Falleció Giulietto Chiesa, horas después de haber concluido las actividades por el 75º aniversario ‎de la Liberación de Italia y del fin de la Segunda Guerra Mundial y la Conferencia Internacional del ‎‎25 de abril, realizada bajo el lema Liberémonos del virus de la guerra. Fue una conferencia en ‎‎streaming directo, organizada por el Comité “No a la guerra, No a la OTAN” (Italia), del que ‎Giulietto Chiesa fue uno de los fundadores, y por Global Research (Canadá), el centro de ‎investigación sobre la globalización que dirige el profesor Michel Chossudovsky.‎

Varios oradores de la conferencia –provenientes de Italia, de otros países europeos y de varios ‎países de otros continentes, como Estados Unidos, Rusia, Canadá y Australia– examinaron las ‎razones de fondo por las cuales la guerra nunca terminó: después de la Segunda Guerra Mundial ‎vino la guerra fría, seguida a su vez por una serie ininterrumpida de guerras y por el regreso a una ‎situación análoga a la que existió durante la guerra fría y que agrava el peligro de conflicto ‎nuclear. ‎

Los economistas Michel Chossudovsky (Canadá), Peter Koenig (Suiza) y Guido Grossi (Italia) ‎explicaron cómo poderosas fuerzas económicas y financieras explotan la crisis del coronavirus ‎para hacerse del control de las economías nacionales y lo que deberíamos hacer para ‎contrarrestar sus planes. ‎

David Swanson, director de World Beyond War (Estados Unidos); el economista Tim Anderson ‎‎(Australia); el fotorreportero Giorgio Bianchi y el historidor Franco Cardini hablaron de las guerras ‎pasadas y actuales, al servicio de los intereses de esas poderosas fuerzas. ‎

El experto en temas político-militares Vladimir Kozin (Rusia), la ensayista Diana Johnstone ‎‎(Estados Unidos) y la secretaria de la Campaña por el Desarme Nuclear, Kate Hudson (Reino ‎Unido), analizaron los mecanismos que agravan la probabilidad de un catastrófico conflicto ‎nuclear. ‎

El padre de Julian Assange, John Shipton (Australia), y la ex coronel del ejército de Estados Unidos ‎Ann Wright ilustraron la dramática situación de Julian Assange, el periodista fundador de ‎WikiLeaks, detenido en Londres, quien se halla en peligro de ser extraditado a Estados Unidos, ‎donde podría ser condenado a cadena perpetua o a la pena de muerte. ‎

Fue sobre este último tema que Giulietto Chiesa centró su intervención. Veamos algunos ‎fragmentos: ‎

«El hecho de que quieran destruir a Julian Assange quiere decir que nosotros también, ‎todos nosotros, seremos amordazados, ocultados, amenazados, puestos en la imposibilidad de ‎entender lo que sucede en nuestros propios países y en el mundo.
No es el futuro, eso ya es el presente. En Italia, el gobierno organiza un equipo de censores ‎oficialmente encargados de eliminar todas las informaciones que difieren de la información ‎oficial. Es la censura de Estado. ¿Cómo llamarla de otra manera? La RAI [1] también, la televisión pública, está creando una “fuerza de tarea” contra las ‎‎«fake news» para borrar las huellas de sus mentiras cotidianas que inundan las pantallas. ‎Peor aún, están los misteriosos tribunales, más poderosos aún que los cazadores de ‎‎«fake news». Me refiero a Google y Facebook, que manipulan las noticias con sus algoritmos y ‎sus maquillajes secretos, en una censura frente a la cual no hay recurso posible. Ya estamos ‎rodeados de nuevos tribunales que anulan nuestros derechos. ‎

‎¿Recuerdan ustedes el Artículo 21 de la Constitución italiana? Ese texto estipula que “todo el ‎mundo tiene derecho a manifestar libremente su propio pensamiento”. Pero 60 millones de ‎italianos están obligados a escuchar un solo megáfono que grita desde los 7 canales de televisión ‎del poder. Es por eso que Julian Assange es un símbolo, una bandera, una invitación a la rebelión, a ‎despertar antes de que sea demasiado tarde.‎

Es indispensable unir las fuerzas con las que contamos, que no son tan pequeñas pero que tienen ‎un defecto fundamental: el de estar divididas y ser incapaces de hablar con una sola voz. ‎Necesitamos una herramienta que hable a los millones de ciudadanos que están ansiosos de ‎saber.»

Estas fueron las últimas palabras de Giulietto Chiesa. Y su veracidad se vio confirmada por ‎el hecho que, inmediatamente después del streaming, el video de la conferencia fue ‎desactivado porque «su contenido ha sido identificado por la comunidad de YouTube como ‎inapropiado u ofensivo para ciertos tipos de público». ‎

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange ‎Patrizio.‎

[1La RAI (siglas de ‎Radiotelevisione Italiana) es la compañía de radio y televisión pública de Italia. Nota de la ‎‎Red Voltaire.