Buenas tardes. Quisiera transmitirles a todos ustedes información actualizada sobre la situación en Afganistán y nuestros esfuerzos en curso allí, en particular lo relativo a los ciudadanos estadounidenses, y a continuación responderé a las preguntas que tengan.

Quisiera empezar manifestando el profundo respeto que siento por nuestros diplomáticos y militares que están trabajando 24 horas al día en el aeropuerto de Kabul y en un número creciente de lugares de tránsito para facilitar la evacuación de personas estadounidenses, sus familias, ciudadanos de naciones aliadas y socias, ciudadanos afganos que han colaborado con nosotros en los últimos 20 años y otras personas afganas en riesgo. Están llevando a cabo esta misión en circunstancias sumamente complejas, con una valentía y un grado de idoneidad y humanidad notables.

Desde el 14 de agosto, más de 82.300 personas han sido sacadas en vuelos de Kabul en forma segura. En el lapso de 24 horas transcurridas del martes al miércoles, se evacuó a cerca de 19.000 personas en 90 vuelos militares estadounidenses y de la coalición. Solo Estados Unidos podía organizar y ejecutar una misión de esta magnitud y complejidad.

Como lo ha explicitado el Presidente, nuestra prioridad máxima es la evacuación de ciudadanos estadounidenses. Desde el 14 de agosto, hemos evacuado al menos a 4.500 ciudadanos estadounidenses, posiblemente más. Más de 500 de esos estadounidenses fueron evacuados tan solo el último día.

Muchos de ustedes han preguntado cuántos ciudadanos estadounidenses siguen estando en Afganistán y desean irse del país. Según nuestro análisis, desde el 14 de agosto, cuando empezaron nuestras operaciones de evacuación, había en ese momento una población de hasta 6.000 ciudadanos estadounidenses en Afganistán interesados en irse. En los últimos 10 días, cerca de 4500 de esos estadounidenses han sido evacuados en forma segura con sus familiares. En las últimas 24 horas, hemos estado en contacto directo con cerca de otros 500 estadounidenses y hemos dado instrucciones precisas sobre cómo llegar de manera segura al aeropuerto. Les informaremos en forma periódica sobre los avances que conseguimos en nuestro esfuerzo para sacar a esos 500 ciudadanos estadounidenses de Afganistán.

Para los otros 1.000 contactos que tuvimos que podrían ser estadounidenses que intentar irse de Afganistán, estamos realizando acciones enérgicas para contactarnos con esas personas varias veces al día a través de distintos canales—teléfono, correo electrónico, mensajes de texto— a fin de determinar si todavía desean irse y darles la información y las instrucciones más actualizadas sobre cómo hacerlo. Es posible que algunos ya no estén en el país. Algunos han afirmado ser estadounidenses pero luego se determinó que no lo eran. Algunos pueden haber optado por quedarse. En los próximos días, seguiremos intentando identificar la situación y los planes que tienen estas personas.

De esta lista de cerca de 1.000, creemos que la cantidad de estadounidenses que procuran activamente salir de Afganistán es menor, bastante menor.

Dicho esto, cabe aclarar que son cálculos dinámicos que vamos actualizando a cada hora para lograr una mayor precisión. Y quisiera dedicar un momento a explicar por qué es difícil dar números con precisión absoluta. Voy a empezar por los estadounidenses que están en Afganistán y que creemos que pueden desear irse.

En primer lugar, como creo que todos ustedes saben, el gobierno de EE. UU. no realiza un seguimiento de los ciudadanos estadounidenses cuando estos viajan por el mundo. Cuando los estadounidenses visitan un país extranjero o si residen allí, los instamos a inscribirse en la Embajada de EE. UU. Depende de ellos hacerlo o no, es voluntario. Y luego, cuando los estadounidenses se van de un país extranjero, también depende de ellos cancelar la inscripción. Insisto, es una elección, no una obligación.

Debido especialmente a la situación de seguridad en Afganistán, durante años hemos instado a los estadounidenses a no viajar allí. Hemos pedido reiteradamente a los estadounidenses en Afganistán que se registren. Y desde marzo de este año, hemos enviado 19 mensajes distintos a estadounidenses inscriptos en la embajada en Kabul, y los hemos alentado —y posteriormente exhortado— a que se fueran del país. Hemos amplificado esos mensajes directos en el sitio web del Departamento de Estado y en los medio sociales. Hemos explicitado que ayudaríamos a cubrir el costo de su repatriación y hemos brindado distintas vías de comunicación para que los estadounidenses nos contactaran si están en Afganistán y desean ayuda para irse.

La cantidad específica de estadounidenses en Afganistán que desean irse puede aumentar a medida que las personas respondan a nuestros contactos por primera vez, y puede disminuir cuando contactamos a estadounidenses que creíamos que estaban en Afganistán y nos dicen que ya se han ido. Podría haber otros estadounidenses en Afganistán que nunca se registraron en la embajada, que no tuvieron en cuenta los avisos públicos de evacuación y que todavía no se han identificado ante nosotros.

También hemos establecido que muchas personas que nos contactan y se identifican como ciudadanos estadounidenses, que incluso completan y presentan formularios de asistencia para la repatriación, no son en verdad ciudadanos de EE. UU., algo que lleva cierto tiempo verificar. Es posible que algunos estadounidenses elijan permanecer en Afganistán; algunos de los que se inscribieron y otros que no lo han hecho. Muchos tienen doble nacionalidad y consideran a Afganistán su hogar, han vivido allí durante décadas o desean quedarse cerca de su familia extendida. Y hay estadounidenses que todavía están evaluando la decisión de irse según la situación en el terreno, que cambia a diario, o de hecho, con cada hora que pasa.

Es entendible que algunos estén muy atemorizados. Cada uno tiene una serie de prioridades y consideraciones personales que solo ellos pueden ponderar. Incluso podrían cambiar de parecer de un momento a otro, como ya ha sucedido y seguramente seguirá ocurriendo.

Por último, en los últimos 10 días hemos estado trasladando a cientos de ciudadanos estadounidenses fuera de Afganistán cada día. En la mayoría de los casos, hemos guiado nosotros a estas personas hasta el aeropuerto, en algunos casos han llegado por sus medios y, en otros, lo han hecho con la ayuda de terceros países o iniciativas privadas. Corroboramos nuestra lista con los manifiestos de vuelo, los registros de llegada y otras bases de datos. En general hay una demora de aproximadamente 24 horas hasta que podamos verificar su estatus. Así que si toman en cuenta todas estas consideraciones que usamos para llegar a nuestra evaluación sobre la cantidad de estadounidenses que todavía están en Afganistán y que quieren irse, se empieza a entender por qué es tan difícil determinar la cifra en un momento determinado y por qué la estamos ajustando continuamente.

Y por eso seguimos entablando estos contactos incansablemente. Desde el 14 de agosto, hemos entablado comunicación directa con cada estadounidense que se registró ante nosotros en Afganistán, a menudo varias veces. Cientos de funcionarios consulares, personal contratado local aquí en Washington, en decenas de embajadas y consulados en todo el mundo, son parte de lo que se ha convertido en una operación que no tiene precedentes. Están realizando llamadas, enviando mensajes de texto, escribiendo y respondiendo a mensajes de correo electrónico, trabajando las 24 horas para comunicarse en forma individual con estadounidenses en el terreno.

Desde el 14 de agosto, hemos enviado más de 20.000 mensajes de correo electrónico a personas registradas, hemos iniciado más de 45.000 llamadas telefónicas y hemos usado otros medios de comunicación, además de revisar y actualizar la lista una y otra vez. También estamos integrando información en tiempo real que nos brindan miembros del Congreso, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos de EE. UU. sobre estadounidenses que podrían estar en Afganistán y desean irse.

Es a través de estos contactos que determinamos el paradero de los estadounidenses que podrían estar en Afganistán, si tienen intención de irse, si necesitan ayuda y, entonces, podemos darles instrucciones precisas y adecuadas a su situación sobre cómo irse, con números de contacto de emergencia en directo que pueden usar si lo necesitan.

Ahora quisiera referirme al número de estadounidenses que han sido evacuados. Como lo señalé, creemos haber evacuado a más de 4.500 titulares de pasaportes de EE. UU. y a familiares de estas personas. Esa cantidad también es dinámica. Eso se debe a que, en este momento crítico, estamos enfocados en subir a personas estadounidenses y a sus familias a los aviones, sacarlos de Afganistán tan rápido como sea posible y luego calculamos las cifras totales una vez que se encuentran seguros fuera del país. También corroboramos nuestros números para asegurarnos de no estar haciendo un cálculo inferior ni superior al real.

Quería plantear todo esto porque sé que es una pregunta fundamental que muchos de ustedes se han hecho y realmente es importante analizar la información y la explicación, para que vean cómo llegamos a estos datos.

Si bien evacuar a los estadounidenses es nuestra máxima prioridad, también tenemos el compromiso de sacar a la mayor cantidad de afganos que podamos antes del día 31. Empezando por el personal que hemos contratado localmente, que ha colaborado con nosotros lado a lado en nuestra embajada con nuestro equipo diplomático. Eso incluye a los participantes del programa de Visas de Inmigrantes Especiales y también a otros ciudadanos afganos en riesgo. La complejidad y el riesgo que entraña este esfuerzo son muy reales. Estamos actuando en un entorno hostil, en una ciudad y un país que ahora están controlados por los talibanes, y donde hay posibilidades muy concretas de un ataque de ISIS-K. Estamos tomando todas las precauciones posibles, pero el riesgo es muy alto.

Como lo manifestó el Presidente ayer, estamos encaminados para completar nuestra misión el 31 de agosto siempre y cuando los talibanes sigan cooperando y no haya perturbaciones a este esfuerzo. El Presidente también ha pedido que se definan planes de contingencia en caso de que determine que debemos permanecer en el país luego de esa fecha. Pero quisiera ser muy claro sobre esto: no hay plazos para nuestra tarea de ayudar a todos los ciudadanos estadounidenses que queden y decidan que desean irse, así como a los numerosos afganos que nos han acompañado en todos estos años y que tienen intención de irse y no han podido hacerlo. El esfuerzo seguirá en curso cada día después del 31 de agosto.

Los talibanes han asumido compromisos públicos y privados de facilitar y permitir el tránsito seguro de los estadounidenses, los ciudadanos de terceros países y los afganos en riesgo con posterioridad al 31 de agosto. Estados Unidos, nuestros aliados y socios y más de la mitad de los países del mundo –114 en total– emitieron una declaración en la cual dejaron en claro a los talibanes que tienen la responsabilidad de cumplir ese compromiso y asegurar el tránsito seguro a todos aquellos que quieran irse del país, no solo durante nuestra misión de evacuación y reubicación, sino todos los días en lo sucesivo.

Y estamos formulando planes detallados acerca de cómo podemos seguir brindando apoyo consular y facilitando la salida de quienes deseen irse después del 31 de agosto. Nuestra expectativa, y la expectativa de la comunidad internacional, es que las personas que quieran irse de Afganistán después de que se vayan los militares estadounidenses, puedan efectivamente hacerlo. Juntos haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que se cumpla esa expectativa.

Quisiera cerrar con una observación en el plano diplomático. En total, más de una veintena de países de cuatro continentes están colaborando con el esfuerzo para el tránsito, el albergue temporario o el reasentamiento de aquellos a quienes estamos evacuando. Eso no ocurrió porque sí. Es el resultado de una acción diplomática intensa orientada a asegurar, precisar e implementar los acuerdos de tránsito y los compromisos sobre reasentamiento. Estamos sumamente agradecidos con esos países por su generosa ayuda.

Este es uno de los mayores puentes aéreos de la historia; una acción militar, diplomática, humanitaria y de seguridad masiva. Es una prueba del liderazgo de EE. UU. y de la fortaleza de nuestras alianzas y lazos de asociación. En lo sucesivo, vamos a apoyarnos en esa fortaleza e incrementarla, mientras trabajamos con nuestros aliados y socios para definir un enfoque diplomático unificado respecto de Afganistán. Eso es lo que destacó el Presidente en la reunión de líderes del G7 sobre Afganistán que tuvo lugar ayer y es un punto que yo y otros funcionarios de alto rango del Departamento de Estado hemos planteado en nuestras comunicaciones constantes con aliados y socios en los últimos días, para cerciorarnos de que estemos compaginados y unidos a medida que seguimos adelante, no solo en lo que respecta a la misión inmediata, sino también a lo que ocurra después del 31 de agosto en términos de combate al terrorismo, asistencia humanitaria y nuestras expectativas sobre un futuro gobierno afgano. Esa intensa labor diplomática está en curso en este preciso momento y continuará en los próximos días y semanas.

He hablado mucho sobre números esta tarde, pero aun cuando nos enfocamos con precisión en esta misión, sabemos que se trata de personas reales, y que muchas están atemorizadas o incluso desesperadas. He visto las imágenes, he leído las historias, he escuchados las voces, y mucho de eso ha sido difundido por ustedes y sus colegas con valentía. Como muchos de ustedes, leí el informe del traductor afgano cuya hija de dos años murió en una avalancha el sábado mientras esperaba frente al aeropuerto. Yo mismo tengo dos hijos pequeños. Leer esa historia y también otras ha sido un golpe muy fuerte.

Todos en el Departamento de Estado y en las demás instituciones del Gobierno de EE. UU. lo sentimos así. Sabemos que en estos días tan delicados hay vidas y futuros en juego, incluidos los de nuestros conciudadanos. Y por eso todos en nuestro equipo están completamente entregados a este esfuerzo. Muchas gracias, y ahora voy a responder a las preguntas que tengan.