Este documento es la respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia a la publicación de la OTAN "Los 5 principales mitos rusos deconstruidos por la OTAN".
MITO: Rusia no está interesada en dialogar con la OTAN
Desmentido: Rusia no ha hecho nada para empeorar las relaciones con la OTAN. La culpa por su degradación recae plenamente sobre la Alianza. Y es precisamente la OTAN la que debe adelantar la iniciativa de restablecerlas y buscar las vías para salir de la actual situación tensa.
En 2014, por iniciativa de la Alianza fue suspendida la cooperación práctica con Rusia en los ámbitos civil y militar. En 2016, cuando los dirigentes de la OTAN propusieron convocar una reunión del Consejo Rusia-OTAN, lo aceptamos. Hasta julio de 2019 se celebraron diez reuniones del Consejo. Los representantes rusos participaron en forma activa y tangible en el intercambio de ruedas informativas sobre maniobras militares, los debates sobre la situación en Afganistán y la crisis en torno al Tratado INF. Paralelamente, los dirigentes de la OTAN se esmeraban por imponernos la discusión sobre los sucesos en Ucrania con los que la Alianza no tiene nada que ver.
Planteamos la necesidad de discutir problemas realmente acuciantes y concernientes al Consejo Rusia-OTAN, ante todo, el relajamiento de la tirantez militar. Promovimos propuestas concretas al respecto. En la reunión del Consejo celebrada el 31 de mayo de 2018 propusimos reanudar el diálogo entre los militares para discutir cuestiones que suscitaban preocupación; adoptar en pie de reciprocidad medidas encaminadas a disminuir el nivel de los movimientos militares a lo largo de la línea divisoria entre Rusia y la OTAN (zonas de los mares Báltico y Negro, el Ártico); perfeccionar el mecanismo de prevención de las peligrosas actividades militares e incidentes en el espacio aéreo y los mares, ante todo, en las zonas de los mares Báltico y Negro.
El Jefe del Estado Mayor General de las FF.AA. de Rusia, Valeri Guerásimov, al reunirse el 10 de julio de 2019 en Bakú con el Jefe Supremo de las Fuerzas de la OTAN en Europa, Tod Wolters, propuso varias medidas adicional para relajar la tirantez en Europa: alejar las áreas de maniobras militares de la línea divisoria entre Rusia y la OTAN; prevenir los incidentes en mar y aire en la zona del mar Báltico colocando transpondedores en los aviones de guerra; establecer una distancia mínimo admisible para el acercamiento mutuo de aviones y buques, así continuar informando recíprocamente sobre los ejercicios militares e invitando a observadores a los mismos.
En febrero de 2020, al reunirse con el Secretario General de la Alianza, Jens Stoltenberg, en los márgenes de la Conferencia de Múnich sobre Seguridad Internacional, el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, exhortó a la OTAN a dar respuestas a nuestras propuestas para relajar la tirantez, lo que permitiría discutirlas durante la reunión del Consejo Rusia-OTAN, pero no recibimos respuesta alguna.
El 8 de mayo de 2020, Serguéi Lavrov remitió una misiva al Secretario General de la Alianza proponiendo rebajar la intensidad de las maniobras militares y mostrar moderación en las zonas de contacto Rusia-OTAN para el periodo que dure la pandemia del COVID-19. El canciller confirmó la actualidad de las propuestas remitidas anteriormente a la OTAN.
Después de que EEUU desnaturalizara coherentemente el Tratado INF con pleno apoyo de los aliados, Rusia adoptó varias medidas unilaterales para garantizar predictibilidad y moderación en el ámbito de los misiles, así como adelantó la iniciativa de extender estas medidas en pie de reciprocidad con la participación de los países de la OTAN. En particular, propusimos a los miembros de la Alianza seguir el ejemplo constructivo de Rusia y decretar una moratoria reciproca sobre el despliegue en Europa de cualesquiera misiles de alcance medio o más corto con cualesquiera ojivas, así como acordar con nosotros las medidas de verificación.
Pero, en vez de un entramado de medidas para relajar la tirantez, la OTAN propuso limitares a modernizar el Documento de Viena de 2011. Respecto al uso de transpondedores durante los vuelos de los aviones de guerra sobre la zona del mar Báltico, la OTAN tan solo subrayó la necesidad de cumplir las recomendaciones del Grupo de Proyecto relativas al mar Báltico bajo los auspicios de la ICAO, convocado de acuerdo con la iniciativa de Sauli Niinistö. Importa precisar que Rusia cumple estas recomendaciones, mientras los cazas de la OTAN invariable- y ostensiblemente alzan el vuelo cuando aparecen aviones rusos, lo que va acompañado de un alboroto propagandístico. La Alianza no se mostró dispuesta a desarrollar una labor conjunta para conciliar las distancias de seguridad al acercarse recíprocamente los aviones y buques, alegando a los convenios bilaterales entre Rusia y varios países de la OTAN sobre la prevención de incidentes en alta mar y en el espacio aéreo por encima de ella. Pero tales convenios no están suscritos con todos los miembros de la OTAN, ni mucho menos.
Bajo pretextos inventados fueron rechazadas también las iniciativas rusas en materia de “post-Tratado INF”: la renuencia de EEUU a limitar sus capacidades de proyección de la fuerza cerca de nuestras fronteras y generación de nuevos riesgos directos para la seguridad de Rusia se encubre con las infundadas acusaciones de que, supuestamente, ya desplegamos los misiles anteriormente prohibidos a tenor del Tratado INF. En reiteradas ocasiones desmentimos estas reclamaciones falsas aduciendo hechos convincentes.
El acceso de nuestros diplomáticos a la sede de la Alianza y los contactos con la Secretaría Internacional se redujeron al mínimo. Después de 2014, la OTAN redujo a título unilateral el número de empleados de nuestra misión diplomática en Bruselas en 2015, 2018 y en octubre de 2021, cuando nos informaron sobre la decisión de anular la acreditación a 8 empleados de la misión diplomática acusándoles falsamente de espionaje y reducir el personal hasta 10 empleados. Disponiendo de este personal es imposible garantizar un funcionamiento normal de la misión. Jens Stoltenberg reconoció que esta medida no guarda relación con algún acontecimiento concreto sino se adoptó en función de los datos proporcionados por los servicios secretos.
Se impone este interrogante: ¿Quiénes están interesados en el diálogo y quiénes se emplearon a fondo para interrumpirlo?
MITO: Rusia desestabiliza la situación en el Euroatlántico
Desmentido: Estamos interesados en mantener una estable arquitectura de seguridad en Europa y en el Euroatlántico basada en los acuerdos internacionales y la Carta de la ONU. Pero en los últimos años, Washington, con el consentimiento tácito de los aliados de la OTAN ha venido destruyendo los mecanismos legales internacionales que funcionaban correctamente.
El ejemplo más fehaciente es la crisis en torno al Tratado INF. En agosto de 2019, tan solo pasadas dos semanas después de que EEUU abandonara el Tratado, este país ensayó ostensiblemente el misil de crucero de alcance medio de la serie Tomahawk prohibido anteriormente a tenor del Tratado INF. Es de señalar que el lanzamiento realizado desde la versión terrestre del lanzador Mk-41 corroboró plenamente lo fundamentadas que eran las reclamaciones rusas a los componentes de la infraestructura estratégica de EEUU-OTAN Aegis Ashore que durante muchos años expresamos a EEUU en el contexto del Tratado INF, sin que hubiera reacción constructiva alguna por su parte.
EEUU desarrolla enérgicos trabajos I+D y realiza ensayos de una amplia gama de otros sistemas de misiles de alcance medio y más corto con base en tierra. Simultáneamente, los militares estadounidenses plantean la necesidad de proceder cuanto antes a su despliegue en Europa y Asia-Pacífico. Esto muestra palmariamente que la retirada de EEUU del Tratado INF se debía a la aspiración de Washington a deshacerse de las limitaciones sobre el desarrollo de los arsenales destinados para presionar sobre los países que esta capital cataloga entre los “rivales” y “probables adversarios” y no a las míticas “violaciones” del Tratado INF por parte de Rusia.
A su vez, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, promovió iniciativas concretas encaminadas a estabilizar la situación en condiciones de pérdida de vigencia del Tratado INF que los países de la OTAN continúan problematizando y estorbando expresamente.
MITO: La OTAN es una alianza defensiva cuya ampliación no amenaza a Rusia
Desmentido: Toda la defensa colectiva de la OTAN se centra en el “flanco oriental”. Por lo visto, la Alianza no tiene otros problemas. El terrorismo, las amenazas a la seguridad provenientes desde otras regiones no tienen tanta importancia como el peligro que, supuestamente, proviene de Rusia.
Una ampliación incontrolada de la Alianza y la absorción de cada vez nuevos territorios van acompañadas del despliegue de la infraestructura militar en nuevas zonas que se utiliza para reforzar militarmente la retórica confrontacionista de la OTAN y eventualmente podría ser aprovechada para trasladar, entre otros, el material de guerra pesado y a los militares de los países miembros las fronteras de nuestro país. En los países de la Europa del Este miembros de la OTAN se construyen polígonos y almacenes para el material de guerra pesado. Se crean las condiciones para la presencia militar extranjera en el territorio de dichos Estados, lo que, a fin de cuentas, está a punto de infringir si no la letra, pero sí el espíritu del Acta Fundacional Rusia-OTAN de 1997.
La OTAN practica las denominadas comparticiones nucleares (nuclear sharing) que contravienen las cláusulas del Tratado sobre la No Proliferación Nuclear (TNP). En Europa están emplazadas más de 200 instalaciones militares de EEUU y la OTAN. Una parte considerable de estas instalaciones se encuentra en Europa Central y del Este, las zonas de los mares Báltico y Negro. Esperan su turno los países bálticos. En este contexto, la OTAN le niega a Rusia el derecho a adoptar medidas para garantizar la seguridad nacional incluso en su propio territorio. Todo esto no puede por menos de suscitar nuestra preocupación e inevitablemente nos obliga a adoptar las adecuadas medidas defensivas a título de respuesta.
La ampliación de la Alianza exacerba la tirantez. La OTAN acusa a Rusia de la actividad militar en zonas de contacto. Pero estas zonas surgieron precisamente a raíz de la ampliación de la OTAN.
MITO: Rusia provoca la escalada de tensiones en la frontera con Ucrania
Desmentido: La actuación de Rusia tiene un carácter meramente defensivo. Últimamente, la OTAN incrementa sustancialmente su presencia militar en la zona del mar Negro. Se han hecho más frecuentes las travesías de buques de guerra con misiles a bordo, los vuelos de la aviación estratégica de EEUU, se desarrollan maniobras militares de envergadura, incluyendo los no previstos inicialmente. De hecho, cada semana, nuestros equipos de control objetivo localizan más de 50 aviones espía y drones que vuelan a lo largo de nuestras fronteras.
La OTAN coherentemente no somete a prueba de solidez destinando buques y aviones de guerra a las inmediaciones de nuestras fronteras, obligando a Rusia a reaccionar. Procede recalcar que nuestras medidas de respuesta son adecuadas, proporcionales y moderadas.
La Alianza nos acusa de incrementar la presencia militar en Ucrania, refiriéndose a la República de Crimea. Recordamos que Crimea es parte constitutiva de la Federación de Rusia y nuestras FF.AA. están acantonadas allí legalmente. Además, históricamente, en Crimea estaba desplegada no sólo la Flota del mar Negro, sino también unidades de marines, de defensa costera, otros componentes del Ejército de Tierra, así como aviación.
MITO: La presencia de la OTAN contribuye a la seguridad regional
Desmentido: Es una fantasía. Baste recordar las consecuencias de los bombardeos de Yugoslavia por la aviación de la OTAN, la destrucción de la institucionalidad de Libia. El ejemplo más reciente es Afganistán. La permanencia de los contingentes de la OTAN en este país y su posterior desbandada no alcanzaron ninguno de los objetivos planteados. La situación ni hizo más que agravarse.
Hoy, la Alianza de nuevo intenta rebasar los marcos de su tradicional zona de responsabilidad, extender su mundivisión a nuevas zonas e involucra en estos designios a sus socios. La OTAN siempre ofrece “mantener amistad contra alguien”. Correspondientemente, esta nueva oleada de expansión geográfica de la esfera de los intereses de la OTAN a Asia-Pacífico tiene un marcado carácter confrontacionista. De un espacio de cooperación la Alianza intenta transformar esta parte del mundo en zona de una intensa competencia geopolítica.
El hecho de anunciar la OTAN el ciberespacio y el espacio ultraterrestre sus entornos operativos, incluyendo en relación con el Artículo 5 del Tratado de Washington, socava los esfuerzos internacionales para diseñar mecanismos jurídicos vinculantes con tal de impedir el empleo de estos entornos con fines militares.
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