
La decisión de los actores europeos del Plan de Acción Integral Conjunto [1] sobre la cuestión nuclear iraní de poner en marcha el mecanismo de resolución de litigios previsto en el párrafo 36 del Plan de Acción y su consiguiente llamado al Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, como coordinador de la Comisión Conjunta del Plan de Acción, suscita profunda decepción y una seria inquietud.
Para nosotros, ese paso carece de todo fundamento. No excluimos que las acciones apresuradas del “trío europeo” puedan provocar una nueva escalada alrededor del Plan de Acción y hacer imposible el regreso a la aplicación del “acuerdo nuclear” en el marco inicialmente acordado, aplicación a la que en definitiva dice aspirar el “trío europeo”.
El mecanismo de resolución de litigios fue creado con fines completamente diferentes. Las razones que han traído las complicaciones en la aplicación del Plan de Acción se conocen perfectamente y no están vinculadas a Irán. Cuando se elaboró ese mecanismo, nadie podía suponer que Estados Unidos rompería el Plan de Acción unilateralmente. Desgraciadamente, a pesar de los serios esfuerzos de las partes implicadas desde la salida de Washington del “acuerdo nuclear”, en mayo de 2018, todavía no ha sido posible devolver a los acuerdos su estabilidad.
Las decisiones de Teherán de suspender sus compromisos voluntarios en el marco del Plan de Acción son una respuesta, y ante todo una reacción, a las groseras violaciones de los acuerdos y de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por parte de Estados Unidos. Es sabido que el programa nuclear iraní se mantiene bajo un control de la OIEA, control que no tiene precedente debido a su envergadura y profundidad. Irán respeta cabalmente el Tratado de No Proliferación (TNP), satisface el acuerdo de garantías con la OIEA, aplica el Protocolo Adicional. La transparencia de la actividad nuclear iraní es un punto clave de todo “el acuerdo nuclear”.
Observamos las declaraciones de los dirigentes del “trío europeo” sobre su rechazo de la política de “presión máxima” sobre Irán y su apego al Plan de Acción a despecho de la presión de Estados Unidos. Al mismo tiempo, a pesar de la disposición que muestran en cuanto a trabajar en la aplicación de soluciones fiables y eficaces para sortear los obstáculos creados por Washington, o el “trío europeo” no está listo, o no puede lograrlo. Notamos igualmente serias lagunas en la aplicación de los acuerdos globales por parte de los países del “trío europeo”.
Cuando estén resueltos esos numerosos y disímiles problemas –si llegan a resolverse– Irán ya no tendrá razones para no observar los parámetros iniciales del Plan de Acción.
Las restricciones del programa nuclear iraní previstas en el Plan de Acción, aceptadas por Teherán para alcanzar un compromiso que tuviese en cuenta el equilibrio entre los intereses y compromisos recíprocos, eran temporales desde el comienzo. Bien lo sabe el “trío europeo”. Esas restricciones eran necesarias para dar a la OIEA espacio para obtener respuestas a sus interrogantes frente a Teherán, que en realidad fueron resueltas en menos de 6 meses. Sin embargo, Irán estaba dispuesto a respetar todas las condiciones del “acuerdo nuclear” si había reciprocidad y una actitud responsable de parte de los demás participantes.
A pesar de todos los desafíos, el Plan de Acción mantiene su actualidad. Nos pronunciamos por su aplicación total de manera progresiva conforme a los parámetros acordados durante la firma de los acuerdos en 2015 y estipulados en la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Llamamos firmemente al “trío europeo” a no agravar la situación y a renunciar a los pasos que ponen en peligro las posibilidades del “acuerdo nuclear”.
[1] Se refiere al acuerdo conocido como PAIC, pero más comúnmente designado como JCPoA, por sus siglas en inglés, o simplemente como Acuerdo 5+1. Nota de la Red Voltaire.
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