Gracias a todos. Me alegro de verlos. ¿Todos están teniendo un buen día? Es difícil ser infeliz cuando hace tan buen tiempo. Recuerdo vagamente mi época de infancia en el sur de California en que todos los días eran así. También estoy consciente… Tom, gracias por la amable presentación. También tengo presente que cuando me presentan como el 70º secretario de Estado, el presidente Trump es el 45º presidente, así que hay mucha más rotación en mi trabajo. (Risas).

Y quiero reconocer a algunas personas en particular. Sé que la exsecretaria Rice está con nosotros. Tom, gracias por estar aquí. Mi excolega y querido amigo el general McMaster también está con nosotros. Siempre es genial volver aquí y estar con ustedes en California.

Tienen el increíble privilegio de estudiar en esta notable institución. Uno de sus primeros egresados fue un gran estadounidense por el cual esta institución, el Instituto Hoover, recibió su nombre.

Merece nuestros elogios por reverenciar a Estados Unidos en todo su excepcional esplendor. Pasó de ser un huérfano en Iowa a ser presidente de Estados Unidos. Fue un brillante ingeniero de minas. Yo mismo me gradué como ingeniero. Viajó por el mundo desde Australia hasta China y ganó una fortuna gracias a su propio arduo trabajo.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, usó su talento para coordinar el esfuerzo de decenas de miles de estadounidenses varados en Europa y los ayudó a regresar a Estados Unidos. Su éxito allí lo llevó a encabezar el esfuerzo para salvar a Europa de la inanición tanto durante como después de la Primera Guerra Mundial. Representaba todo lo que significan los esfuerzos humanitarios de Estados Unidos que hemos conservado durante décadas y aún conservamos.

En 1948, a la edad de 74 años, habló en su lugar de nacimiento sobre lo que Estados Unidos le había dado como un pobre niño huérfano. Dijo, y cito: “He tenido todos los honores a los que cualquier hombre pueda aspirar”. No hay ningún lugar en toda la tierra, excepto en Estados Unidos, en que cualquier hijo del hombre pueda tener esta oportunidad en la vida”. Yo también me siento así a menudo. Estados Unidos es un lugar verdaderamente especial.

No quiero hablar de las acciones de estos últimos días y semanas, sino de las cosas que nuestra administración ha hecho para tratar de mantener a Estados Unidos seguro y proteger a todos y cada uno de ustedes. El 3 de este mes, eliminamos a uno de los terroristas más mortíferos del mundo del campo de batalla para siempre.

Muchos de ustedes probablemente saben que hay millones de personas desplazadas y otros que han sido muertos en Siria, que se cuentan por cientos de miles, las epidemias de hambre y cólera en Yemen, las milicias chiitas que desestabilizan las democracias tanto en el Líbano como en Iraq a lo largo de la media luna chiita.

El régimen iraní y sus apoderados, bajo la supervisión directa de Qassem Soleimani, han hecho aumentar toda esa miseria. Es por eso que miles de iraquíes salieron a las calles a celebrar cuando se enteraron de que Soleimani había muerto. Muchos más se habrían unido a ellos sin duda alguna, pero existía el temor de que los matones con apoyo iraní que quedaban, muchos de los cuales estaban a las puertas de la embajada estadounidense en los días anteriores, los golpearan o encarcelaran o dieran muerte.

En este momento, se puede observar, el pueblo iraní está en las calles. También están allí en números asombrosos a pesar del enorme riesgo personal que corren. Están quemando carteles y vallas publicitarias con la cara de Soleimani y cantando “Soleimani es un asesino”. Saben que fue uno de los principales arquitectos de su opresión. Y Estados Unidos está con ellos en sus llamados a la libertad y la justicia, en su justificado enojo contra el ayatolá y sus secuaces y lo que han destruido dentro de la República Islámica de Irán. Quiero repetir la insistencia del presidente Trump de que Irán no haga daño a ningún manifestante. Espero que todos hagan lo mismo. Hemos pedido a nuestros aliados en todo el mundo y en la región que les repitan esto.

No hay ningún terrorista, excepto Osama bin Laden, que haya tenido más sangre estadounidense en sus manos que Qassem Soleimani, que mató a más de 600 de nuestros patriotas estadounidenses. Conocí a algunos de estos jóvenes.

Es el cerebro de los más recientes ataques contra las fuerzas estadounidenses en Iraq, incluyendo el que organizó el ataque que tuvo lugar y que mató a un estadounidense el 27 de diciembre del año pasado.

Ordenó el asalto del 31 de diciembre a la embajada, contra la gente que trabaja para el Departamento de Estado de Estados Unidos en Bagdad. Y puedo asegurarles que el mundo está más seguro como resultado de que él ya no represente ese mismo riesgo.

Pero quiero exponer esto en el contexto de lo que hemos estado tratando de hacer. Hay una estrategia más grande para esto.

El presidente Trump y los miembros de su equipo de seguridad nacional estamos restableciendo la disuasión, la disuasión real, contra la República Islámica. En términos estratégicos, la disuasión significa simplemente persuadir a la otra parte de que los costos de un comportamiento específico exceden sus beneficios. Requiere credibilidad; de hecho, depende de ella. Su adversario debe entender no sólo que usted tiene la capacidad de imponer un costo, sino que, de hecho, está dispuesto a hacerlo.

Yo era un joven soldado durante la Guerra Fría. Puedes tener el mejor ejército del mundo, pero no importa si no estás dispuesto a usarlo para alcanzar tus objetivos estratégicos.

Como dijo uno de sus eruditos aquí, Victor Davis Hanson, “La disuasión es difícil de establecer y fácil de perder”.

Y seamos sinceros. Durante décadas, las administraciones estadounidenses de ambos partidos políticos nunca hicieron lo suficiente contra Irán para conseguir la disuasión necesaria para mantenernos a todos a salvo. El propio PAIC (Plan de Acción Integral Conjunto, JCPOA), el acuerdo nuclear, empeoró las cosas. Permitió que ese régimen creara riqueza, abrió fuentes de ingresos para que los ayatolás construyeran las redes de la milicia chiita, las mismas redes, las mismas redes, que mataron a un estadounidense e impusieron un enorme riesgo a nuestra, a nuestra embajada en Bagdad. En vez de bloquear esos esfuerzos, el acuerdo puso a Irán también en un camino claro hacia el logro de un arma nuclear, algo con lo que el presidente Trump comenzó sus declaraciones al decir que nunca sucedería mientras estemos encargados nosotros.

Entonces, ¿qué hicimos? Organizamos una campaña de aislamiento diplomático, presión económica y disuasión militar.

El objetivo es doble. Primero, queríamos privar al régimen de los recursos, recursos que necesita para perpetrar su actividad maligna en todo el mundo. Y segundo, queremos que Irán se comporte como un país normal. Que sea como Noruega, ¿verdad? (Risas).

Diplomáticamente, aliados y socios se han unido a nosotros. Hoy están patrullando el estrecho de Ormuz junto a nosotros en el Golfo Pérsico para detener los ataques iraníes a la navegación. No olvidemos cuántos barcos sacaron los iraníes de los estrechos durante el mes pasado.

Alemania, Francia e Italia han prohibido los viajes de una compañía llamada Mahan Air. Es una aerolínea iraní que transporta recursos militares y armas iraníes a las zonas de combate.

Argentina y el Reino Unido han declarado a Hizbolá organización terrorista.

Y ustedes han visto finalmente, también, la presión económica que hemos puesto en marcha para cortar aproximadamente el 80 por ciento de los ingresos petroleros iraníes. Estamos decididos a llegar a ese último 20 por ciento también.

El propio presidente Rouhani dijo que hemos impedido ganar al régimen iraní unos 200.000 millones de dólares en pérdidas de ingresos e inversiones extranjeras como resultado de nuestras actividades. Este es un dinero que en gran medida se habría destinado a apoyar las mismas actividades que los habrían puesto a ustedes y a sus conciudadanos en peligro.

Y ustedes también pueden verlo. El pueblo iraní está cada vez más enfadado con su propio gobierno por robar su riqueza y por extender violentamente el régimen a un costo enorme para ellos.

Por el lado militar, hemos advertido a los iraníes repetidamente, yo mismo lo he hecho personalmente, que no se toleraría un ataque que acabara con vidas estadounidenses.

Y nos pusieron a prueba, como ya lo habían hecho muchas veces con administraciones anteriores. La laxitud del pasado los había envalentonado.

Pero el 27 de diciembre, debido a Soleimani, cambiamos eso. El 31, las milicias apoyadas por Irán atacaron nuestra embajada en Bagdad y cambiamos ese cálculo para ellos.

El jefe del Estado Mayor Conjunto lo dijo quizá mejor. Si no hubiéramos llevado a cabo ese ataque contra Qassem Soleimani, nuestro liderazgo, la recomendación que hicimos al presidente Trump, hubiéramos sido “culpables de negligencia” de no haber hecho esa recomendación, imponiendo un costo significativo al régimen por su mala decisión.

Qassem Soleimani descubrió nuestra determinación de defender las vidas de los estadounidenses.

E Irán devolvió el golpe, y estamos agradecidos de que no se perdiera ninguna vida, y nunca restaremos importancia a la seriedad de ningún ataque contra Estados Unidos o sus fuerzas. Pero a juzgar por el tipo y la intensidad del ataque, el régimen ciertamente debe entender ahora lo que haremos si alguna vez vuelven a poner en riesgo las vidas de los estadounidenses. Si Irán intensifica sus actos, terminaremos con ello según nuestros términos.

El presidente Trump reforzó esa disuasión cuando hizo una serie de observaciones la semana pasada. Y en estos días Irán está haciendo ruido sobre el abandono del acuerdo nuclear. Hay una razón por la que el presidente pronunció como primeras palabras esa declaración al país en la que dijo, cito: “Mientras yo sea presidente de Estados Unidos, nunca se le permitirá a Irán tener un arma nuclear”. Esa declaración está respaldada por la capacidad de disuasión más eficaz del mundo.

Y nuestras sanciones continuarán hasta que el régimen detenga su actividad terrorista y se comprometa a no tener nunca armas nucleares y permita un régimen de verificación que pueda dar al mundo la confianza de que eso no ocurrirá.

Ahora disfrutamos de una gran posición de fuerza en relación a Irán. Es mejor que nunca, e Irán nunca ha estado en el lugar que está hoy.

Hemos restablecido la disuasión, pero sabemos que no es eterna, que el riesgo sigue existiendo. Estamos decididos a no perder esa disuasión. En todo caso, tenemos que hacerlo.

Tenemos que hacer esto para defender la libertad y la libertad en todo el mundo. Ese es el objetivo del trabajo del presidente Trump, hacer que nuestro ejército sea el más fuerte que haya existido.

Vimos, no sólo Irán sino también otros lugares donde la disuasión estadounidense era débil. Vimos la ocupación de Crimea por parte de Rusia en 2014 y el apoyo a la agresión contra Ucrania porque la disuasión había sido socavada. Hemos reanudado el apoyo letal al ejército ucraniano.

También, la construcción de una isla por parte de China, en el mar de la China Meridional, y sus descarados intentos de coaccionar a los aliados estadounidenses socavaron la disuasión. La administración Trump ha intensificado los ejercicios navales en el mar de la China Meridional, junto con nuestros aliados, amigos y socios en toda la región.

También han visto que Rusia ignoró un tratado. Nos retiramos del INF (Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio) con el apoyo unánime de nuestros aliados de la OTAN porque sólo una parte cumplía con un acuerdo en que había dos partes. Creemos que esto, una vez más, restaura la credibilidad y la disuasión para proteger a Estados Unidos.

Esto no sucede en solitario. Por eso el presidente ha insistido en que los miembros de la OTAN hagan su parte, compartan la carga. Unos 400.000 millones de dólares para fines de 2024 se agregarán al arsenal de la OTAN para proteger la libertad en todo el mundo como resultado directo de los esfuerzos de Estados Unidos para alentar a nuestros socios a reforzar lo que todos estamos tratando de lograr juntos.

Durante años, también, China ha restringido el acceso de los productos estadounidenses a sus mercados, al tiempo que exige el acceso de sus productos aquí. Yo era propietario de una pequeña empresa. Tenía una pequeña oficina en Shanghái. Hemos dejado claro que vamos a tener un acuerdo comercial justo y recíproco con China. Lo exigiremos. Espero que, aquí en las próximas horas, firmemos la primera parte de lo que será un acuerdo significativo que mejorará las vidas de los ciudadanos estadounidenses, aumentará los salarios de los ciudadanos aquí en el país, y aumentará la relación económica entre nuestros dos países en un conjunto de términos que funcionen tanto para China como para Estados Unidos.

También hay una segunda misión. China ha robado cantidades masivas de innovación estadounidense, innovación creada en campus universitarios como este en el que estoy, todo desde semillas de cultivos genéticamente modificados hasta tecnología de autos autónomos. Lo robaron. No tuvieron que invertir o arriesgarse.

Estamos haciendo progresos para asegurarnos de que la próxima parte del acuerdo mejore las protecciones de la propiedad intelectual que están en la primera fase del acuerdo comercial con China.

Terminaré aquí porque quiero responder a tantas preguntas como pueda. Miren, no sabemos cómo reaccionará el régimen iraní mientras continuamos reconstruyendo la disuasión. Si tomamos la decisión correcta y volvemos a un lugar donde tengamos respeto mutuo entre nosotros, será algo bueno para el mundo.

Esperamos que los dirigentes de la República Islámica de Irán compartan nuestra opinión, y esperamos poder lograrlo para mejorar la seguridad aquí en el país y para la estabilidad en Oriente Medio y en todo el mundo.

Gracias a todos por recibirme hoy aquí. Espero con interés responder a sus preguntas.