La farsa presentada como referéndum sobre la independencia del Kurdistán iraquí, el 25 de septiembre de 2017, se vuelve ahora en contra de sus organizadores, los clanes Barzani y Talabani.

Durante la campaña de propaganda anterior al “referéndum”, el gobierno regional del Kurdistán iraquí afirmó que 80 países –entre ellos Estados Unidos y Francia– respaldaban la creación del nuevo Estado, argumento que pareció decisivo a numerosos votantes.

El general de los Guardianes de la Revolución iraní, Qasem Soleimani, incluso advirtió a los Barzani en el último momento. La llegada de 200 000 israelíes al Kurdistán iraquí –anunciada para cuando se proclamara la independendia– y la instalación de misiles israelíes en ese territorio sólo podían llevar a una nueva guerra. Pero los Barzani no quisieron entrar en razones.

Tomando la iniciativa, las tropas del gobierno central iraquí liberaron, el 16 de octubre, la región de Kirkuk y sus campos petrolíferos, ocupadas hasta entonces por las fuerzas del gobierno regional kurdo. En sólo 2 días, huyeron de allí más de 100 000 kurdos, que se habían instalado en esa región en coordinación con el Emirato Islámico (Daesh) y expulsado a la población autóctona, sin que la “comunidad internacional” emitiese en aquel momento ningún tipo de reacción.

El gobierno nacional iraquí acaba de restituir así a los árabes, cristianos y musulmanes, los territorios que los kurdos les habían robado. Bagdad evitó, al mismo tiempo, una intervención turca y probable ocupación militar de esa parte del país.

Los medios de difusión occidentales, que han respaldado constantemente la dictadura de los Barzani, no han mencionado en ningún momento
 los asesinatos políticos perpetrados contra los opositores al clan Barzani,
 el hecho que los Barzani –después de afirmar durante años que era imposible realizar elecciones– hayan organizado un “referéndum”,
 la complicidad de los Barzani con Israel,
 la complicidad de los Barzani con Daesh,
 la responsabilidad de los Barzani en el genocidio perpetrado contra los kurdos yazidíes,
 la anexión por parte de los Barzani del 80% del territorio cuyo control adquirieron en unos años,
 la limpieza étnica realizada en esos territorios a favor de los kurdos partidarios de los Barzani.

Los medios de prensa occidentales han mantenido en silencio los últimos acontecimientos alrededor de la creación de un nuevo Estado en el Kurdistán iraquí.

Ahora, los kurdos de Irak acaban de darse cuenta, aunque un poco tarde, que tanto los Barzani como los Talabani han estado engañándolos. Ningún país –aparte de Israel– puede admitir la creación de nuevo Estado basado en la anexión y la limpieza étnica.

Masud Barzani, quien ocupa ilegalmente la presidencia del gobierno regional kurdo en Irak, no podrá seguir prorrogando artificialmente su mandato –ya expirado. Prudentemente, los Talabani se han distanciado del poder ilegitimo que ejercen los Barzani en Erbil.

En Bagdad, el gobierno central acaba de emitir una orden de arresto contra Kosrat Rasul, el vicepresidente, también ilegal, del Kurdistán iraquí, a causa del papel que ha jugado y de sus declaraciones sobre la liberación de Kirkuk.