Trabajando, pescando y combatiendo

en su trabajo de carpintería o en su mina mojada.

Lo ataron y ahora es decidido soldado,

lo hirieron y hoy muestra su salud de manzana,

le cortaron las manos y hoy golpea con ellas,

lo enterraron y hoy vive cantando con nosotros.

Juan: es tuya la puerta y el camino,

la tierra es tuya, pueblo.

La verdad ha nacido contigo, de tu sangre.

A Juan, el pueblo.

Pablo Neruda Canto general

México vive un momento importante de su Historia. El régimen de opresión que representan las fuerzas que concertaron el “Pacto por México” sufrió una descomunal derrota el pasado 1 de julio del 2018. Treinta millones de mexicanos que votamos por el cambio le impedimos que repitiera el fraude electoral que estaba acostumbrado a hacer (y lo repetía con gran facilidad, como se vio el año pasado en el Estado de México, donde impuso a un heredero de la casta Del Mazo).

Ese triunfo comicial de los mexicanos y mexicanas nos colocó en la posibilidad de realizar transformaciones de fondo en el funcionamiento del aparato del poder. El candidato triunfador ofreció cosas importantes, entre las que destacan las de poner fin a la corrupción y terminar con la impunidad. Con sólo esos ofrecimientos que se cumplieran, se modificaría la forma de operación del Estado mexicano y podrían empezar a modificarse sustancialmente las relaciones sociales. Porque sabemos de sobra que son la corrupción y la impunidad dos plagas extendidas por todo el ser social y, señaladamente, en el político.

El sistema político, que desde sus inicios a principios del siglo XX estuvo dirigido por corruptos a los cuales garantizó la impunidad, dañó profundamente la convivencia entre las y los mexicanos. Por todos los poros de la sociedad se propagó esa terrible enfermedad, al grado de que muchas veces llegamos a considerarla incurable. Hoy podemos comenzar a derrumbarlo y construir otro que se base en el respeto y la solidaridad entre todos los habitantes de esta generosa patria.

La llegada del neoliberalismo

Nuestro pueblo tuvo el mérito de edificar, en medio de ese sistema viciado, un modelo educativo que respondió –en lo general– a las apremiantes necesidades y a las más nobles aspiraciones. Heredero de la tradición liberal juarista y del sector avanzado de la revolución de 1910-17 (el villismo y el zapatismo), luchó a brazo partido contra el analfabetismo, consiguió que la enseñanza básica llegara a la mayoría de los niños que la requieren, multiplicó las opciones en la educación media superior y levantó un importante edificio de nivel superior. El Artículo Tercero constitucional ha recogido lo esencial de esa lucha. Con avances y retrocesos, ese precepto es el más programático de los que contiene el actual texto de la Carta Magna.

Como todo ámbito de tensiones sociales, el educativo está siempre en movimiento. Recibe –para bien o para mal– las presiones de los grupos, sectores y clases que disputan el control de la sociedad. En lo general, ha primado siempre el pensamiento progresista, por lo que se han mantenido los principios de publicidad, laicidad y gratuidad en el quehacer educacional.

Aunque no ha sido la única, una de las ofensivas más fuertes y organizadas contra la educación es la que se desató al triunfo de la ideología neoliberal, que da cobertura a la globalización económica. Dio inicio en la década de 1980 con el documento llamado La Revolución Educativa, que firmó el entonces secretario de Educación Jesús Reyes Heroles. Los organismos internacionales de crédito aprovecharon la situación de endeudamiento de los países periféricos y les impusieron reglas de organización y funcionamiento de la economía, la política y la ideología (que incluye a la educación). [1]

Para las universidades públicas también diseñó el Banco Mundial una estrategia de neoliberalización: la representó el documento denominado Fortalezas y Debilidades de la UNAM, que firmó su entonces rector Jorge Carpizo y que desató la resistencia de los alumnos durante la movilización encabezada por el Consejo Estudiantil Universitario (CEU). Vendrían luego otras batallas como la gran huelga rebelde de 1999-2000, que detuvo la intentona de imponer los cambios ordenados por los organismos internacionales.

Ya para entonces se habían impuesto transformaciones a otras naciones, por medio de la violencia. Chile es el ejemplo que más conocemos, porque la dictadura militar de Augusto Pinochet se entronizó sobre la sangre mártir de Salvador Allende y de miles de otros chilenos.

Con altas y bajas, llegamos al siglo XXI con un saldo favorable a los neoliberales. En 2010, éstos pensaron que estaban ya en condiciones de dar un golpe definitivo y elaboraron el Acuerdo de Cooperación México-OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) para Mejorar la Calidad de la Educación en las Escuelas Mexicanas [2], en el que formularon 15 recomendaciones que se basaron en la idea central de “diseñar una estrategia de largo plazo” para cumplir los objetivos que buscaban. Nos interesa destacar las siguientes:

I. Consolidar una profesión docente de calidad. Punto 5: Abrir todas las plazas docentes a concurso. Punto 8: Evaluar todo el sistema para ayudar a mejorarlo.

II. Fomentar el liderazgo, la gestión y la participación social. Punto 10: Profesionalizar la formación y el nombramiento de directores. Punto 12: Incrementar la autonomía escolar para que los directores puedan contratar o despedir docentes. Punto 14: Fortalecer la participación social creando consejos escolares con poder e influencia real “sobre aspectos importantes”.

Este documento contiene los puntos esenciales de lo que después se llamaría reforma educativa: la evaluación del quehacer de los docentes para decidir sobre su ingreso, promoción y permanencia; el fortalecimiento del aparato evaluador (Instituto Nacional de Evaluación de la Educación); y la desaparición de la estabilidad en el empleo, pues el docente deja de ser trabajador (en lo sucesivo se le llamará “profesional docente”).

La aplicación práctica de la reforma educativa

Aun cuando el modelo neoliberal avanzó con éxito para sus impulsores en México, quienes forman “el gobierno que gobierna a los gobiernos” no estaban satisfechos. Al inicio de la segunda década del siglo XXI, la OCDE presionaba para que se efectuaran más ajustes políticos en el aparato del Estado. No había tomado posesión Enrique Peña Nieto, cuando vino Ángel Gurría Ordóñez [3] a llamarle la atención. Obtuvo en 2012 una declaración de intenciones de quien llegaría a la presidencia, en la que se comprometía a realizar los cambios que le eran “sugeridos”. Dijo Gurría que México es “el país con menor desarrollo relativo y mayores desigualdades de la OCDE”; y que aun cuando dedica un porcentaje considerable del producto interno bruto (PIB) a la educación, “tenemos el peor desempeño”. Mencionó la necesidad de tres ejes para el cambio: a) reformas estructurales; b) política social; y c) crecimiento verde. Concluyó arengando: “Llegó el momento de salir de la mediocridad de la media tabla”.

Luego de la asunción de la presidencia, le trajeron a Peña Nieto un documento denominado Getting it right, donde Gurría se refirió a los 95 compromisos del Pacto por México (signados por los partidos Revolucionario Institutiocnal, PRI; Acción Nacional, PAN, y de la Revolución Democrática, PRD) como la base para los cambios. Confió en que sus reformas “llevarán a México a mejorar su desempeño económico, reducir las desigualdades y avanzar hacia un nivel más elevado de desarrollo para beneficio de todos los mexicanos” [4].

Apenas estrenando la Presidencia, Peña firmó con el PRD y el PAN el Pacto por México [5], al que asignaron tres objetivos: a) aumentar la calidad de la educación básica, de tal forma que esto se reflejara en las pruebas internacionales del tipo de PISA (sigla en inglés del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, de la OCDE); b) aumentar la matrícula y la calidad de la educación media superior y superior, y c) recuperar la rectoría del Estado en el sistema educativo nacional. Ya sabemos que la redacción de los documentos oficiales tiene que ser traducida a la realidad; en este caso, lo que se buscaba era: a) quedar bien con los banqueros globales que prestan recursos a los Estados endeudados, diciendo que estaban haciendo esfuerzos para lograr que los estudiantes de educación básica de México fueran capaces de aprobar las evaluaciones estandarizadas que los primeros aplican; b) anticipar que la reforma en la educación se propone alcanzar todos los niveles educativos, incluyendo el universitario, y c) quitar a los sindicatos toda intervención en las decisiones educativas, partiendo de la idea de que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE, charro, del gobierno) ejercía la rectoría de la educación básica.

El 10 de diciembre de 2012 se envió la iniciativa de reforma a la Constitución, por parte de Peña Nieto. No obstante la profundidad de las medidas propuestas por el gobierno, apenas 3 días después, el 13 de diciembre del 2018, y en 18 minutos, la Cámara de Diputados aprobó las reformas en lo general. Es muy indicativo que los integrantes de esa Cámara sesionaron no en su edificio, sino en el Centro Internacional de Negocios de Banamex. Esto se explica porque estaban aprobando la evaluación no sólo para el ingreso y la promoción de los docentes, sino también para su permanencia. Decidieron también acerca de las escuelas de tiempo completo y otorgaron rango constitucional al Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE).

El 20 de diciembre siguiente tocó el turno al Senado que, por supuesto, aprobó la iniciativa de Peña Nieto (realmente de la OCDE). Vino luego el recorrido por los Estados de la República y el 6-7 de febrero de 2013 se estaba declarando constitucional la reforma. La publicación en el Diario Oficial de la Federación se realizó el 26 de febrero del 2013. En contrapartida, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) estableció en el zócalo capitalino un plantón en protesta por esa reforma, el 8 de mayo del 2013. Se abría un período de resistencia magisterial ante la imposición de nuevas reglas que, en la práctica, anulan los derechos laborales de los maestros de México.

Los despidos y las ejecuciones extrajudiciales

El aliado natural de un gobierno como el que ha padecido México es el empresariado. Por eso, a “sugerencia” de los organismos crediticios globales, se creó una agrupación denominada Mexicanos Primero, encabezada por los Claudio X González, padre e hijo. Es ésta la que más teoría ha elaborado para proveer de ideología a la reforma educativa. Su página en Internet da cuenta de algunas de sus publicaciones, entre las que destaca Ahora es cuando. Se propone incidir en el tema de forma permanente y sostiene que: “Los cuatro caminos propuestos para lograr la transformación educativa son: recuperar la rectoría del Estado Mexicano en educación, profesionalización docente, gasto transparente y eficiente, y autonomía y participación de las escuelas”. [6]

Coincidiendo plenamente con lo anterior, Emilio Chuayffet, a la sazón secretario de Educación Pública, comenzó a aplicar las evaluaciones. Sólo que se percató de los enormes yerros que contiene la llamada reforma educativa, así como de los conflictos que origina, y las suspendió. Fue atacado fuertemente por dos funcionarios del INEE: Eduardo Backhoff y Gilberto Guevara Niebla, quienes también se lanzaron contra el magisterio democrático. Dijeron:

“[…] el peligro que corre la reforma educativa [RE] no ha sido completamente superado. Si bien es posible que no tenga “enemigos internos” como inicialmente se sospechó, en el exterior se ha constituido un escenario bastante complejo. En algunos estados de la república como Oaxaca, Guerrero, Michoacán, no sólo se ha cristalizado un movimiento de oposición y rechazo a la RE, sino que además se han gestado acciones colectivas violentas que van más allá del horizonte educativo. He aquí el auténtico México bronco al que se refería don Jesús Reyes Heroles: zonas de la nación que escapan a la soberanía estatal y que desprecian el estado de derecho; lugares donde se mezclan, indiferenciados, grupos políticos radicales, guerrillas, bandas armadas de delincuentes y poderosas organizaciones del narcotráfico; pueblos que viven en un estado de insurrección crónica, sitios donde le agitación contra la autoridad se ha convertido, pasmosamente, en un jugoso negocio. Este escenario aterrador debe convocar a todas las fuerzas de la república a emprender una acción seria, vigorosa y sin rodeos, que permita restituir la civilización que ha colapsado en esas regiones.

“Se comprende que en estas regiones convulsionadas, agitadas, en esta mezcla confusa de intereses, donde la irracionalidad ha terminado por imponerse como discurso cotidiano, el tema de la reforma educativa y de la evaluación docente se hayan convertido en objetos preferidos de la demagogia radical que se sustenta en la ignorancia y el prejuicio.” [7]

Adviértase cómo Guevara y Backhoff se otorgan el papel de jueces y se comportan “benévolamente” con el que fuera secretario de Educación Pública, pero son implacables con los maestros que resistían heroicamente –en esos momentos– la aplicación de la malhadada reforma.

La negativa a presentarse a las evaluaciones punitivas de Peña-Nuño dio como resultado el despido de casi 1 mil maestros, así como una feroz campaña de prensa para denostar al magisterio democrático. Fueron muchos los medios que se unieron al coro de la difamación y la calumnia contra los docentes, acusándolos de flojos, incompetentes y traficantes de plazas (que vendían o heredaban a sus familiares, según la imputación oficial).

Se daría más tarde la brutal ejecución extrajudicial de pobladores de Nochixtlán, Oaxaca, por parte de la Policía Federal. Y lo que pareció una derrota: cuando el movimiento tuvo que levantarse sin ver satisfechas sus demandas.

Los retos del nuevo gobierno en materia educativa

Un importante triunfo del pueblo de México se dio: 30 millones de votantes hicimos presidente a Andrés Manuel López Obrador. Lo anterior despertó grandes expectativas entre la gente sencilla, que pensamos que se abre la posibilidad de avanzar en un cambio más de fondo. Bastaría con que se cumpliera con los compromisos de campaña para que hubiese transformaciones importantes, sobre todo si se combaten la corrupción y la impunidad que son enfermedades endémicas del sistema político mexicano.

Para nuestro objeto, es importante consignar que existe ya una propuesta de modificación de los Artículos Tercero y 73 de la Constitución, que son los que contienen la reforma educativa. Ésta ha sido caracterizada por la mayor parte de quienes se le oponen como meramente laboral. Y si bien lo es, también es muchas cosas más.

Esa reforma sacó a los maestros de la protección del artículo 123 de la Carta de Querétaro, lo que implica que ya no son trabajadores. Son ahora “profesionales docentes”, con un régimen legal de orden administrativo. Sus sindicatos dejan de tener justificación, pues ya no cuentan con atribuciones para intervenir en la defensa de ellos o ellas. Les quita estabilidad en su puesto (que ya no es un trabajo propiamente dicho) al obligarlos a participar en evaluaciones organizadas y ejecutadas por un Instituto externo a sus tareas. A eso tienen el descaro de llamarle: “Educación para toda la vida”.

El docente queda sujeto a una evaluación eterna y externa, que le impide adquirir derechos definitivos sobre su materia de trabajo. [8]

Peña-Nuño también puso en marcha un nuevo “Modelo Educativo”, que tiene en el centro a las competencias. Y todo el mundo sabe que la esencia del capitalismo es precisamente la competencia, que antagoniza con la cooperación entre los seres humanos.

Inventaron las “Escuelas al Cien”, que dan lugar a que los privados inviertan en el mantenimiento de las escuelas, y a que puedan quedarse con sus edificios si no se pagan dichas inversiones.

Los despidos de maestros (profesionales docentes para el régimen) produjeron un daño irreparable. Se unieron a la calumniosa propaganda que sostuvieron muchos medios informativos y dieron lugar al menoscabo en la presencial social de los educadores. Éstos fueron expuestos a la burla y al escarnio públicos, lo cual es de imposible reparación. Todavía hoy no han sido reinstalados.

La dependencia del gobierno de Peña-Nuño respecto de la OCDE es manifiesta. Fue ésta la que determinó el quehacer de la reforma educativa y los funcionarios mexicanos simplemente acataron las indicaciones. La soberanía nacional fue puesta en venta.

Desde el punto de vista pedagógico, se impuso un nuevo patrón basado en el concepto de calidad, que proviene de las relaciones industriales, financieras y comerciales. El neoliberalismo valora a las personas por sus resultados relacionados con la producción de ganancia; y nada más. No cuentan la fraternidad, la comunalidad ni la colaboración.

Por eso son varios los retos del nuevo gobierno cuando haga efectiva la abrogación de la reforma educativa neoliberal:

Establecer constitucionalmente que la educación es un derecho humano y no una mercancía.

Rescatar el valor del trabajo académico como formador de seres humanos conscientes y solidarios con sus semejantes.

Eliminar las evaluaciones externas, lo que implica desaparecer al Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (por inútil, irreformable y pernicioso).

Eliminar las cuotas obligatorias para los estudiantes y sus familias. La educación no es un negocio mercantil.

Cuando reinstale a los docentes que fueron despedidos por Peña-Nuño, debe reivindicar públicamente sus merecimientos como personas valiosas para la sociedad. Eso implica reparar integralmente el daño que se les causó.

Establecer con claridad que es obligación del Estado sostener y proporcionar las condiciones para la eficaz realización de la tarea educativa, sin limitar la participación libre e informada de los maestros.

Al definir los programas educativos, tomar en cuenta las diferencias regionales, que se ubicarán dentro de los principios nacionales.

Abrir la colaboración con todos los países del mundo, en cuanto al conocimiento y aplicación de sus experiencias educativas.

Poner al estudiante en el centro de la labor educacional, sin desmedro de los derechos del maestro. [9]

Prever en la legislación que no se repitan las violaciones a derechos humanos que trajo el modelo educativo neoliberal, tanto a los docentes como a los alumnos y a la sociedad en general.

No es sencillo el reto. Pero el pueblo de México tiene capacidad y preparación para superarlo.

Notas

[1] Tan evidente fue el sometimiento de los deudores a las directrices de los organismos crediticios, que Reyes Heroles utilizó la misma expresión que mandató el Banco Mundial, el cual llamó a realizar en todo el planeta “una revolución educativa”. Comenzaba el retroceso de la educación a nivel global. Desde entonces, el régimen mexicano ha aplicado con obediencia las reglas dictadas por esos organismos, de los cuales el más actual la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

[2] Consultado en internet el 3 de octubre del 2018.

[3] Es actualmente el funcionario de mayor jerarquía en la OCDE. Fue secretario de Hacienda en el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León. La prensa lo refirió algunas veces como “El ángel de la dependencia”. Su intervención se denominó “México: política para un desarrollo incluyente” y partió de la base de enfatizar que el organismo que él representa ha sido “un aliado estratégico durante los último 18 años”. Consultado en Internet el 21 de septiembre del 2018.

[4] OCDE (2012), Gettin It Rigth. Una agenda estratégica para las reformas en México, OECD Publishing. Pág 4.

[5] Más tarde se uniría el Partido Verde Ecologista de México.

[6] Tomado de internet, 3 de octubre del 2018. Si se compara este documento con los actos de la Secretaría de Educación Pública en los aciagos tiempos en que la han dirigido Aurelio Nuño y Otto Granados Roldán, se encontrará una gran similitud, tanto en los planteamientos como en las propuestas. En realidad, ambas partes, gobierno y empresariado, siguen casi textualmente las sugerencias de la OCDE.

[7] “La reforma educativa y la evaluación docente: retos para su implementación”, revista Nexos, 17 de junio de 2015. Consultada en internet.

[8] Y la propuesta neoliberal va mucho más allá, pues propone que se evalúe permanentemente a todos los profesionistas, con el argumento de que vivimos en la “sociedad del conocimiento”, en la que éste avanza a velocidad no conocida. Esto obliga a los médicos, por ejemplo, a estar al día en los avances de la medicina. Y esto lo deben demostrar en evaluaciones periódicas –dicen– para que el servicio que presten sea de alta calidad.

[9] El grupo empresarial de Mexicanos Primero (a quien los agentes de la reforma educativa disfrazaron de sociedad civil) usó la tesis del “interés superior del niño y de la niña” para intentar dar base a su propuesta de retirar al maestro la estabilidad en el empleo y sacarlo de la protección del Artículo 123 constitucional.

Fuente
Contralínea (México)