En las más de 2 décadas que Meza Zapata ha ocupado la Contraloría Interna, ese centro de investigación ha vivido sus peores años desde que fue fundado el 13 de febrero de 1989, tanto por los abusos cometidos desde sus oficinas como por las violaciones constantes a los derechos humanos (incluido aquí el espionaje político), sin descontar el despilfarro de recursos públicos, los elevados salarios de hasta 250 mil pesos mensuales para el grupo directivo de 40 funcionarios, la opacidad en el gasto, el tráfico y venta de expedientes, la venta de equipos de espionaje a gobiernos estatales y empresas privadas, así como la persecución y acoso a luchadores sociales, periodistas, empresarios, líderes sindicales y políticos de todas las corrientes.

Meza Zapata asumió la titularidad del OIC del Cisen en el cuarto año de gobierno de Ernesto Zedillo (enero de 1998) y a partir de entonces han pasado cinco jefes de Estado, incluido López Obrador, y 10 directores generales de ese Centro de Inteligencia que ha vivido sus momentos más oscuros y perversos, mientras que este burócrata se mantiene en el puesto.

Los presidentes que han avalado la permanencia de Meza Zapata al frente del OIC son, además de Zedillo, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, aunque este último apenas lleva 4 meses de gobierno.

En ese tiempo, el contralor interno ha resistido cambios de gobierno con grupos políticos de distinta corriente ideológica: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), de centro derecha; el Partido Acción Nacional (PAN), de ultraderecha, y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), de centro izquierda.

Pero se ha mantenido en el cargo por su servilismo con los directores generales, a quienes todos los presidentes les han permitido hacer lo que quieran, y una de las razones de ello son los expedientes que ha guardado Meza de cada uno de los 10 directores generales, en donde hay evidencias de los abusos, los excesos y los desvíos de los recursos públicos.

Así que las 2 décadas que se ha mantenido en el puesto no es por su eficaz desempeño, sino que en esos 21 años al frente del OIC ha sido omiso y hasta cómplice de corruptelas y abusos que los directores generales han cometido con el gasto arbitrario y opaco de miles de millones de pesos que anualmente se le asigna del presupuesto público a dicho Centro. Y 2019 no es la excepción, pues para el Centro Nacional de Inteligencia se han destinado 2 mil 490.7 millones de pesos.

Así que Meza Zapata ha sido premiado por su negligencia, pues en los cuatro últimos sexenios nada se sabe de sanciones administrativas, procesos penales o inhabilitaciones en contra de personal del Cisen, en donde todo se hace de manera subrepticia y oculta; además de nunca hacerle auditorías por parte de la Secretaría de la Función Pública (SFP) y la Auditoría Superior de la Federación (ASF), a pesar de las malas administraciones que ha tenido.

Es precisamente esa falta de transparencia y rendición de cuentas en el manejo de recursos públicos lo que ha permitido los abusos en ésta y otras entidades responsables de la seguridad nacional del país, pues esa opacidad se ha repetido en la Secretaría de la Defensa Nacional y en la Armada de México, en donde junto con el Cisen (ahora CNI) los órganos internos de control sólo responden a los titulares de esas dependencias y no como corresponde ante la SFP.

Un dato que confirma lo anterior es que los contralores del Cisen, Defensa y Marina son nombrados por los titulares y no por la Secretaría de la Función Pública, lo que ha impedido que tengan una buena gestión.

Entonces habrá que esperar qué hace la “cuarta transformación” con Meza Zapata, porque van poco más de 4 meses del nuevo gobierno y hasta hoy la SFP sigue ausente en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), al cual no sólo no se le audita para saber cómo recibió toda la información de inteligencia en poder del Cisen, ni tampoco se ha transparentado su gasto público, mucho menos se han revisado los 3 mil 600 expedientes del personal que allí labora -y de hacerlo encontrarían muchas sorpresas por los abusos cometidos-, como tampoco han habido cambios importantes entre el equipo directivo integrado por 41 personas.

Sin embargo, ante los señalamientos del presidente de la República de que no será tolerada la corrupción, la Secretaría de la Función Pública tendrá que empezar por nombrar a los contralores de los órganos internos de las entidades públicas, civiles y militares, responsables de la vigilancia y seguridad del país, para quitarles esa facultad a los secretarios de Estado y al director general del CNI, tal y como lo mandata la ley, a fin de poder auditar su actuación y vigilar que los recursos públicos no sean desviados.

Por lo pronto Meza Zapata es el primer contralor interno del CNI que mantiene un salario muy superior al del presidente de la República, pues ya integrado rebasa los 200 mil pesos mensuales, mientras que su equipo de mayor confianza, integrado por cinco personas, también recibe montos superiores a los de López Obrador.

Ese personal de mayor confianza del contralor Meza Zapata está integrado por la titular del Área de Responsabilidades, Silvia López Parra; la responsable del Área de Quejas, Laura Hernández Sánchez; el titular del Área de Auditoría, Tomás Isaías Cuahutencos Rosales, y un jefe del Área de Auditoría para el Desarrollo y Mejora de la Gestión Pública, Eduardo Castillo Monroy.

Puntos suspensivos… En la columna anterior comentamos el perfil del secretario general del CNI, José Ángel Ávila Pérez, y equivocadamente afirmamos que el secretario Marcelo Ebrard lo recomendó para ese puesto, pero fuentes gubernamentales nos aclaran que ese funcionario asignado a las tareas de inteligencia ha tratado por todos los medios de reencontrarse con su exjefe Ebrard para pedirle perdón por haberlo traicionado al aliarse con el exjefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, pero hasta ahora las puertas de las oficinas del secretario de Relaciones Exteriores se mantienen cerradas para el segundo hombre en importancia del principal órgano de seguridad nacional… Entonces quien tendría que explicar a los mexicanos haber recomendado a Ávila Pérez para el cargo de secretario general del CNI, sin que cuente con experiencia alguna en las áreas de inteligencia y seguridad nacional, es ni más ni menos que el flamante secretario de Seguridad Pública, el sonorense Alfonso Durazo, quien por cierto tampoco cuenta con experiencia para ese puesto, pero en su caso nadie duda de que se mueve muy bien en la política, por eso ha podido cambiar de piel en gobiernos tan diversos como son el PRI, el PAN y ahora Morena… Nos dicen que quien anda muy preocupado es Miguel Ángel Lozada, director general de Pemex Exploración y Producción, pues aunque ya regresó a sus oficinas en Villahermosa, Tabasco, después de haber sido retirado 1 mes del cargo, en la Secretaría de la Función Pública aún no dan a conocer el resultado final de la investigación en su contra por la participación en la ya conocida “estafa maestra”, y su temor es que aún puedan darle las gracias y cesarlo.

Fuente
Contralínea (México)