Mohand Selhi y Alí Boumendjel

De conformidad con la misión que el presidente de la República [Francesa] le había confiado, ‎Benjamin Stora entregó, el pasado 20 de enero, su informe sobre la memoria de la colonización y ‎de la guerra de Argelia. Entre sus recomendaciones figura el reconocimiento del asesinato del ‎abogado y dirigente político del nacionalismo argelino Alí Boumendjel por parte de Francia. ‎

Alí Boumendjel ‎[A la derecha en la foto]‎ nació el 23 de mayo de 1919, en Relizane, en una familia rica en talento, viajes, cultura y luchas políticas. Su padre, maestro, le transmitió el amor por el saber. Como ‎escolar y estudiante brillante, se ganó un lugar en las aulas de la Facultad de Derecho de Argel. ‎Poseedor de una cultura abierta, humanista, inspirado en las fuentes de las Luces, Alí Boumendjel ‎pronto se implicó en la política, contra la injusticia del sistema colonial y a favor de la ‎independencia de Argelia. El discurso que pronunció en 1955 en el Congreso Mundial de Helsinki ‎es prueba de su compromiso por la paz. ‎

En medio de la Batalla de Argel, fue arrestado por el ejército francés, incomunicado, torturado y ‎finalmente asesinado el 23 de marzo de 1957. El propio Paul Aussaresses confesó haber ‎ordenado a uno de sus subalternos matarlo y montar el crimen de forma que pareciera un suicidio. ‎

Alí Boumendjel dejaba un importante legado político. Sus luchas y su valentía dejaron una huella ‎indeleble en argelinos y franceses, como René Capitant, quien había sido su profesor. ‎

Ali Boumendjel dejaba una esposa, Malika, y 4 hijos –Nadir, Sami, Farid y Dalila– que tenían entre ‎‎7 años y 20 meses cuando su padre fue asesinado. Malika Boumendjel nos dejó hace poco. Hoy ‎tendría 102 años. Dedicó su vida a luchar por el reconocimiento de la verdad sobre las ‎circunstancias de la muerte de su marido, de su padre –Belkacem Amrani–, de su hermano –‎André Amrani– y de su amigo Selhi Mohand, todos desaparecidos en 1957. Ella quería que ‎la verdad fuese conocida y reconocida por todos, por su familia, por la Historia, por Argelia y ‎por Francia, donde algunos de sus hijos y nietos construían sus vidas. ‎

Hoy, el Presidente de la República recibió en el Palacio del Elíseo a 4 nietos de Alí Boumendjel ‎para decirles, en nombre de Francia, lo que Malika Boumendjel hubiese querido oír: Alí ‎Boumendjel no se suicidó. Fue torturado y asesinado. ‎

También les expresó su voluntad de continuar el trabajo iniciado hace varios años para recoger ‎los testimonios, estimular el trabajo de los historiadores mediante la apertura de los archivos, para ‎dar a todas las familias de los desaparecidos, de ambos lados del Mediterráneo, los medios de ‎conocer la verdad. Ese trabajo ha de continuar y profundizarse durante los próximos meses para ‎que podamos avanzar hacia el apaciguamiento y la reconciliación. ‎

Mirar la Historia de frente, reconocer la verdad de los hechos, no permitirá cerrar heridas que ‎aún permanecen abiertas, pero ayudará a abrir el camino al futuro. ‎

La generación de los nietos de Alí Boumendjel debe poder construir su destino, lejos de los ‎obstáculos que son la amnesia y el resentimiento. Es ahora por ellos, por la juventud francesa y ‎argelina, que tenemos que avanzar por el camino de la verdad, el único que puede llevar a la ‎reconciliación de las memorias. ‎

Es con esa intención que el Presidente de la República ha querido hacer este gesto de ‎reconocimiento, que no es un acto aislado. ‎

Ningún crimen, ninguna atrocidad cometida por quienquiera que sea durante la Guerra de Argelia ‎pueden ser excusados ni ocultados. Deben ser vistos con valentía y lucidez, en el respeto absoluto de ‎todos aquellos y aquellas cuyos destinos desgarraron y quebraron. ‎