Una segunda etapa de la ofensiva de la República Árabe Siria contra los yihadistas de al-Qaeda –‎ahora designados en Occidente como Hayat Tahrir al-Sham (“Organización de Liberación del ‎Levante”)–‎ ha comenzado en la gobernación de Idlib. ‎

Al menos un millón y medio de yihadistas de diferentes nacionalidades acompañados de sus ‎familias se han reagrupado en la gobernación de Idlib, donde retienen como rehenes una cantidad ‎similar de civiles sirios. ‎

El Ejército Árabe Sirio, que cuenta con apoyo aéreo de la aviación rusa, ya liberó la ciudad de ‎Maarret al-Naaman, recuperando así el control de la autopista M5, que conecta Damasco, la ‎capital siria, con la importante ciudad de Alepo. ‎

Conforme a lo previsto en los acuerdos previamente negociados en Nur-Sultán, el ejército ‎turco se abstiene de intervenir ante la ofensiva siria. ‎

Las ONGs “humanitarias” de Alemania y Francia que alimentan a los yihadistas de al-Qaeda en la ‎gobernación siria de Idlib ya no podrán seguir haciéndolo en enero de 2020. ‎

El pasado 20 de diciembre, Alemania, Bélgica y Kuwait llevaron al Consejo de Seguridad de ‎la ONU un proyecto de resolución que incluía una extensión de prerrogativas transfronterizas ‎para esas ONGs, proyecto finalmente vetado por China y Rusia [1]. ‎

Unas 400 000 personas han huido de la región donde se desarrollan los combates. Los yihadistas ‎de al-Qaeda y sus familias se han replegado hacia la ciudad de Idlib mientras que los civiles sirios ‎que huyen son acogidos por el gobierno en campamentos de refugiados en espera del fin de las hostilidades. ‎

[1«Nuevo veto de China y Rusia a ‎la guerra contra Siria», Red Voltaire, 21 de diciembre de 2019.