El Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSB) desclasificó y publicó en internet una serie de ‎‎actas de interrogatorios realizados a colaboradores letones de los nazis.‎

Estas revelaciones tienen lugar en momentos en que los crímenes de los banderistas que ‎colaboraron con la ocupación nazi en Ucrania durante la Segunda Guerra Mundial siguen siendo ‎ignorados en ese país, como también son prácticamente ignorados en Letonia los crímenes de los ‎colaboradores letones de los nazis. ‎

Esos documentos demuestran que las masacres masivas contra judíos y romaníes ‎comenzaron en Letonia mucho antes de la conferencia de Wansee –realizada el 20 de enero ‎de 1942–, donde se dio oficialmente luz verde a la aplicación de la «solución final»‎ a esas poblaciones. ‎

Los documentos desclasificados por el FSB también demuestran que las masacres perpetradas ‎contra judíos y opositores políticos fueron de proporciones muy superiores a lo que generalmente ‎se admite y que hasta los dirigentes nazis se quedaron sorprendidos ante la crueldad de sus ‎colaboradores letones. ‎

En diciembre de 1941, fueron exterminados los 30 000 judíos del ghetto de Riga.

El ‎‎Sonderkommando Arajs, la unidad de colaboradores letones a cargo del campo de ‎concentración de Salaspils, ejecutó 30 000 prisioneros. ‎Esa unidad creó una «fábrica de sangre» donde a los prisioneros se les extraía sangre cada ‎‎2 días –hasta que morían– para cubrir las necesidades del ejército hitleriano. ‎

Durante la Segunda Guerra Mundial, 46 000 civiles –entre ellos 12 000 judíos– fueron ‎trasladados a Letonia, desde Austria, Alemania y Checoslovaquia, para ser asesinados en el bosque ‎de Biķernieki. ‎

En la actual Bielorrusia, los colaboradores letones de los nazis exterminaron al menos 105 000 ‎personas de las 120 000 que fueron masacradas en el guetto de Minsk. ‎

Los documentos desclasificados revelan también que el Ejército Rojo encontró en Letonia fosas ‎comunes que contenían más de 300 000 cuerpos. ‎

El parlamento de Letonia acaba de votar una ley que ordena desmantelar, antes del 15 de ‎noviembre de este año, todos los monumentos al Ejército Rojo y el gobierno letón ‎constantemente rinde homenaje a los colaboradores de la ocupación nazi en Letonia y en Ucrania. ‎