Por Miguel del Castillo
El lunes 12 la portada del principal diario español, anunciaba la presencia del presidente Pedro Pablo Kuczynski, en el foro empresarial llamado El Perú del Futuro y con el propósito de promover la inversión ibérica en nuestras tierras. Nunca mejor momento ante la falta de credibilidad institucional, por las denuncias a diestra y siniestra sobre el Contralor, la presión del ministro, que fue la oposición fujimorista, etc.
Por ello, nada mejor que un foro en que PPK haga lo que sabe hacer mejor: solicitar inversión, ofrecer confianza y hasta animarse a contar chistes. Coincido con él cuando afirma que es importante rejuvenecer un modelo que en estos tiempos está cansado y ha dejado de crecer, explicó –además- los dos colapsos sufridos en el caso Odebrecht y el aeropuerto de Chinchero, que han generado impacto negativo en nuestra economía, pero que al final iban a explotar.
El presidente pasó por España dejando una buena impresión, pero creo que también quedaron algunas cosas pendientes, habló de organización como nuestro gran pendiente, no discurrió sobre el turismo como gran oportunidad de desarrollo por la ventaja competitiva que tenemos, dio confianza al inversionista extranjero mientras que al nacional le cierran sus plantas, y al que engaña apenas le llaman la atención.
Seguimos en el país de la informalidad porque NO se han desarrollado incentivos para dejar de serlo; seguimos careciendo de infraestructura, porque la corrupción nos sigue armando la agenda y seguimos dependiendo de los precios de las materias primas porque no creemos en que podemos ser tan competitivos e innovadores para vender más cosas que nuestro oro o Machu Picchu.
Vino y se fue la comitiva de la esperanza, aunque el ministro de Economía de repente dice adiós pronto. Vinieron Juan Diego Flórez a saludar, lo propio Albert Rivera, el nuevo delfín de la derecha española (Ibex 35), estuvo Mario Vargas Llosa el notable escritor y vilipendiado garante, arribó Felipe Gonzales, el asesor empresarial, porque el líder socialista dejó de serlo hace mucho tiempo.
En conclusión, la visita fue positiva para entusiasmar a los asistentes, para ver que el Perú es uno de los países con mejor relación con España. Valgan verdades España mira más a sus socios europeos que a los latinoamericanos. Si tuviera que calificar esta visita es un aprobado largamente, lo cual una vez más destaca la capacidad de PPK de moverse en los escenarios internacionales y sus aciertos en política exterior.
Mientras en casa la oposición lo espera con cuchillos afilados, con una interpelación en ciernes.
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