El presidente del gobierno regional del Kurdistán iraquí, Massud Barzani, declaró que el referéndum de independencia se realizará conforme a lo previsto, el lunes 25 de septiembre de 2017, a falta de contraproposiciones de parte de la «comunidad internacional».

El Consejo de Seguridad de la ONU no ha logrado ponerse de acuerdo para emitir una resolución –que tendría valor a la luz del derecho internacional– o al menos una declaración de su presidente que indicase el punto de vista de los miembros de ese órgano y sólo emitió un comunicado de prensa que condena la posible secesión del Kurdistán iraquí. Se ha hecho evidente que varios miembros del Consejo de Seguridad están utilizando un doble discurso que no logra disimular sus verdaderas intenciones.

El referéndum se realizará no sólo en la región autónoma del Kurdistán iraquí sino también en los territorios que el clan Barzani logró anexar en 2014, gracias a la cooperación del Emirato Islámico (Daesh).

Este referéndum es fruto de una decisión unilateral de Erbil –decisión condenada por la Asamblea Nacional, por el gobierno federal iraquí y por la Corte Suprema de Bagdad– y se desarrolla en momentos en que más de 3 millones de habitantes no kurdos han tenido que huir de la región ante la limpieza étnica desatada por el clan Barzani y se han visto obligados a buscar refugio en Turquía y en Siria. Actualmente quedan unos 8 millones de kurdos en la región.

Sin embargo, los gastos realizados en el sector militar y el actual precio del petróleo –el barril de crudo se cotiza actualmente en unos 70 dólares– harán difícil la tarea de garantizar las finanzas del Kurdistán independiente.

La compañía petrolera francesa Total está explotando al máximo el campo petrolífero de Shaikan, el gigante ruso Rosneft acaba de firmar con Massud Barzani un contrato para construir un nuevo gasoducto, a un costo de 1 000 millones de dólares y la empresa británica Gulf Keystone Petroleum también se dispone a desarrollar sus inversiones en el Kurdistán iraquí.

Pero Turquía, propietaria del operador del oleoducto kurdo-turco, BOTAS Petroleum Pipeline Corporation, podría cortar abruptamente el transporte de petróleo en el puerto turco de Ceyhan y el ejército turco está concentrando tropas en la frontera del Kurdistán iraquí, oficialmente con vista a la realización de ejercicios militares, mientras que la prensa regional estima que el presidente Erdogan está dispuesto a iniciar una intervención militar.

De llegarse a un acuerdo, el referéndum podría no verse seguido de una proclamación de independencia.