La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) entregó el 1º de marzo de 2019 ‎el informe de su misión investigadora sobre el supuesto uso de armas químicas contra la ‎población de la localidad de Duma, en la región siria conocida como la Ghouta Oriental, el 7 de ‎abril de 2018. ‎

Según las alegaciones iniciales, el ataque químico había sido perpetrado por el gobierno de Siria ‎‎«contra su propio pueblo» y había dejado 48 muertos, cifra mencionada por el grupo supuestamente ‎humanitario que se hace llamar «Cascos Blancos» (White Helmets), mientras que el ‎Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) hablaba de 70 muertos y el grupo yihadista ‎Yeich al-Islam (Ejército del Islam), que ocupaba esa región del cinturón verde de Damasco, elevaba ‎la cifra de muertos a un centenar. ‎

El gobierno de la República Árabe Siria desmintió de inmediato haber utilizado armas químicas. ‎Rusia envió al lugar un grupo de expertos militares, que no encontró indicio alguno del uso de ‎armas químicas. Moscú acusó entonces al Reino Unido de haber organizado una provocación ‎a través de los ya mencionados «Cascos Blancos». ‎

Sin embargo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró públicamente que disponía de ‎pruebas que demostraban que «se habían utilizado armas químicas». El entonces ministro ‎británico de Exteriores, Boris Johnson, tildó las acusaciones rusas de «grotescas, extrañas» y de ‎‎«mentiras flagrantes» y el Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó de plano que ‎Siria había utilizado «gas sarín». ‎

En definitiva, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido declararon culpable al «régimen» sirio y, ‎como «represalia» bombardearon Siria el 14 de abril, destruyendo 3 objetivos, que presentaron ‎como instalaciones vinculadas a un «programa químico del régimen», agresión armada que dejó ‎sólo 3 heridos. ‎

El informe de la misión investigadora de la Organización para la Prohibición de las Armas ‎Químicas anuncia oficialmente que: ‎

‎1- No se encontraron indicios de ninguna arma química. ‎

‎2- Los yihadistas de Yeish al-Islam no autorizaron la misión de la OPAQ a analizar los cadáveres. ‎Por consiguiente, se ignora la cantidad real de muertos e incluso si realmente los hubo. ‎Los yihadistas de Yeish al-Islam mantuvieron alejados a los miembros de la misión de la OPAQ ‎hasta que supuestamente quemaron los cuerpos de todas las víctimas anunciadas. ‎

‎3- La misión pudo finalmente analizar el lugar del supuesto ataque químico 2 semanas después del ‎incidente –lo cual no constituye una dificultad para descubrir indicios del uso de armas ‎prohibidas. Bajo la mirada de un gentío hostil, los miembros de la misión comprobaron que ‎se habían utilizado 2 proyectiles capaces de portar algún elemento toxico clorado. ‎Mientras los miembros de la misión realizaban su trabajo, cayó en el lugar una granada que mató a ‎‎2 personas e hirió a otra. ‎

Por consiguiente, el bombardeo que Estados Unidos, Francia y Reino Unido perpetraron ‎contra Siria como «represalia» fue, además de ilegal, totalmente injustificado. ‎

Los sirios están a la espera de sus excusas. ‎

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