El gigante ruso Gazprom, la compañía más grande del mundo en materia de extracción y ‎de comercialización de gas, detuvo todas sus actividades en Alemania el 1º de abril de 2022. ‎

Antes de la intervención rusa en Ucrania, Gazprom operaba el gasoducto Nord Stream, ‎se ocupaba de la construcción de otro gasoducto, el Nord Stream 2, y garantizaba a Alemania al menos ‎dos terceras partes del gas utilizado en ese país, principalmente en la industria automovilística. ‎

Cuando los “straussianos” –los discípulos del filósofo Leo Strauss, ‎sólidamente implantados en Washington– iniciaron sus acciones contra la Unión Europea, ‎presentándolas engañosamente como «sanciones contra Rusia», Moscú exigió a los países ‎‎“sancionadores” que pagaran el gas ruso en rublos, condición rechazada por las empresas ‎europeas, las cuales alegan que los contratos se habían pactado en euros. ‎

En respuesta, Gazprom vendió a bajo precio su filial alemana, responsable de dichos contratos. ‎Al recibir únicamente euros, dicha filial, incapaz de pagar a Gazprom en rublos, se encuentra ‎ahora al borde de la quiebra. ‎

Las empresas francesas, también se han negado a pagar en rublos, pero el gobierno francés ‎decidió protegerlas ordenando a los bancos franceses a través de los cuales se realizan las ‎transacciones que se encarguen también de convertir los euros en rublos.‎

Alemania tiene almacenados actualmente 3 900 millones de metros cúbicos de gas. Pero, a falta de ‎una solución que desbloquee rápidamente la situación, la industria automovilística alemana podría ‎verse paralizada, con gravísimas consecuencias para la economía nacional. ‎