Unos 500 kurdos iraníes convertidos al cristianismo acaban de huir de Irán.

Según esas personas, el gobierno del jeque Hassan Rohani se muestra tolerante con los cristianos que practican esa religión desde hace tiempo pero está reprimiendo a los nuevos conversos porque los considera traidores al islam que se han sometido a la influencia occidental.

A raíz del endurecimiento político del Irán chiita, numerosos kurdos iraníes renuncian al islam sunnita, estimando que es una religión intolerante y cruel, y se convierten entonces al cristianismo por considerarlo otra religión local iraní.

Esos kurdos han cruzado la frontera y ahora se hallan en Turquía, país que tampoco ha de resultarles especialmente acogedor. Por iniciativa del presidente Erdogan, el Estado está confiscando uno a uno todos los monasterios e iglesias de Turquía.