Hace unos 20 años que la mayoría de los dirigentes argelinos vienen ‎falsificando sus biografías. Todos dicen haber luchado por la liberación nacional batiéndose ‎contra el colonialismo francés pero son pocos los que realmente lo hicieron. Los verdaderos ‎héroes fueron apartados hace mucho tiempo.

Los medios internacionales de difusión están descubriendo con asombro la realidad del poder ‎argelino, realidad que hasta ahora se esforzaron en ocultar. Ese poder no está en manos de un ‎clan sino de varios cuyo punto de equilibrio es la figura del presidente Abdelaziz Bouteflika. ‎

¿Quién defiende qué
en el poder argelino?

Esos clanes libran entre sí una batalla feroz que les ha impedido no sólo ponerse de acuerdo sobre ‎quién será el sucesor del presidente saliente sino incluso para designar un primer ministro. ‎Por eso han optado por designar 3 personajes para ocuparse de esa función. Se trata de ‎Noureddine Bedoui, quien ocupará oficialmente ese cargo; Ramtane Lamamra, nombrado ‎oficialmente viceprimer ministro, mientras que Lakhdar Brahimi los supervisará a los dos. ‎

Veamos cómo se reparten los papeles:‎

 Abdelaziz Bouteflika es un estafador de poca monta que fue secretario de Houari Boumediene y ‎con el paso del tiempo supo inventarse un pasado [1]. Hace 20 años que viene usurpando la presidencia de ‎la República gracias a una serie de violaciones de la Constitución y mediante elecciones ‎notoriamente “arregladas”. Durante sus 2 semanas de hospitalización en Suiza, para «controles ‎médicos periódicos», se le diagnosticaron «problemas neurológicos y respiratorios». Habiendo ‎comprobado que el paciente estaba incapacitado para autorizar los cuidados que necesitaba, ‎los médicos preguntaron quién era su tutor legal, para solicitar a esa persona la autorización ‎necesaria. En respuesta, el paciente –moribundo e incapacitado– fue repatriado por personas ‎que evitaron cuidadosamente mostrarlo en público. Después de su regreso a Argelia, ‎se difundieron a través de An Nahar TV breves secuencias de imágenes de Bouteflika, filmadas ‎el 18 de octubre de 2017, presentándolas como filmadas el 11 de marzo de 2019 [2]. También ‎se publicó una carta, atribuida a Bouteflika, donde se anuncia la prolongación de su mandato ‎presidencial por tiempo indeterminado.

 La persona que redactó la carta atribuida a Bouteklifa designó a Noureddine Bedoui como nuevo ‎primer ministro. Hasta ese momento, Bedoui –conocido como personaje cercano a uno de los ‎hermanos de Bouteflika– era ministro del Interior. Fue Bedoui quien concibió la posibilidad de ‎imponer un quinto mandato para el presidente inválido y quien al parecer “consiguió” 6 millones ‎de firmas para realizar ese proyecto. Su papel sería seguir manteniendo la ilusión de que ‎Bouteflika continúa ejerciendo la función presidencial.‎

 Ramtane Lamamra fue nombrado primer ministro adjunto. Hasta ahora era consejero del ‎presidente inválido, lo cual significa que en realidad ejercía el poder en lugar del presidente. ‎Se dice que Lamamra representa los intereses de Francia, la antigua metrópolis colonial de ‎Argelia.

 Lakhdar Brahimi fue nombrado presidente de la Conferencia Nacional a cargo de la transición ‎democrática, tantas veces anunciada sin que haya llegado a concretarse. Brahimi, de 85 años, ‎entra nuevamente en escena gracias a su hoja de servicios, desempeñó un papel central en la ‎creación del actual sistema y representa los intereses de la nueva potencia colonial: ‎Estados Unidos. ‎

Brahimi ni siquiera es la persona que dice ser. Proveniente de una familia de colaboradores del ‎ocupante francés, Lakhdar Brahimi ha logrado hacer creer en su propio país que proviene, ‎al contrario, de una familia que luchó por la independencia de Argelia.
•‎ En 1965, Lakhdar Brahimi fue la última persona que recibió al líder marroquí Mehdi Ben Barka. ‎Informó a los servicios secretos marroquíes sobre los planes de Ben Barka y facilitó así ‎el secuestro y asesinato del secretario de la Tricontinental.
•‎ En 1982, en el marco de los esfuerzos de Argelia, Marruecos y Arabia Saudita, Lakhdar Brahimi ‎fue el artífice de los Acuerdos de Taif, que pusieron fin a la guerra civil en Líbano a cambio de la ‎instauración de un sistema de gobierno de tipo confesional, que hace del Líbano un país totalmente ingobernable, poniéndolo de hecho bajo el eterno control de las grandes potencias regionales e internacionales.
•‎ A finales de 1991, Brahimi fue uno de los 10 miembros del Alto Consejo de Seguridad argelino ‎que destituyó al presidente Chadli Bendjedid, anuló las elecciones municipales y abrió a Abdelaziz ‎Bouteflika el camino hacia el poder [3].
•‎ En 2000, Brahimi concibió y favoreció la creación de un servicio de inteligencia en el seno de la administración de ‎la ONU [4].
•‎ ‎En 2001, a pedido de Washington, Brahimi concluyó los Acuerdos de Bonn poniendo fin a la ‎intervención de Estados Unidos y Gran Bretaña en Afganistán y llevando a la instalación de ‎Hamid Karzai y los narcotraficantes en el poder afgano [5].
•‎ En 2012, después de la dimisión de Kofi Annan como mediador en Siria, Lakhdar Brahimi fue ‎nombrado conjuntamente por la ONU y la Liga Árabe‎ no mediador sino «representante ‎especial». Lejos de aplicar el plan de paz Lavrov-Annan, que había sido aprobado por el Consejo ‎de Seguridad de la ONU, Brahimi trabajó para aplicar el plan secreto de su jefe, el ‎estadounidense Jeffrey Feltman, número 1 en la jerarquía de la ONU, plan que implicaba una ‎capitulación total de la República Árabe Siria [6].‎

El papel de los islamistas

Hay varias narraciones diferentes sobre el decenio negro de Argelia (1991-2002), que dejó entre ‎‎60 000 y 150 000 muertos en ese país. La único seguro, si se estudia ese largo periodo, es que ‎las obras sociales wahabitas sustituyeron al Estado argelino en las regiones rurales, que ‎el terrorismo islamista fue un intento británico de poner fin a la influencia de Francia y que el ejército argelino salvó el país mientras que algunos militares se pasaban al bando de los ‎‎«degolladores». ‎

Cuando todo terminó, en 2004, el presidente Bouteflika estableció una alianza personal con los ‎‎«degolladores» (los islamistas) [7] en contra de los «erradicadores» (los militares). ‎Bouteflika se presentó como un viejo soldado capaz de llegar a la paz con sus enemigos. ‎En realidad, lo que hizo fue establecer una alianza personal con los islamistas para quitar prerrogativas ‎al ejército y a los servicios de inteligencia que lo habían puesto en el poder.

 En 2013, Abdelaziz Bouteflika reestructuró el Departamento de Inteligencia y Seguridad, ‎quitándole gran parte de sus atribuciones y de los medios con que contaba y pasando a retiro al general ‎Mohamed Mediene.‎
 En 2014, autorizó el Ejército Islámico de Salvación (AIS, siglas en francés), rama armada del ‎Frente Islámico de Salvación (FIS) –responsable de miles de muertes–, a crear un campo de ‎entrenamiento, cuya existencia era incluso pública.
 En 2016, hizo que el jefe del AIS, Madani Mezrag, fuera recibido por Ahmed Ouyahia –a quien ‎nombró después primer ministro– para que este último comunicara al jefe islamista que se ‎le concedía una amnistía e inmunidad.
 En marzo de 2019, el clan Bouteflika trajo al jefe islamista Madani Mezrag de regreso al ‎escenario nacional para utilizar la amenaza de una nueva guerra civil frente a las manifestaciones ‎populares. ‎

La nominación de Lakhdar Brahimi encaja perfectamente en ese contexto. Cuando estaba a cargo ‎del tema sirio como enviado de la ONU y de la Liga Árabe‎, Brahimi trató de imponer una ‎‎«solución política» que incluía arrestar al presidente Bachar al-Assad y poner en su lugar a ‎Burhan Ghalioun, un expatriado sirio que había sido profesor en la conocida universidad de ‎la Sorbona, en Francia. Ghalioun, colaborador de la National Endowment for Democracy (la NED, ‎que es una pantalla de la CIA) y presentado oficialmente como un laico partidario de una Siria ‎no confesional, había sido el escritor de discursos de Abbassi Madani, el jefe del FIS, durante ‎su exilio en Qatar. ‎

La Argelia independiente se contruyó inicialmente en el secretismo inherente a la lucha de ‎liberación nacional. Pero esa característica se mantuvo y ciertos personajes la han utilizado para ‎construirse una leyenda atribuyéndose actuaciones gloriosas que nunca tuvieron. Repetido ‎durante décadas, ese engaño ha impedido al pueblo entender los acontecimientos y ha permitido ‎a esos personajes hacerse indispensables alimentando simultáneamente el peligro (los ‎‎«degolladores») y la protección (los «erradicadores»). Hoy en día, prisioneros de su propio engaño, ‎se ven obligados a aceptar el chantaje de Francia y de Estados Unidos.‎

[1Bouteflika, une imposture algérienne, ‎Mohamed Benchicou, Le Matin, 2003.

[2«La posposición de la elección en Argelia ‎y la bomba Brahimi», por Khalida Bouredji, Red Voltaire , 15 de marzo de 2019.

[3Islam and democracy: the failure of dialogue in Algeria, ‎Frédéric Volpi, Pluto Press, 2003 (p. 55 y siguientes).

[4«Informe del Grupo sobre las Operaciones de Paz
de las Naciones Unidas
», Naciones Unidas A/55/305, o ‎S/2000/809.

[5«El opio, la CIA y la administración Karzai», por Peter Dale Scott, Red Voltaire, 27 de diciembre de 2010 . «El socio afgano de Monti», por Manlio ‎Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 12 de noviembre de 2012.

[6«Alemania y la ONU contra Siria», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire, 28 de enero de 2016.

[7Para nosotros, hay una clara diferencia entra la religión ‎‎musulmana y la manipulación política de esa religión que es el islamismo formulado por la ‎Hermandad Musulmana. Nota de la Redacción.