Negocios por 35 mil millones de dólares han pactado el gobierno federal y gobiernos estatales con empresarios del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). Se trata sólo de las tres primeras Zonas Económicas Especiales (ZEE) que involucran a cinco entidades federativas ricas en minerales, maderas, agua y otros recursos naturales: Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Chiapas.

Las inversiones, proyectadas para los próximos 15 años, implican el desarrollo de obras en regiones indígenas y mestizas. Los entramados jurídicos federal y estatal están listos para legalizar cada “proyecto de inversión”, aunque los pobladores locales hasta la fecha no saben del destino que les depara a sus tierras ni de los proyectos que en las próximas semanas y meses se les impondrán.

Empresarios y gobiernos esperan echar a andar la primera etapa de las ZEE con estas tres declaratorias en los próximos días. En una segunda etapa, se lanzarán las de Tabasco, Campeche y Yucatán durante el segundo semestre del año. Y, antes de que concluya el sexenio el 30 de noviembre de 2018, el gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto buscará arrancar la tercera etapa de las ZEE en Hidalgo y Puebla. No se ha hablado del monto de las “inversiones” para las etapas segunda y tercera.

En entrevista con Contralínea, el titular de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales (AFDZEE), Gerardo Gutiérrez Candiani, informa que serán 250 mil los empleos directos e indirectos que generará esta política pública en su primera fase. Además, una inversión en 15 años que superará los 35 mil millones de dólares.

“Y lo que tenemos hoy ya va bastante avanzado: son 39 empresas con una inversión cercana a los 5 700 millones de dólares y una generación de 25 mil empleos.”

Serán éstos los datos que en los próximos días anunciará el presidente de la República, Enrique peña Nieto, cuando dé por inauguradas las primeras Zonas.

Prácticamente los “polos de desarrollo” se realizarán en todas las entidades del Sur-Sureste mexicano, codiciado desde hace décadas por los grupos empresariales nacionales y trasnacionales. Con otros nombres, se han lanzado proyectos para “detonar la inversión” en estas entidades sin que hasta el momento hayan tenido éxito: Plan Puebla-Panamá y Proyecto Mesoamérica, las denominaciones durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón.

De manera clara, en la página de la AFDZEE, se señala que “el sector privado será el protagonista fundamental del éxito de las Zonas Económicas Especiales”.

Las “oportunidades” para los empresarios aparecerán a lo largo de todo el proceso. Antes de la operación de las ZEE podrán participar “como Administradores Integrales, como socios o subcontratistas de éste y realizando los estudios necesarios para que se establezcan”. Durante la operación de la Zona: “como empresa ancla o socio de ella, como inversionista, proveedor de sectores estratégicos, como generador de nuevas líneas de negocio, dentro de las cadenas de valor y a través de alianzas estratégicas”.

También en el “Área de Influencia: aprovechando las derramas económicas en sectores productivos sociales y como proveedor de servicios de apoyo a los negocios”. Finalmente, podrán sacar ventaja en un “Clúster Regional de Servicios: ofreciendo a los inversionistas servicios profesionales, de consultoría especializada, servicios de capacitación, traducción, servicios financieros, entre otros”.

De acuerdo con el documento Mirada legislativa. Seguimiento a la instrumentalización de las Zonas Económicas Especiales, elaborado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, el marco jurídico nacional en el que se basará todo el proyecto ya ha sido aprobado y promulgado: la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales (publicada en el Diario Oficial de la Federación el 30 de junio de 2016), su Reglamento y una reforma a la Ley General de Bienes Nacionales. También, a nivel local, cinco entidades federativas ya cuentan con respectivas leyes estatales: Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Yucatán.

Estos siete estados de la República, junto con Michoacán, ya entregaron, durante 2016, Cartas de Intención al Poder Ejecutivo federal para la declaración de zonas especiales en sus territorios. El gobierno de Enrique Peña Nieto creó un organismo desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ex profeso: la AFDZEE, la cual está encabezada por el empresario Gerardo Gutiérrez Candiani, expresidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

Precisamente estos organismos cúpula del alto empresariado mexicano festejaron esta iniciativa y han celebrado reuniones y mesas de trabajo con la AFDZEE para “dar seguimiento” a la instrumentación de las zonas. La Autoridad ha señalado que cuenta con 135 empresas nacionales y trasnacionales listas para “invertir” en las ZEE. Por el contrario, organizaciones sociales, campesinas, indígenas y de protección al medio ambiente se ha manifestado en contra porque, señalan, estas grandes inversiones y megaproyectos no consideran la opinión ni la perspectiva de las poblaciones afectadas.

El CCE y la Coparmex no son las únicas organizaciones empresariales que se han involucrado en el plan general de las ZEE. Entre otras, también se encuentran la Asociación de Navieros de México y la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servitur).

El Poder Legislativo federal, además, ha creado una instancia de seguimiento a la declaratoria de las ZEE. En la Cámara de Diputados se instaló la Comisión Especial para el Establecimiento de Zonas Económicas Especiales. En 2017 cuenta con 2 millones de pesos para realizar actividades de promoción y seguimiento: mesas de trabajo con gobernadores y presidentes municipales, foros, entrevistas, ruedas de prensa y spots en el Canal del Congreso.

De manera formal, con el establecimiento de las ZEE se busca la “generación de empleos bien pagados, atracción de inversión, generación y fortalecimiento de cadenas de valor locales, fomento a las exportaciones y aumentos en la productividad”, como se señala en la página de internet de las AFDZEE.

“Se trata de una política transversal –señala Gutiérrez Candiani en entrevista– donde se generan las condiciones necesarias y suficientes para que haya oportunidades para la gente (…). Se trata de generar círculos virtuosos de riqueza y de oportunidades para que las gentes actuales y, sobre todo, las generaciones futuras tengan mejores condiciones de vida.”

Sin embargo, para Mayra Monserrat Eslava Galicia, las ZEE no están diseñadas para acabar la pobreza. No se trata de beneficiar a los que menos tienen. Se trata de “zonas delimitadas dentro de un estado donde las reglas de negocios son distintas, sobre todo para las empresas son zonas importantes para las exportaciones”.

Precisa la investigadora y coautora del libro El mineral o la vida que la legislación minera en México señala que las ZEE son un modelo diseñado por el Banco Mundial que ya ha fracasado en países de América Latina y, en otros, “no ha tenido el éxito que esperaba”. Ejemplifica con los casos de América Central, donde la mayoría de las zonas están dirigidas a la exportación de textiles manufacturados sin que hayan disminuido la desigualdad ni la pobreza en la región.

En las zonas que se declaren, los empresarios tendrán beneficios fiscales (pagarán menos impuestos) y gozarán de incentivos administrativos para que se les apruebe inmediatamente sus proyectos.

La AFDZEE, bajo control del empresariado, será también la responsable de “realizar procedimientos de consulta previa, libre e informada a las comunidades y pueblos indígenas, con el fin de tomar en cuenta sus intereses y derechos”, como señala la Autoridad en su página electrónica.

El documento del Instituto Belisario Domínguez, por su parte, muestra el entusiasmo del empresariado pero también la oposición del “sector social”. Señala que organizaciones sociales, “lejos de apoyar el proyecto están en contra del mismo. Argumentan que la instrumentalización de las ZEE es otra forma de explotar la tierra, contaminar el ambiente y marginar, aún más, a los indígenas que habitan los municipios que se pretenden declarar como zonas económicas especiales”.

En marzo pasado, más de 1 800 personas de distintos municipios del Istmo de Tehuantepec (Oaxaca) presentaron un amparo colectivo como pueblos indígenas con el objetivo de proteger sus derechos “respecto de la infraestructura que se pretende construir en sus territorios sin una consulta previa y sin el consentimiento libre e informado”, se asienta en el documento.

De hecho, se reconoce que “aunque [el plan general de las ZEE] busca el desarrollo económico, no está considerando el contexto particular de cada municipio y la existencia de pueblos indígenas que, según algunas organizaciones sociales, no han sido considerados para el propio desarrollo del territorio”.

Así, parte de los actores involucrados en las ZEE no están favor de las declaratorias, “ya que están seguros de que lejos de lograr un desarrollo equilibrado entre las distintas regiones del país, se logrará que los territorios y el medio ambiente se vean fuertemente afectados y los indígenas y los grupos vulnerables, desplazados”.

En este sentido, la investigadora Mayra Eslava señala que las consecuencias sociales no serán distintas a las que ya se han observado con cada megaproyecto de la iniciativa privada: “desplazamiento de la población; cambios en la educación, pues las ZEE necesitan personal capacitado para las manufacturas”, y concentración de recursos públicos, humanos y materiales en las zonas en detrimento de todo lo demás.

Por su parte, Francisco Jiménez Pablo, dirigente nacional de la Coordinadora Plan de Ayala Movimiento Nacional, considera que las ZEE sólo beneficiarán a las grandes empresas y terminarán por despojar a los pueblos y a sus comunidades de sus tierras comunales, ejidales y recursos naturales.

“No vemos que sean zonas de desarrollo, sino más bien polos donde se entregarán las riquezas nacionales y turísticas a las grandes empresas trasnacionales.”

Gerardo Gutiérrez Candiani rechaza que existirá afectación alguna a los territorios indígenas. “Son proyectos productivos del alto valor agregado; no hay afectación de tierras sociales, no hay sector primario, no hay extracción. Entonces no hay afectación a los grupos… Hay luego también mucho grupo que se dedica luego sistemáticamente a tratar de parar cualquier proyecto que lleve generación de empleos y bienestar. La verdad [estos grupos] no tienen en qué ampararse porque no hay afectación”.

La primera etapa

Para las tres ZEE próximas a declararse, ya se han estado realizando estudios de prefactbilidad y evaluaciones estratégicas de impacto social y ambiental. No se conocen aún los dictámenes. Ya se han establecido algunos de los “incentivos” con los que contarán las ZEE de Lázaro Cárdenas (Michoacán y Guerrero), Salina Cruz-Coatzacoalcos (Oaxaca y Veracruz) y Puerto Chiapas.

Entre las ventajas aprobadas por la AFDZEE se encuentran descuentos del 100% en el pago del impuesto sobre la renta (ISR) para empresas y personas físicas con actividad empresarial durante los próximos 10 años. Posteriormente habrá otro periodo de 5 años más en el que los empresarios podrán disfrutar de un descuento del 50% en el pago de este impuesto.

Además tendrán acceso a créditos fiscales por las cuotas patronales del componente de salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) del 50% en los primeros 10 años y de 25% en el siguiente quinquenio. Asimismo, gozarán de un régimen aduanero específico, que incluye reducciones de cuotas de derechos y exención de impuestos al comercio exterior.

Otros estímulos para los empresarios serán las reducciones o exenciones en los impuestos predial, sobre nómina, de traslado de dominio, por adquisición de bienes inmuebles, hospedaje y compras de gobierno.

La primera Zona Económica Especial que se declarará es la del Puerto Lázaro Cárdenas, en la costa mexicana del Pacífico Sur. De acuerdo con el documento del Instituto Belisario Domínguez, ya hay cuatro empresas interesadas en “invertir”, aunque no proporciona sus nombres. La “ventaja competitiva reconocida” se ubica en la industria siderúrgica.

Una “ventaja para los negocios” adicional es que a 45 minutos se encuentra Ixtapa Zihuatanejo. De hecho, esta Zona Económica Especial abarcará regiones de dos entidades de la República: los municipios de Lázaro Cárdenas, Michoacán, y La Unión, Guerrero. En toda la zona se instalarían parques industriales.

El gobierno guerrerense, encabezado por Héctor Astudillo, y el michoacano, por Silvano Aureoles, ya han firmado sendas cartas de intención para instalar las ZEE y las ha entregado al gobierno federal. Guerrero, incluso, ya cuenta con legislación local al respecto: la Ley 427 de Zonas de Económicas Especiales.

El monto aproximado de la inversión en los próximos 10 años es de 12 921 millones de dólares, según el documento Mirada legislativa. Seguimiento a la instrumentalización de las Zonas Económicas Especiales.

La segunda ZEE que se prevé declarar en esta primera etapa es la de Puerto Chiapas, para la cual también “ya hay cinco empresas interesadas en invertir”. Ahí buscará aprovecharse el litoral del Océano Pacífico. La carta de intención para la declaratoria ya fue entregada al gobierno federal de parte del propio gobernador de la entidad, Manuel Velasco Coello. Se espera que en la zona se pongan en marcha, durante las próximas semanas, 16 proyectos de energía, transporte y logística. De acuerdo con el reporte del Instituto Belisario Domínguez, “los proyectos se relacionan con dos centros logísticos, tres del sector carretero, uno ferroviario y nueve portuarios”.

La inversión proyectada es de 11 600 millones de dólares. El gobernador ha destacado que se construirán “hospitales, libramientos y caminos carreteros, lo que conectará de mejor manera a los habitantes y visitantes”.

Chiapas cuenta con legislación local: la Ley de Coordinación para el Establecimiento y Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales. Las “ventajas competitivas reconocidas” son el comercio exterior y el turismo. La inversión para los próximos 10 años será del orden de los 11 300 millones de dólares.

La tercera ZEE de esta primera etapa se ubicará en dos estados de la República. Dos semanas antes de dejar el gobierno de Oaxaca, Gabino Cué firmó y entregó una carta de intención al gobierno federal para que se declare una ZEE en el municipio de Salina Cruz. Miguel Ángel Yunes Linares, apenas tomó protesta como gobernador de Veracruz, suscribió la carta de intención para que se declare una ZEE en Coatzacoalcos.

Así, esta zona abarcará prácticamente el codiciado istmo, un corredor de Salina Cruz, puerto del Pacífico, a Coatzacoalcos, puerto del Golfo de México.

Antes de dejar el cargo, Cué también aprobó la utilización de 780 hectáreas de la zona de Salina, ubicadas en el Istmo de Tehuantepec.

Por su parte, el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, ha dicho que espera la inversión de 12 mil millones de dólares. En un lapso de 10 años se generarían entre 27 mil y 57 mil empleos. La inversión inicial en conjunto para ambos estados será de 6 mil millones de dólares.

Cada una de las dos entidades federativas ya cuentan leyes locales específicas para las zonas económicas especiales. Las “ventajas competitivas reconocidas” de la región son la industria textil, los gasoductos, los proyectos eléctricos y las autopistas.

Segunda y tercera etapas

El gobierno de Yucatán, encabezado por Rolando Zapata Bello, ha “donado” 330 hectáreas para la ZEE que se establecerá en la entidad, en específico en el municipio de Progreso. El entusiasmo de Zapata Bello es tal que se adelantó a firmar la carta de intención para la declaratoria a los estados en que se establecerán primero las ZEE. Yucatán está contemplado en una segunda etapa.

Según las promesas de la AFDZEE y el gobierno estatal, se estarían creando, en un lapso de 20 años, más de 30 mil empleos. Ya se trabaja en un calendario para concretar la declaratoria.

Por su parte, la zona económica especial de Campeche se ubicará en los municipios de Carmen y Champotón. Según la Mirada Legislativa, el modelo de esta entidad “se basa en ciclos de valor, disposición de infraestructura logística, desarrollo humano y aplicación de incentivos fiscales”. Pero también involucrará a Tabasco, donde la actividad principal será la explotación de hidrocarburos.

La ZEE de Tabasco se establecerá en el puerto de Dos Bocas. Se busca que las empresas se beneficien de la transformación de materia prima para el sector energético, aprovechamiento de biomasa, aceite de origen vegetal para la producción de energía. Otro de los sectores en los que se busca inversión el agroindustrial, el manufacturero y el automotriz.

Con respecto de la tercera etapa, hasta el momento se han proyectado la instauración de dos ZEE en Hidalgo y Puebla. En Hidalgo se ha considerado su “potencial textil”, mientras que en Puebla el “potencial” es el de las autopartes.

La pobreza, el pretexto

Las Zonas Económicas Especiales se delimitan geográficamente. El territorio que abarcan cuenta con “ventajas tanto logísticas como naturales con potencial para convertirse en regiones altamente productivas”, señala el documento elaborado por Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.

Y, de acuerdo con la página electrónica de la AFDZEE, cada zona será “un área delimitada geográficamente donde se ofrece un entorno de negocios excepcional”. Los privilegios son de cuatro tipos: beneficios fiscales, un régimen aduanero especial, marco regulatorio “ágil”, infraestructura “competitiva” y programas de apoyo.

Gutiérrez Candiani explica que la instauración de las ZEE se decidió por estado de la república: los 10 más pobres. “Después de esto, lo que se identificó fueron los lugares con una infraestructura básica que se pudiera potencializar. Por eso se decidió mucho en puertos con accesos ferrocarrileros, carreteros…”.

La investigadora Mayra Eslava pone en duda el objetivo formal de las ZEE. Señala que, a pesar de que la pobreza se encuentra en todo el país, en lo que se han empeñado es en la región Sur-Sureste. Señala que en realidad se busca disminuir la resistencia de las comunidades o pueblos a la entrada de los megaproyectos y la iniciativa privada en zonas donde no han podido hacerlo. Ahora, los grandes empresarios llegan disfrazados de Estado para hacer los negocios que siempre han querido hacer.

El dirigente campesino Francisco Jiménez Pablo rechaza la instauración de Zonas Económicas Especiales porque, considera, “no son más que el aprovechamiento de la mano de obra indígena y campesina para los megaproyectos de las empresas trasnacionales”. Asegura que a los pobladores sólo les dejarán salarios miserables a cambio de sus tierras. “Será un gran despojo”, considera.

Gerardo Gutiérrez Candiani, titular de la AFDZEE, rechaza que los empresarios busquen mano de obra barata y anuncia que se desarrollará un programa integral de capacitación para que los pobladores ocupen los nuevos empleos que se generarán. “Estamos trabajando con la Secretaría de Educación Pública y con la del Trabajo para capacitaciones, certificaciones. Pero sobre todo, lo que vamos a hacer es trabajar de la mano con universidades, centros tecnológicos, para ir, de acuerdo con las vocaciones ya identificadas de cada zona, que los planes de estudio, los planes de capacitación vayan n ese sentido”.

Fuente
Contralínea (México)