La administración Biden no pudo declarar a Rusia “Estado agresor”, como planeaba hacerlo ‎durante la visita del presidente ucraniano Volodimir Zelenski en Washington. ‎

Zelenski llegó a Washington el 21 de diciembre, entre otras cosas para presentar, desde ‎Estados Unidos, su “plan de paz” de 10 puntos, correspondiente al documento denominado “Kyiv Security Compact”, un texto representativo de la línea dura de Occidente frente a Rusia, ‎redactado por el ex secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen [1].‎

El viaje de Zelenski a Washington fue coordinado por el director de la oficina del presidente ‎ucraniano Andrii Yermak, quien fue consejero jurídico de Zelenski en sus tiempos de actor cómico.‎

Por su parte, el presidente estadounidense Joe Biden anunció la asignación a Ucrania de otra ‎ayuda adicional ascendente a 1 850 millones de dólares y el envío a Kiev de una batería de misiles ‎antiaéreos Patriot. ‎

La administración Biden tenía en sus planes aprovechar la presencia del presidente Zelenski en ‎Washington para declarar a Rusia “Estado agresor” pero el secretario de Estado, Antony Blinken, ‎no logró convencer al Congreso para dar ese paso, que habría sido la última etapa jurídica antes ‎de una eventual declaración de guerra de Estados Unidos contra Rusia.‎

Al intervenir en Ucrania, Rusia asumió la aplicación de la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de ‎la ONU para poner fin a la guerra civil de Kiev contra la población del Donbass y desnazificar ‎el país. ‎

En Moscú, el presidente ruso Vladimir Putin anunció que los efectivos asignados a la operación ‎militar especial en Ucrania se elevarán a 1 150 000 hombres. El ministro de Defensa, general ‎Serguei Choigu, aseguró por su parte que el arsenal militar de la Federación Rusa está intacto y ‎listo para asumir cualquier tarea. ‎

En este momento, el conflicto en Ucrania tiene que ver principalmente con las capacidades ‎industriales de los dos bandos –Occidente y Rusia. Los Estados miembros de la OTAN han ‎agotado sus arsenales y tienen dificultades para producir más armamento, mientras que ‎Rusia no ha alcanzado el punto crítico en cuanto a sus reservas y está invirtiendo en su industria ‎militar. ‎

[1The Kyiv Security ‎Compact”, Voltaire Network, 13 de septiembre de 2022.