El presidente Hassan Rohani presentó al Parlamentó iraní su nuevo gobierno, con excepción del ministro de Educación Superior, puesto que aún mantiene vacante.

La vida política iraní está basada en una relación dialéctica entre los partidarios de la revolución antiimperialista e islámica de 1979 –a quienes los medios de prensa occidentales llaman «conservadores»– y los partidarios de la apertura del país a las antiguas potencias coloniales –identificados como «reformadores». Contrariamente a lo que se afirma en Occidente, las diferencias entre ambos bandos no tienen nada que ver con las libertades individuales ni con las condiciones sociales.

Siendo miembro del parlamento iraní, el jeque Hassan Rohani fue el primer contacto de la CIA y del Mossad israelí dentro del Irán revolucionario en tiempos del caso Irán-Contras.

Hoy en día, de ser confirmado por el Parlamento, el nuevo gobierno del presidente-jeque Rohani estaría conformado sólo de hombres chiitas de edad relativamente avanzada.

Hasta este momento, siempre hubo en el gobierno iraní varios ministros sunnitas (confesión que representa entre 8 y 10% de la población iraní).

La prensa occidental ha reaccionado muy negativamente ante el carácter exclusivamente masculino del nuevo gobierno iraní y la edad relativamente avanzada de sus miembros (con un promedio de 58 años), pero sin mencionar el hecho que los sunnitas no están representados, reacción que es probablemente una muestra del desconocimiento de la cultura iraní por parte de esos medios.

En la cultura iraní, los cargos de responsabilidad son tradicionalmente ocupados por hombres, a veces de manera puramente honorífica, pero las más altas responsabilidades son a menudo ejercidas por mujeres y muy raramente por jóvenes.

El único gobierno iraní que incluyó una mujer fue el del antiimperialista Mahmud Ahmadineyad, figura proveniente de los Guardianes de la Revolución. Esa mujer fue Marzieh Dastjerdi, ministra de la Salud de 2009 a 2013.

El nuevo gobierno de Rohani incluye numerosos ministros que se mantienen en los mismos ministerios, pero la cartera de Defensa, anteriormente en manos de Hossein Dehghan, pasa ahora a su segundo, Amir Hatami. Deghan era un miembro de los Guardianes de la Revolución –definido por la prensa occidental como «conservador»– mientras que Amir Hatami proviene del ejército.

La nominación de este gobierno, exclusivamente chiita y masculino, confirma el predominio del aparato eclesiástico chiita –supuestamente «reformador»– sobre la vida política iraní, en detrimento de los Guardianes de la Revolución, a los que se tilda en Occidente de «conservadores» debido a sus convicciones revolucionarias.