Petróleos Mexicanos (Pemex) perdió al menos 3 mil 774 millones 848 mil pesos por la “operación estratégica” que emprendió para desinvertir en la trasnacional española Repsol. Los mayores detrimentos se registraron en 2017, cuando totalizó la venta de acciones a precio castigado –a 14.17 euros por acción– a través de PMI Holdings, BV, una de sus entonces 61 empresas “privadas” offshore.

Aunque la administración de Emilio Lozoya Austin se comprometió a vender en 2014 el paquete accionario que Pemex poseía (9.43 por ciento del capital social de la compañía española), la realidad fue que se logró hacer hasta el 26 de octubre de 2017, bajo el mando de José Antonio González Anaya, revela la petrolera a Contralínea por medio de la Ley General de Transparencia (respuesta a la solicitud de información 1857200017219).

Para entonces, su filial PMI Holdings –radicada en Países Bajos e integrante del Grupo PMI– vendió a Credit Agricole CIB las 21 millones 333 mil 870 acciones que todavía eran propiedad indirecta de Pemex. “Esta venta resultó en una pérdida de 3 mil 523 millones 748 mil pesos”, reconoció la empresa estatal mexicana en su reporte de 2017 a la Comisión de Bolsa y Valores?? de Estados Unidos (SEC).

Ya en 2014 había admitido también ante la SEC una pérdida por 215.1 millones de pesos, tras ofertar 104 millones 57 mil 57 acciones (equivalentes al 7.86 por ciento del capital social de Repsol). Y es que mientras en esa ocasión vendió a 20.1 euros cada acción, 3 años después lo hizo a sólo 14.17 euros.

Antes de esta venta final, a inicios de 2017 otras filiales del Grupo PMI (la española Pemex Internacional España, SA; la irlandesa PMI Trading, Ltd, y la mexicana PMI Norteamérica, SA) liquidaron 2 millones 82 mil 349 acciones a ese mismo precio castigado.

“Durante 2017, las subsidiarias de PMI liquidaron la participación total en Repsol, SA, que fue de 23 millones 416 mil 219 acciones”, reconoce la empresa productiva del Estado mexicano.

La ruptura con Repsol

La salida de Pemex de la trasnacional española, en la que participaba accionariamente desde 1990, no fue fácil: le tomó 3 años 4 meses, implicó un pago anticipado de deuda garantizada con acciones de Repsol, y enfrentó “diferencias irreconciliables” con la directiva española.

Y es que durante el sexenio de Felipe Calderón la mexicana no sólo aumentó, en 2011, su participación en el capital social de la española (del 4.81 al 9.43 por ciento), sino que pretendió asociarse con otra accionista –Sacyr Valle Hermoso– para controlarla.

A partir de que se descubrió esta alianza agresiva, la relación se deterioró: el Consejo de Administración de Repsol –dirigido por Antonio Brufau– modificó los estatutos para impedir el acuerdo entre Pemex y Sacyr; expulsó a Juan José Suárez Coopel, entonces director de la petrolera mexicana, y demandó a Pemex por prácticas desleales. Como respuesta, ésta contrademandó en esos mismos términos. Al final, ambas compañías desistieron de esas acciones legales.

Ya en el sexenio de Enrique Peña y sin condiciones para continuar en esa empresa –del 3 de junio de 2014–, el Consejo de Administración de Pemex aprobó el proceso de desinversión durante la sesión extraordinaria 871. Detrás de esta decisión –dada a conocer al día siguiente– estuvieron Pedro Joaquín Coldwell, entonces secretario de Energía, y Lozoya Austin.

“Una vez que se contó con dicha aprobación, se realizaron las acciones necesarias para la venta de la participación accionaria en Repsol. A la fecha de la operación, Pemex y PMI Holdings contaban con 67 millones 969 mil 767 y 55 millones 155 mil 370 acciones, respectivamente, las cuales representaban el 5.13 y 4.16 por ciento del capital de la misma”, detalla la Memoria documental: desinversión en Repsol. Periodo 2012-2018.

Publicada en noviembre pasado por la administración de Carlos Treviño, la Memoria indica que la oferta para la venta se realizó a través de una colocación privada de las 67.9 millones de acciones de Pemex; pero no así del total de PMI Holdings: 19.06 millones de acciones “podrían ser vendidas a partir de septiembre de 2014, cuando venciera la garantía asociada a la estructura financiera utilizada en la compra de las acciones”.

Aquella primera colocación se realizó a través del mecanismo accelerated book building, al que se invitó a instituciones financieras para que ofrecieran un precio por acción para el total de la tenencia. La colocación fue coordinada por HSBC, quien se desempeñó como estructurador y asesor financiero en esta operación. “Citigroup y Deutsche Bank fueron designados agentes colocadores conjuntos en esta operación”.

El resto fue un camino de pérdidas para la petrolera mexicana, que incluyó el pago anticipado de deuda. Y es que “desde 2008, la posición que Pemex tenía en acciones de Repsol se había monetizado a través de swaps de activos plain vanilla”.

Se trataba de tres swaps de activos con dos contrapartes (Natixis y BBVA). “A efecto de vender la totalidad de la posición accionaria de Pemex, se procedió a deshacer los swaps de activos vigentes, por lo que el 29 de mayo de 2014 se realizó la renovación del swap de activos con HSBC como única contraparte, que posteriormente fungió como agente colocador en la operación. El nuevo swap de activos tenía fecha de vencimiento 29 de junio 2014 y un precio de ejercicio inicial igual a 20.58 euros por acción”, revela la Memoria documental.

Agrega que el 3 de junio de ese año se realizó la venta de acciones través de una oferta acelerada el mismo día. “Pemex concretó la venta de 104 millones 57 mil 57 acciones […]. El precio fue de 20.1 euros por acción, que significó un descuento del 3.7 por ciento sobre el precio de cierre de las acciones de Repsol en el mercado de valores del 3 de junio de 2014”.

Esos primeros movimientos no causaron las peores pérdidas para Pemex. Durante 2016, PMI Holding realizó depósitos por 41 mil 319 dólares en una cuenta en el Banco Santander, como garantía adicional para un contrato de crédito que requería que la filial “privada” mantuviera el préstamo a valor basado en la relación entre el monto principal de la deuda y el valor de mercado en dólares estadunidenses de las acciones de Repsol, descubren informes de la petrolera a la SEC.

“A partir del 30 de junio de 2017 no se retuvo efectivo restringido. El 20 de octubre de ese año, PMI Holdings, BV, pagó por anticipado el saldo del acuerdo de crédito para vender todas sus acciones en Repsol”, admite Pemex en esos reportes financieros.

Dividendos en especie

Tras el primer remate de acciones ocurrido en junio de 2014, Pemex no se esforzó para vender el resto. Al 1 de enero de 2016, la mexicana aún poseía 20 millones 724 mil 331 acciones de Repsol (1.48 por ciento de su capital social), valoradas en 3 mil 944 millones 696 mil pesos, cifra que pronto crecería porque aceptó el pago en especie de dividendos.

El 15 de enero de ese año, PMI Holdings sumó otras 942 mil 15 acciones a su porcentaje de capital, valuadas en 188 mil 490 pesos. Este dividendo en especie se había declarado el 31 de diciembre de 2015.

Siete meses después, el 18 de julio, obtuvo otras 555 mil 547 acciones equivalentes a 128 mil 51 pesos. Adicionalmente, el 14 de diciembre de ese mismo año aceptó dividendos flexibles por 584 mil 786 acciones, con valor de 165 mil 346 pesos.

Fue hasta el 24 y 25 de enero de 2017 cuando retomó el plan de desinvertir en la petrolera española: entonces PMI Holdings vendió 2 millones 82 mil 348 acciones a un precio promedio de 14.17 euros por acción (5.93 euros menos que en junio de 2014). El monto total que capitalizó apenas sumó los 684 mil 29 pesos (29.5 mil euros).

Tres meses antes de la venta total, el 13 de julio de ese año, Repsol volvió a pagar los dividendos con acciones: PMI Holdings, BV, recibió 609 mil 539, equivalentes a 180 mil 729 pesos.

Otras pérdidas

Desde junio de 2014, el Consejo de Administración admitió que la operación que Pemex realizó en septiembre de 2011 de forma unilateral (sin avisar al Congreso de la Unión ni al propio Consejo de Administración) falló: no sólo no pudo controlar a la empresa española sino que tampoco se benefició de sus avances tecnológicos para la exploración y explotación de aguas profundas.

Y es que la inversión hecha por la administración de Suárez Coppel se había justificado como una alianza estratégica para acceder al conocimiento tecnológico de la española.

En la Memoria documental, Pemex reconoce el fracaso de la “Alianza Industrial Estratégica” pactada el 28 de febrero de 2012, pues ésta estaba condicionada a la tenencia del 5 por ciento del capital social de Repsol.

“Al dar por terminada la relación comercial entre Pemex y Repsol, la desinversión de la posición accionaria fue una salida eficiente de la Alianza Industrial, la cual establecía como causal de terminación la reducción por debajo del 5 por ciento de Grupo Pemex [sic] en su participación.”

El documento detalla que ésta tenía como objetivo “generar beneficios de corto y mediano plazos y alcanzar sinergias positivas para el cumplimiento de los planes estratégicos de dichas empresas, buscando desarrollar oportunidades de negocio y formas de colaboración conjunta”.

Así concluyó la aventura accionaria de Pemex en Repsol, que duró 27 años y siempre estuvo escudada bajo el manto de la opacidad y la triangulación de recursos vía empresas filiales offshore.

Fuente
Contralínea (México)