Fuentes del gobierno confirmaron las pláticas “informales” que ya sostienen con su contraparte estadunidense y se quejaron de las presiones de Washington, pues mientras los funcionarios gringos exigen al gobierno mexicano que rubrique dicho acuerdo 98 –México ha firmado siete de los ocho convenios fundamentales–, Estados Unidos sólo ha aprobado dos principios básicos de la OIT.

El gobierno de Canadá habría cedido a las presiones estadunidenses al firmar dicho convenio antes de las negociaciones del TLCAN, por lo que Estados Unidos enfila sus baterías a México y ya presiona para llegar con ventaja a la mesa de negociación, algo muy dado en los abusivos negocios a los que acostumbra Donald Trump.

Por su lado, los negociadores mexicanos y canadienses en materia laboral prevén hacer equipo para enfrentar a Estados Unidos y obligarlo en materia laboral a que rubrique los seis convenios que se ha negado a reconocer como un derecho en favor de los trabajadores en ese país.

El Consejo de Administración de la OIT ha establecido que en los ocho convenios considerados como principios y derechos fundamentales en el trabajo, se protege la libertad de asociación y la libertad sindical, el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva, la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, la abolición efectiva del trabajo infantil y la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.

En la actualidad, suman más de 1 mil 367 ratificaciones de estos convenios, lo que representa el 91.4 por ciento del número posible, pero aún faltan 129 ratificaciones para lograr el objetivo universal.

Los ocho convenios y principios fundamentales incluidos en la Declaración de la OIT (que en México son violados permanente en todo el país) son:

Convenio número 87, sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948.
Convenio número 98, sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949.
Convenio número 29, sobre el trabajo forzado, 1930.
Convenio número 105, sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957.
Convenio número 138, sobre la edad mínima, 1973.
Convenio número 182, sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999.
Convenio número 100, sobre igualdad de remuneración, 1951.
Convenio número 111, sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958.
En la mesa de negociación en materia laboral dentro del TLCAN, el sector empresarial ha fijado ya su postura para oponerse a que México apruebe la firma del Convenio 98, porque según los dueños del dinero el país no cuenta con un marco jurídico compatible, además de que la estructura sindical ya existente “afectaría la productividad de las empresas”.

Por supuesto que los empresarios prefieren tener una mano de obra barata sometida y sin capacidad organizativa, de tal forma que no exijan mejoras salariales porque, según el sector empresarial, la “productividad de las empresas” se vería afectada. Lo que también quieren los empresarios es poder despedir en cualquier momento a los trabajadores sin pagarles las liquidaciones de ley.

Esos argumentos son suficientes para que el sector empresarial se oponga a que el Senado de la República apruebe la ratificación del Convenio 98 de la OIT, en donde se avala la sindicación y la negociación colectiva desde una perspectiva de fuerza, algo que espanta al empresariado mexicano, el cual prefiere simular contratos colectivos con representantes espurios de sindicatos charros, mismos que han proliferado en todo el país y que lejos de atender los derechos de sus agremiados se han vendido a los patrones.

En una declaración del empresario Gerardo Gutiérrez Candiani, expresidente del Consejo Coordinador Empresarial, señalaba: “Nos preocupa que pueda confirmarse (la firma del Convenio 98), porque puede suscitar un rompimiento de los equilibrios y la paz laboral, así como mermar la productividad. Constituiría un estímulo a la simulación en la celebración de los contratos colectivos… la legislación vigente ya cubre amplia y fundamentalmente el principio de protección al derecho a la sindicación y de negociación colectiva”.

Con la negociación del TLCAN, en los próximos días volverá a la mesa la discusión en México sobre ratificar o no el Convenio 98 y nuevamente la Cámara de Senadores tendrá que discutir el tema en la tribuna, aunque en años anteriores se ha rechazado ese derecho laboral, pues en México los representantes del pueblo, como deberían de ser los legisladores, están más preocupados en quedar bien con los dueños del dinero que en proteger los derechos de los trabajadores del país, como lo demanda la OIT.

Fuente
Contralínea (México)