Líderes en la producción y exportación de heroína y en el trasiego de metanfetaminas, cocaína, mariguana y fentanilo a Estados Unidos, los cárteles mexicanos cerrarán así, con esa categoría, el segundo sexenio en el que, se supone, han sido combatidos frontalmente por el gobierno.

Abastecer el mayor mercado de drogas en el mundo hace de su industria criminal un éxito en términos financieros: entre 2013 y 2017 habrían lavado hasta 3 billones 646 mil 500 millones de pesos (a razón de entre 6 mil millones y 39 mil millones de dólares anuales, según estima el Departamento del Tesoro estadunidense).

Y eso es sólo por venta de drogas ilegales en el vecino país. Aparte se cuentan las ganancias de su expansión en Europa y Asia, y sus otros “negocios” a nivel doméstico (narcomenudeo, secuestros, “derecho de piso”, extorsión, tráfico de personas, animales, metales y maderas preciosas, entre otros), aunque de ello no hay cálculos oficiales.

La evaluación sobre la situación actual de los cárteles la hace el Departamento de Estado de Estados Unidos, el principal patrocinador de la “guerra” contra el narcotráfico a través de la Iniciativa Mérida. Y concluye que el país ha reprobado.

Ante ese fracaso, y en el contexto electoral, el maestro Jorge Retana Yarto –especializado en economía internacional e inteligencia para la seguridad nacional– observa que en breve podría darse un gran golpe mediático contra los grupos delictivos.

“Es muy probable que, al no tener resultados que ofrecer, el gobierno de Enrique Peña lance algún tipo de ofensiva contra las organizaciones criminales a partir de la Ley de Seguridad Interior, para presentar algún resultado que pueda pesar en el contexto de las elecciones presidenciales, como obra de gobierno”.

El golpe podría permitir al gobierno apuntalar al candidato del Partido Revolucionario Institucional, José Antonio Meade, porque el tema de la seguridad y del combate a las organizaciones criminales es muy sensible para la sociedad, observa el autor del libro El imperio de las mafias transnacionales.

Y es que la fracasada campaña antinarcóticos ha tenido un alto costo para los mexicanos: más de 270 mil civiles asesinados en 10 años; más de 30 mil desaparecidos; 250 mil desplazados por la violencia; centenas de secuestrados, violados, torturados. Y nada de ello ha frenado el boyante negocio criminal.

“Es claro que la estrategia falló”, señala el doctor Carlos Antonio Flores Pérez, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Ello, observa, “por la negativa del propio gobierno a romper la impunidad que gozan grupos de poder vinculados a la delincuencia organizada y por mantener intocado su patrimonio”.

Y es que el combate contra el lavado de dinero es realmente incipiente en el país. El propio Departamento de Estado estadunidense indica en su International narcotics control strategy report 2018 que “los enjuiciamientos de lavado de dinero, que han sido muy pocos respecto del volumen de las finanzas ilícitas en México, han disminuido aún más en los últimos años”.

Por ello, en su “Volume II. Money laundering” agrega que “los delitos de lavado de dinero continúan siendo cometidos con impunidad”, y destaca que “las autoridades mexicanas han tenido un éxito modesto al investigar y bloquear las cuentas de presuntos blanqueadores de dinero y otros actores ilícitos”.

Carlos Flores, autor del libro El Estado en crisis: crimen organizado y política. Desafíos para la consolidación democrática, considera que en México la impunidad se otorga discrecionalmente a aquellos actores que gozan del favor del poder.

“No puede haber estrategia exitosa en condiciones donde la legalidad se aplica de manera discrecional para garantizar la impunidad”, señala en entrevista el investigador del CIESAS y también autor del libro Historias de polvo y sangre. Génesis y evolución del tráfico de drogas en el Estado de Tamaulipas.

Lavado, impune

Uno de los sectores más impunes en esta red criminal es el sistema financiero. Según el Departamento de Estado, “los ingresos por venta de drogas ilícitas que salen de Estados Unidos hacia México es la principal fuente de fondos lavados a través del sistema financiero mexicano”.

Agrega que las organizaciones criminales trasnacionales de origen mexicano se han vuelto especialistas en esta actividad: usan una variedad de métodos, incluyendo la compra de artículos de venta al por menor en Estados Unidos para exportar y revender en México.

También, señala, recurren al intercambio de criptomonedas, que es poco regulado. Y entre sus métodos continúa el contrabando de efectivo a granel y el uso de cuentas embudo, mediante las cuales individuos estructuran depósitos de baja denominación en varias cuentas abiertas en instituciones financieras de Estados Unidos para ser canalizados a una cuenta centralizada en México.

La impunidad en este tema no es menor: con el dinero sucio, los cárteles compran arsenales iguales o más potentes que los que se emplean en su combate; corrompen autoridades; adquieren casas de seguridad y todo el andamiaje necesario para continuar delinquiendo.

Estrategia fracasada

El fracaso de la “guerra” contra las drogas no sólo es de México, sino también del país vecino, donde más de 24 millones de personas consumen drogas ilegales.

La estrategia contra el narcotráfico fue creada por el Pentágono y el Departamento de Estado estadunidenses, no la creó el gobierno mexicano, advierte el maestro Retana Yarto.

Tanto el panista Felipe Calderón como el priista Enrique Peña Nieto han aplicado la estrategia en los términos en los que Estados Unidos ha dictado, indica. Y eso es ir al choque con las organizaciones criminales: confrontarlas abiertamente para obligarlas a su fragmentación y a partir de eso intentar combatirlas cuando ya son grupos más pequeños.

Antes de 2007 y de la aplicación de la guerra contra el narcotráfico, existían 7 organizaciones criminales poderosas de carácter trasnacional, y en total no sumaban más de 20 cárteles, donde se incluían los brazos armados. Pero ahora hay alrededor de 200 grupos, señala Retana Yarto en entrevista con Contralínea.

El tamaño del negocio

En los 123 meses que ha durado la “guerra” contra el narcotráfico, lejos de extinguir el negocio, la expansión es incuestionable. México figura a la cabeza de los países de origen y tránsito de drogas ilegales con destino a Estados Unidos, principalmente de heroína, mariguana, metanfetaminas y fentanilo.

También es considerado como el principal país de tránsito de los cargamentos de cocaína proveniente de América del Sur, en una alianza permanente con los cárteles de la región, principalmente los de Colombia.

El liderazgo más destacable es en la producción y tráfico de heroína: pues México es el principal proveedor de esa droga al producir más del 90% de los cargamentos para el mercado interno de Estados Unidos, señala el “Volume I. Drug and chemical control”, del International narcotics control strategy report 2018.

La droga, indica el informe presentado al cierre de marzo pasado, es traficada por los principales cárteles mexicanos, a los que describe como “organizaciones criminales trasnacionales poderosas y violentas”. Sinaloa, Chihuahua, Durango y Guerrero son los principales estados donde se cultiva la amapola que se emplea en su producción.

Otro tema que preocupa al patrocinador de esta estrategia es el trasiego de fentanilo, opioide sintético que se utiliza en medicina para tratar el dolor, sobre todo en casos de cáncer, y se le ha relacionado con múltiples muertes de estadunidenses por sobredosis.

Esta droga es 50 veces más poderosa que la heroína, por lo cual es altamente adictiva. Según las autoridades estadunidenses, el aumento de las incautaciones en la frontera entre ambos países sugiere un aumento en su tráfico.

“Las drogas sintéticas se transportan cada vez más en cargas de polidrogas y, a veces, se introducen en comprimidos disfrazados de medicamentos recetados para su venta en mercados ilícitos.”

Al analizar las medidas de seguridad desplegadas por el gobierno mexicano para contener el flujo de ese opioide, el informe observa que existe un área gris en el control de los precursores: “actualmente Estados Unidos está trabajando con la [mexicana] Comisión Federal de Protección de Riesgos Sanitarios para ayudar en el control de todos los productos de ketamina. Cofepris controla la ketamina para uso humano pero no los productos veterinarios que se introducen de contrabando en Estados Unidos”.

Agrega que la ketamina mexicana incautada en el vecino país se utiliza principalmente para lograr un efecto recreativo. “La mayor parte de la diversión doméstica proviene de clínicas veterinarias o se obtiene a través de internet”.

Otros países

Los tentáculos del narcotráfico mexicano no se restringen al mercado estadunidense. El propio informe del Departamento de Estado da cuenta de su expansión internacional, no sólo en el tráfico ilegal de drogas, sino también de precursores químicos legales y de dinero sucio, principalmente en América, Europa y Asia.

Al respecto sobresale el nexo del narcotráfico mexicano con Bélgica: y es que se han identificado exportaciones de productos químicos belgas a este país, destinados a la producción de metanfetaminas.

“Bélgica aplica estrictos requisitos de información para el comercio de precursores químicos. La Policía Federal belga tiene el papel principal en la aplicación de estos controles; sin embargo, los envíos de preparados farmacéuticos que contienen pseudoefedrina y efedrina sólo son controlados a nivel reglamentario por el Ministerio de Sanidad.”

En Europa también se lava dinero. Según el informe, los traficantes de cocaína mexicanos usan Italia para repatriar sus ingresos de las drogas a través de envíos de divisas a México y transferencias electrónicas en todo el mundo.

Otro continente tocado por el crimen organizado mexicano es Asia: las autoridades chinas han notado la presencia de organizaciones internacionales de narcotráfico originarias de México que operan dentro de ese país.

Y en Filipinas se incautaron –en 2017– cantidades importantes (aunque el informe no específica cifras) de metanfetamina de alta pureza originarias de México, lo que confirmaría la presencia del crimen organizado mexicano en esa isla asiática.

En el tema de América, apunta que los cárteles penetran con mayor fuerza en países como Guatemala, Perú y Colombia. Toda la cocaína disponible en Estados Unidos se origina en el extranjero, y se estima que más del 90% de ésta aún se produce en Colombia; de ello se desprende que, en la distribución, los narcotraficantes mexicanos han desplazado a los colombianos, con quienes han establecido alianzas para trasegar la droga.

“El aumento del flujo de cocaína ejerce una enorme presión sobre la capacidad de aplicación de la ley de los Estados de tránsito, particularmente en América Central y México, y alimenta el creciente consumo en Europa y otros mercados”, refiere el informe.

Para el caso del vecino del Sur, detalla que “los cárteles mexicanos de la droga dependen de las redes de tráfico guatemaltecas para recibir, almacenar y transportar los productos ilegales a Estados Unidos a través de México”.

Y en el caso de Perú, indica que su vínculo con los criminales se da por ser el segundo mayor productor de cocaína y cultivador de coca en el mundo. “La cocaína peruana se transporta a los países de América del Sur para su consumo interno o para su posterior envío a Europa, el Este de Asia, México y Estados Unidos”.

Agrega que, para ello, “los traficantes peruanos, colombianos, mexicanos y de Europa del Este mantienen redes sofisticadas dentro del Perú”, que utilizan medios marítimos y aéreos para exportar la cocaína.

La estrategia diseñada en el gobierno de Estados Unidos, aplicada a pie puntillas por los gobiernos de Calderón y Peña, con algunos ajustes, es un fracaso, advierte finalmente Retana Yarto.

La ofensiva de las fuerzas federales contra los criminales que tenga una alta exposición mediática, indica, es un hecho, “porque de otra manera no podemos explicarnos por qué tanta premura por aprobar la Ley de Seguridad Interior si no la van a aplicar en este año”.