Durante su campaña electoral, el presidente iraní Hassan Rohani se comprometió a no seguir respaldando a Siria. Y, en efecto, desde que comenzó su mandato, en agosto de 2013, se abstuvo de enviar miembros de su gobierno a Siria, llegando incluso a dejar vacante el cargo de embajador en Damasco por cerca de 2 años.

El apoyo iraní a Siria se mantuvo exclusivamente a través del Guía de la Revolución, el ayatola Alí Khamenei, quien envió periódicamente colaboradores suyos a Damasco, y de los Guardianes de la Revolución, que enviaban consejeros militares al Ejército Árabe Sirio.

Sin embargo, la próxima entrada en vigor –el 5 de noviembre– de las sanciones estadounidenses contra el sector bancario y la industria petrolera iraníes significa el derrumbe de toda la política de alianza pactada entre Hassan Rohani y la administración Obama. Ante el rechazo del presidente Trump de cualquier tipo de compromiso pactado con su predecesor, el presidente-jeque Hassan Rohani se ha resignado a cambiar de política.

En unos pocos días, varios altos responsables del gobierno de Rohani han viajado a Damasco para expresar respaldo a la República Árabe Siria. Entre ellos aparece el ministro de Defensa iraní de Defensa, general Amir Hatami, quien llegó a Damasco el 26 de agosto, seguido del ministro iraní de Exteriores, Mohammad-Javad Zarif, el 3 de septiembre.

Ahora, las dos ramas del poder iraní respaldan al gobierno sirio.