En esta foto, tomada el 4 de diciembre de 2018, podemos ver, a la derecha, varios vehículos de los ‎cascos azules de la FINUL en Kfar Kila, Líbano. A la izquierda, entre banderas palestinas y de la ‎resistencia libanesa, se ve un cartel de homenaje a un joven combatiente del Hezbollah muerto ‎en combate. En esta zona, la señalización de la carretera que lleva a la frontera israelí no porta la ‎mención “Israel” sino “Palestina”.

La Fuerzo Provisional de las Naciones Unidas en Líbano (FINUL, siglas en francés) no confirma la ‎existencia de los túneles que el ejército de Israel dice estar localizando y destruyendo en la ‎frontera con el Líbano desde el 4 de diciembre de 2018. ‎

Según el estado mayor israelí, esos túneles tendrían alrededor de 200 metros de largo y pasarían ‎por debajo del muro de 130 kilómetros que Israel está construyendo a lo largo de la «línea ‎azul». También según el estado mayor de Israel, esos túneles se adentrarían unos 40 metros en ‎territorio israelí. ‎

La misión de Israel en la ONU ha redactado un proyecto de resolución que condenaría al Hezbollah ‎libanés por violar la resolución 1701, que puso fin a la agresión israelí contra el Líbano en 2006. ‎

Esa resolución prevé el establecimiento de una zona desmilitarizada en el sur del Líbano, zona que ‎quedaría únicamente bajo la responsabilidad del ejército libanés. Pero los militares libaneses nunca ‎se han desplegado allí y la zona se mantiene bajo control del Hezbollah, con el consentimiento ‎tácito de las autoridades libanesas, cuyo ejército no dispone del equipamiento necesario para ‎garantizar la defensa de esa frontera. ‎

Por otra parte, la resolución 1701 prohíbe que otros Estados entreguen material militar al ‎Hezbollah sin la aprobación del gobierno libanés, que no ha autorizado nunca las entregas de ‎armamento proveniente de Irán. Este asunto fue incluso la razón central de la crisis intralibanesa ‎de 2008.‎

Pero este análisis israelí de la resolución 1701 ignora la realidad del terreno, comenzando por el ‎hecho que esa resolución fue sólo una tregua que Estados Unidos negoció en aquel momento ‎para que Israel pudiera escapar con la frente alta de la dura derrota que estaba sufriendo ante la ‎resistencia de los combatientes del Hezbollah. ‎

Durante la crisis de 2008, el gobierno del entonces primer ministro libanés Fuad Siniora trató de ‎impedir que el Hezbollah utilizara una pista del aeropuerto de Beirut para establecer un puente ‎aéreo con Irán. Estimando que aquella decisión del primer ministro ponía en peligro el principio de ‎resistencia contra la ocupación israelí, el Hezbollah dirigió su acción de respuesta contra el centro ‎de mando saudo-estadounidense secretamente instalado en los sótanos de la antigua sede de la ‎televisión privada perteneciente a la familia Hariri, puesto de mando cuya existencia ignoraba ‎todo el mundo. En definitiva, el clan Hariri estaba violando la famosa resolución antes que el ‎Hezbollah. ‎

Israel, que viola permanentemente numerosas resoluciones de la ONU sobre Palestina, también ‎viola sistemáticamente –más bien diariamente y desde hace 12 años– el espacio aéreo y las aguas ‎territoriales del Líbano. Todos los meses, el ministerio de Exteriores del Líbano emite una lista ‎detallada y validada por la FINUL de todas esas violaciones. Es precisamente desde el espacio ‎aéreo del Líbano –sin penetrar en el espacio aéreo sirio– que la aviación de Israel ataca desde ‎hace 7 años las posiciones del Ejército Árabe Sirio, con lo cual apoya a los yihadistas que ‎pretendieron destruir la República Árabe Siria. ‎

En la tarde del 4 de diciembre, el estado mayor israelí difundió un video donde se muestra a dos ‎individuos en un túnel. Según, el ejército de Israel, los dos individuos que aparecen en el video, ‎vestidos de civil y supuestamente libaneses, serían «terroristas del Hezbollah» en un túnel que ‎penetra en territorio israelí. Nada permite confirmar la autenticidad del video mostrado por el ‎ejército israelí, ni la veracidad de los comentarios del estado mayor de Israel. ‎