
Estados Unidos y China están decididos a cooperar entre sí y con otros países para actuar frente a la crisis climática, que debe ser tratada con la seriedad y urgencia que exige. Se trata principalmente de fortalecer sus acciones respectivas y de cooperar en el marco de los procesos multilaterales, incluyendo la Convención-Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París. Ambos países recuerdan su contribución histórica a la elaboración, la adopción, la firma y la entrada en vigor del Acuerdo de París gracias al liderazgo y la colaboración de los dos.
En el futuro, Estados Unidos y China están firmemente decididos a trabajar juntos y con las demás partes para fortalecer la aplicación del Acuerdo de París. Ambas partes recuerdan que el objetivo del Acuerdo, según el artículo 2, es mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados Celsius y continuar las acciones tendientes a limitarla a 1,5 grados Celsius. En ese sentido, ambos países están decididos a continuar las acciones, esencialmente adoptando medidas climáticas más fuertes y más ambiciosas durante los años 2020 para mantener el límite de antes mencionado al alcance de la mano y cooperando para identificar y enfrentar los desafíos y las posibilidades vinculadas.
Ambos países esperan con impaciencia la cumbre de dirigentes sobre el clima organizada por Estados Unidos para el 22 y el 23 de abril. Comparten el objetivo de la cumbre, que es fortalecer la ambición climática mundial de atenuación, adaptación y sostenilidad con vista a la COP 26 que tendrá lugar en Glasgow.
Estados Unidos y China tomarán otras medidas a corto plazo para contribuir aún más a la lucha contra la crisis climática:
– a. Ambos países tienen intenciones de elaborar, de aquí a la COP 26, en Glasgow, sus respectivas estrategias a largo plazo tendientes a obtener emisiones cero emisiones de GEI [Gases de Efecto Invernadero] y la neutralidad carbono.
– b. Ambos países tienen intenciones de tomar las medidas apropiadas para maximizar las inversiones y el financiamiento internacionales a favor de la transición de una energía basada en los combustibles fósiles con fuerte intensidad de carbono hacia una energía verde, con poca emisión de carbono y renovable en los países en vías de desarrollo.
– c. Cada uno de ellos aplicará la reducción progresiva de la producción y consumo de hidrofluocarburos previstas en la enmienda de Kigali al protocolo de Montreal.
Estados Unidos y China seguirán conversando, tanto con vista a la COP 26 como más allá, sobre acciones concretas en los años 2020 que permitan reducir las emisiones para mantener al alcance el límite de temperatura fijado en el Acuerdo de París y principalmente:
– a. políticas, medidas y tecnologías tendientes a descarbonizar la industria y la electricidad, esencialmente gracias a la economía circular, al almacenamiento de energía y a la confiabilidad de la red eléctrica, a la CCS [Captura y Almacenamiento de Carbono] y al hidrógeno verde;
– b. un mayor despliegue de las energías renovables;
– c. una agricultura verde y resistente al cambio climático;
– d. edificios ahorradores de energía;
– e. transportes verdes y con emisiones reducidas de carbono;
– f. la cooperación en la lucha contra las emisiones de metano y de otros gases con efecto invernadero que no sean el CO₂;
– g. la cooperación en la lucha contra las emisiones provenientes de la aviación civil internacional y de las actividades marítimas; y
– h. otras políticas y medidas a corto plazo, principalmente en lo tocante a la reducción de las emisiones provenientes del carbón, el petróleo y el gas.
Ambas partes cooperarán para promover el éxito de la COP 26 en Glasgow, para completar las disposiciones de aplicación del Acuerdo de París (por ejemplo, en cuanto al artículo 6 y el artículo 13) y lograr que avance significativamente la ambición climática mundial en materia de atenuación, adaptación y sostenibilidad. Cooperarán además para favorecer el éxito de la COP 15 de la Convención sobre la Diversidad Biológica en Kunning, teniendo en cuenta la importancia del marco mundial para la bioversidad más allá de los años 2020, esencialmente su pertinencia para la atenuación del cambio climático y la adaptación a este.
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