La cacería de brujas ha comenzado en Estados Unidos a pesar de que la opinión pública ‎desaprueba las medidas más ideológicas de los neopuritanos de la administración Biden [1]. ‎

Sólo un 45% de los estadounidenses aprueba la interrupción –ordenada en un decreto del nuevo ‎presidente Joe Biden– del “muro” en construcción en la frontera de Estados Unidos con México. ‎

Por otro lado, sólo un 42% de los estadounidenses aprueba la autorización –igualmente por ‎decreto del presidente Biden– de readmitir la entrada al país de ciudadanos de países musulmanes ‎donde las embajadas de Estados Unidos no tienen posibilidades de verificar la identidad de ‎las personas que solicitan visas [2].‎

Mientras tanto, los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) se preguntan cómo ‎responder ante la decisión de Biden de permitir que cada deportista decida por sí mismo si quiere ‎presentarse en las competencias de la categoría masculina o de la femenina [3]. Algunos se plantean ‎la posibilidad de fijar límites de testosterona entre los competidores. ‎

En Washington, varios cientos de miembros de los 42 comités de consulta del Departamento ‎de Defensa han sido “invitados” a dimitir o serán simplemente destituidos antes del fin de mes en ‎lo que ya es la purga de mayores proporciones que se haya registrado en el Pentágono, incluso ‎en el momento más álgido de la llamada «guerra fría» que fue el periodo del macartismo –‎de 1953 a 1954. ‎

En el Capitolio, la Cámara de Representantes está buscando oficialmente cómo destituir a la ‎representante republicana Marjorie Taylor Green –recién electa por el Estado de Georgia– por ‎haber sugerido que los atentados del 11 de septiembre de 2001 no fueron perpetrados por al-‎Qaeda sino orquestados por una facción del Estado Profundo (Deep State) estadounidense y ‎que ningún avión se estrelló ese día contra el Pentágono –lo cual corresponde con la tesis del ‎periodista francés Thierry Meyssan [4]. El líder de la minoría republicana en la ‎Cámara de Representantes, Mitch Mc-Connell, anunció de inmediato que él no comparte ‎las opiniones de su correligionaria –que incluso tildó de «mentiras»– y que no piensa ‎defenderla. ‎

Por su parte, otro representante republicano, Adam Kinzinger, está recogiendo fondos para ‎luchar contra la influencia del ex presidente Donald Trump en el seno del Partido Republicano. ‎

En el Senado, el líder de la mayoría demócrata, Charles E. Schumer (ver photo), presentó el 2 de ‎febrero un proyecto de resolución que obligaría el FBI a investigar sobre el movimiento QAnon, ‎presentado como una amenaza para la democracia. ‎

Al mismo tiempo, los principales medios de difusión han iniciado una campaña unánime de ‎propaganda tendiente a minimizar el mensaje político de QAnon y a presentar ese movimiento como una ‎secta de antipedófilos. ‎

[1«Se fue Trump. ¿Y ahora qué?
Pravda entrevista a Thierry Meyssan‎
», Red Voltaire, 30 de enero de 2021.

[2Fuente: Sondeo Yahoo/YouGov, realizado del 20 al 22 de enero de 2021.

[3«La Casa Blanca adopta la ideología ‎de género», Red Voltaire, 23 de enero de 2021.

[4L’Effroyable imposture suivie du Pentagate, Thierry Meyssan, Demi-Lune, 2002.