La operación turca a lo largo de la frontera turco-siria comenzó desde el anuncio de la repentina ‎retirada de las fuerzas militares estadounidenses ilegalmente desplegadas en esa región del norte de Siria

Es importante recordar que en 1998 el entonces presidente de Siria, Hafez el-Assad, había ‎concedido a Turquía el derecho a penetrar en suelo sirio hasta 30 kilómetros a partir de la ‎frontera común para perseguir los grupos armados del PKK (Partido de los Trabajadores del ‎Kurdistán) que atacaran el territorio turco desde Siria. ‎

Según la prensa occidental, la operación turca implicaría la posibilidad de que las tropas turcas ‎cometan masacres contra los kurdos en esa franja de territorio sirio, pero pasa por alto el hecho que numerosos ‎kurdos desempeñan actualmente funciones importantes en el aparato del Estado turco. ‎

Pero lo más importante es que esa prensa sólo presenta la versión del establishment ‎estadounidense sobre el enfrentamiento entre el presidente Donald Trump –partidario de la ‎retirada de los militares estadounidenses– y ciertos oficiales del Pentágono –que tratan de ‎imponer la continuación de la guerra contra Siria. Es por eso que la prensa occidental insiste ‎tanto en lo que pudiera pasar con los mercenarios kurdos que colaboraban con el Pentágono ‎en contra de Siria. ‎

Hay un factor esencial que esa prensa está escamoteando sistemáticamente: el 16 de septiembre, Rusia, ‎Turquía e Irán llegaron a un acuerdo sobre la cuestión de los kurdos. Rusia, que antes había ‎propuesto a Siria adoptar una estructura administrativa de tipo federal –proyecto finalmente ‎abandonado–, podría proponer ahora un proyecto constitucional orientado hacia la formación de ‎una federación cultural. El regrero de los kurdos sirios –que en realidad son esencialmente kurdos originarios ‎de Turquía– a la República Árabe Siria podría contar además con los buenos oficios de Irán, país ‎cuya minoría kurda ha logrado introducirse en los mandos de las YPG –las unidades armadas ‎kurdas del PYD, partido formado en Siria por los kurdos originarios de Turquía. ‎

Francia, que desde hace más de un siglo ha venido apostando por la creación de un Kurdistán ‎al estilo de Israel, se ve ahora marginada, por obra y gracia de ‎Estados Unidos, de toda posibilidad de arreglo de ‎la cuestión de los kurdos. ‎