El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, confirmó el 10 de marzo que el hospital materno-infantil de la ciudad ucraniana de Mariupol no estaba en servicio cuando fue bombardeado por las fuerzas rusas.
En cambio, esa instalación estaba ocupada por el Regimiento Azov, unidad militar ucraniana conformada y dirigida por elementos neonazis, los cuales habían expulsado de allí a los pacientes y el personal. Las cifras divulgadas sobre víctimas civiles son una grosera desinformación.
Aunque la gran prensa occidental no lo dice, el escándalo alrededor del bombardeo del hospital materno-infantil de Mariupol pone nuevamente en entredicho la credibilidad del gobierno de Kiev ya que 3 días antes del bombardeo Rusia había informado a la ONU que esa instalación especializada de salud había sido ocupada por el Regimiento Azov y que los civiles habían sido expulsados por los neonazis.
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