Las redes sociales se encuentran inundadas con esta cruda expresión, de la 2 veces perdedora excandidata presidencial, Keiko Sofía Fujimori Higuchi, de honda e histórica raigambre cínica, falaz y ultra amenazante: "¡Calificarnos de organización criminal por hacer cocteles es el colmo!".
Nos recuerda a otra: “Soy Inocente”, pese a que a renglón seguido vinieron dos más del mismo personaje, en sendos procesos penales, que se declaraba culpable: “me acojo a la confesión sincera” y, por ende, se declaraba corrupto, por lo que también fue condenado aunque benignamente a solo siete años y medio de pena privativa de libertad. El papá de tal fallida excandidata fue el autor de esta antinomia: ¡soy inocente pero culpable!
La de Keiko, era su estridente respuesta a la valiente decisión, que consta en una hoy llamada Disposición (los jueces la denominan Resolución), del correcto fiscal provincial penal José Domingo Pérez Gómez, para adecuar una investigación penal en curso en su contra a la Ley de Crimen Organizado y al Nuevo Código Procesal Penal, las mismas normas que se aplicaron a Ollanta Humala y Nadine Heredia, en vista que su partido político ha recibido fondos ilícitos del extranjero, de Brasil y Venezuela.
Tengo que enrostrarle a Keiko Fujimori, no podría ni debería menos, lo siguiente:
1.- Que recibir dineros desde Estados Unidos, por varias decenas de miles de dólares, no es hacer cocteles ni venderlos a quienes los engullen seguramente encorbatados y zahumados con colonias y perfumes franceses;
2.- Figurar en la agenda electrónica del celular del conspicuo brasileño corrupto Marcelo Odebrecht, por incrementar “500 a Keiko” sobre un dinero ya recibido (eso significa el verbo incrementar), también desde el Brasil, tampoco es abrevar deliciosos cocteles por los mismos paladares de iguales señoritingos que andan medrando;
3.- Aparecer referida en la declaración del mismo Marcelo, ante fiscales peruanos y cariocas, de 15-5-2017, en Curitiba, Brasil, que corrobora a la antes citada anotación en la agenda, como receptora de esos dineros mal habidos, no debe permitirle sin vergüenza querer confundir los modestos dineros de cocteles con los que prohíja la corrupción;
4.- Comprar dos costosos inmuebles, en la calle Bucaré en La Molina y en la avenida Arequipa en Miraflores, por US$ 2’450,000.00 dólares USA, para uso del partido político FUERZA POPULAR, el 21 y 24-8-2012, a solo 3 días de intervalo, no tiene nada que ver con los fondos que producirían ladinos cocteles (así no consta en las minutas y escrituras públicas de compra venta), sino más bien con hipertrofia de cinismo;
5.- Una vergonzante campaña electoral millonaria, en todo el país, durante años, con 80 camionetas y el pago con dinero constante de hoteles, desayunos, almuerzos, cenas y además sueldos a decenas de personas de las dos candidaturas presidenciales fracasadas, no se solventa con cocteles de licuadora sino con plata demasiado grande;
6.- No informar de estos dineros turbios a la Oficina Nacional de Procesos Electorales confirma más bien que los benditos cocteles eran una fachada de ingresos pretendiendo disimular, tal como los aportantes falsos de Nadine Heredia.
En consecuencia, los cocteles a los que Keiko apela no son constitutivos de la montada organización criminal, que se investiga, sino este grueso hecho: ¡los inmensos fondos ya gastados por el denominado partido político FUERZA POPULAR tienen un nítido origen oscuro y comprometen a un ejército de sujetos activos del ilícito, de notoria conexión internacional, como usualmente es el crimen organizado.
¡Marcelo Odebrecht ya ha sido condenado, en Brasil, a 19 años, 6 meses de pena, por las imputaciones que ha formulado contra Keiko Fujimori!
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