su «receta» prueba el uso de métodos elaborados por los laboratorios sirios. No se sabe de dónde sacan esa certeza ya que el gas sarín «listo» [para su uso] nunca existió en Siria: sólo existieron sus elementos precursores, que fueron totalmente evacuados del país en 2014. Por otro lado, los dispositivos móviles que permitían sintetizar el gas sarín fueron destruidos, como lo confirmó la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
El único «gancho» de los autores del informe es la supuesta correspondencia entre los resultados del análisis y el estudio de muestras recibidas por Francia en 2013 desde lugares de otro incidente que también pudiese estar vinculado al uso de sarín. Esto es poco convincente ya que la Misión de la ONU, ya en 2013, no pudo confirmar independientemente la información del informe francés sobre el supuesto incidente de Saraqeb, ni el respeto del protocolo de preservación de las pruebas, n siquiera durante el transporte de las muestras recogidas. La única prueba material a la que se refieren los autores del informe es, a juzgar por la foto, una granada de mano cargada con sarín supuestamente lanzada desde un helicóptero sirio. El uso de una granada con sarín… es nuevo. Que nosotros sepamos, es un caso sin precedente en toda la historia de las armas químicas. Una munición química tan “exótica” no resulta muy segura para quien la utilice.
En otras palabras, numerosas incoherencias demuestran la mala calidad de la investigación. La única posibilidad de comprobar la verdad sería enviar a Khan Cheikhun y a la base aérea de Shayrat, donde supuestamente se hallaba el sarín utilizado en Khan Cheikhun, la Misión de la OPAQ encargada de comprobar los hechos utilizando los métodos previstos en la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas y por el mandato de dicha Misión. Es igualmente importante que su composición respete el párrafo 8 de dicho mandato, que exige la formación de un grupo de expertos cuya procedencia geográfica sea lo más amplia posible. Sólo en ese caso los resultados de la investigación internacional podrían ser admitidos con confianza por todos los países.
Ese era precisamente el objetivo del proyecto que Rusia e Irán presentaron recientemente durante la sesión especial del Consejo Ejecutivo de la OPAQ. Desgraciadamente, ese proyecto fue bloqueado esencialmente por los países occidentales, entre ellos Francia, que –como alternativa a una investigación internacional imparcial– emprendió su propia investigación, desde un punto de vista profesional, muy deficiente.
Exhortamos nuevamente a poner fin a los “juegos políticos” indecentes alrededor del expediente químico sirio y a iniciar los pasos que Rusia viene proponiendo desde hace 3 semanas: enviar a Khan Cheikhun y a Shayrat un grupo de especialistas del que también serían parte representantes de países que no están cegados por el odio al gobierno legítimo de Siria.
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